La comunidad judía de San Luis recordó a las víctimas de la AMIA

Pasaron 20 años de vacío y dolor sin respuesta. El 18 de julio de 1994, a las 9.53, un coche bomba estalló en el edificio de la  Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Buenos Aires, y dejó 85 muertos y 300 heridos. Con el recuerdo vivo de aquella fría mañana invernal, la comunidad israelita de la provincia rindió homenaje y renovó el pedido de justicia con una ceremonia frente a la iglesia Catedral, en la que participó el obispo Pedro Daniel Martínez. Las sirenas de los Bomberos Voluntarios de San Luis anunciaron el inicio del acto en el horario exacto en el que estalló la bomba. Luego se llamó a un minuto de silencio y se nombró a cada uno de los asesinados en el acto terrorista. “De repente, negro, humo, frío, gritos, sirenas, dolor, muerte, llantos, destrucción, confusión, y más dolor. ¿Hasta cuándo?”, manifestaron.

“Ningún gobierno, desde Menem a la actualidad, ha querido resolver la causa porque esconden la conexión argentina", Gustavo Wolansky.

La presidente de la Sociedad Israelita de San Luis, Alejandra Sepiurka, afirmó que “en estos 20 años se han dicho y escrito muchas palabras, pero aún no se conoce, o no se quiere conocer la verdad”, y que en definitiva “el atentado sigue impune”. Recordó que en 1894 un grupo de inmigrantes judíos llegó al país “escapando del hambre y las persecuciones raciales de Europa” y fundaron la AMIA. “La organización se diversificó con esfuerzo hacia la tarea social, educativa, cultural, pero todo esto estalló el 18 de julio de 1994. Lo dramático es que no era la primera vez; no actuaron, creyeron que era para un país extranjero. Los errores se pagan caros con los terroristas”, afirmó. De ese modo, Sepiurka aludió al atentado en la embajada de Israel, el 17 de marzo de 1992: un furgón cargado con explosivos hizo volar el edificio y dejó 29 muertos y 242 heridos. “El terrorismo fundamentalista mostraba así su desprecio por la vida y anticipaba que años más tarde enlutaría al mundo entero con el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, la estación Atocha en Madrid, luego Londres y Bombay, entre otros muchos”.

La presidente de la comunidad judía sanluiseña subrayó también que, a juzgar por la falta de avances en la causa judicial, “el objetivo final era que todo termine en el más triste de los olvidos”, y que eso no se cumplió “por el ejercicio de la memoria y el permanente reclamo de justicia que sigue más vigente que nunca”. Al ser consultada por El Diario acerca del memorándum con Irán que el gobierno de Cristina Kirchner firmó con la idea de crear una comisión y avanzar en la investigación, Sepiurka declaró: “La comunidad ha estado en contra, no apoyó esa postura. Siempre se dijo que no íbamos a llegar a ninguna solución del tema y así efectivamente sucedió. El memorándum dejó de tener vigencia, por lo que la DAIA está trabajando en una presentación para lograr el enjuiciamiento en ausencia, no es fácil, va a ser un camino largo, pero pasaron 20 años y seguimos”. Además, se refirió a la expectativa de encontrar funcionarios que prioricen la vida “por encima de los intereses políticos y personales”, que entiendan que “hay cosas con las que no se puede jugar”.

El cuestionamiento para la clase política también fue expresado por Gustavo Wolansky, secretario de la Sociedad Israelita, quien dijo que “la sensación es que no se quiere resolver el tema”, y que al parecer hay compromisos políticos que atravesaron a todos los gobiernos desde Carlos Menem hasta la actualidad, que no dejan avanzar la causa. “No quieren resolverlo porque hay que esconder la conexión argentina. Lamentablemente la justicia nacional para simular que actuaba enjuició, encarceló y liberó a un `perejil´, Carlos Telleldín, que es un vendedor de autos. Pudo haber tenido complicidad, pero esencialmente era un vendedor de autos. Los verdaderos ejecutores de esta masacre que mató a 85 argentinos, los que la pensaron y la diseñaron, están libres”.

David Bentolila, referente de la colectividad israelita sanluiseña, remarcó que el ataque que sufrió la mutual judía no es un tema sólo de la comunidad, sino que es una causa de todos los argentinos. Dijo que “se vive con tristeza el desencanto de la justicia no lograda” y disparó contra el gobierno nacional al señalar que “hay una cuestión política detrás del hecho que no deja avanzar la investigación para llegar a la verdad”. Y señaló que “cuando se evade a la justicia ésta nunca llega”, y que esto es lo que ha pasado en el país.

Dos credos, un mismo dolor

Como muestra de entendimiento y compañía, el obispo Martínez expresó un responso por el eterno descanso de las almas de los fallecidos. “Ten piedad, Señor, ten piedad de nosotros, porque estamos hartos de desprecios, nuestra alma está saturada de la burla de los arrogantes, del desprecio de los orgullosos. Que las almas de los difuntos descansen en paz y brille para ellos la luz que no tiene fin”, rezó.

Raúl Anidjar, representante religioso judío, manifestó un Kadish para santificar a las víctimas, y aclaró que la mayoría eran argentinos. “20 años, 7.300 días de impunidad”, dijo. Luego leyó en hebreo y en castellano: “Dios es mi pastor y nada me faltará. En los verdes prados me hará acampar, por tranquilas aguas me conducirá, mi alma inquieta reconfortará y por los senderos de la justicia me guiará".