Uno de cada veinte locales de comida ofrece menú para celíacos

Ya no como afuera, al principio nos juntábamos y lo primero era ver si en algún lugar tenían algo apto para celíacos, pero después me resigné y decidí que lo mejor era cenar en casa", contó Natalia, a quien desde que le diagnosticaron la enfermedad, hace cinco años, tuvo que aprender a consumir y cocinar sus propios alimentos. Para quienes tienen intolerancia al TACC (trigo, avena, cebada y centeno) encontrar un local de comidas aptas se les hace difícil y no es para menos, ya que en el conteo que hizo El Diario de La República en la ciudad, al menos por cada veinte comercios del rubro hay aproximadamente un solo sitio que cumple con la demanda gastronómica. 

Entre los comerciantes que se dedican a ofrecer productos frescos y platos calientes, que se adaptan a la dieta sin gluten, se cuentan: una panchería sobre la avenida Illia, un comercio de comidas saludables en la avenida Presidente Perón y una rotisería ubicada en Caseros. 
La presidenta de la sede local de la Asociación Celíaca Argentina (ACA), Karina Alcobe, afirmó: “Algunos te dicen que sí hacen un menú apto, pero vienen y te dan pollo o ensalada. Si ofrecen, tiene que ser algo elaborado, que suplante la oferta tradicional y que realmente la gente pueda pagar. Pueden ser pastas, pero no un churrasco o un filet, que los comes en cualquier lado”.
En el caso de los restaurantes y comercios que no se dedican especialmente a la gastronomía para celíacos, la manipulación de las harinas de arroz, mandioca o maíz, las cuales no poseen TACC,  debe hacerse de manera separada. Para evitar la contaminación, ni los elementos de cocina, ni los recipientes de guardado tienen que mezclarse en caso de que en la misma instalación se usen productos con gluten. La mejor solución para Karina es que los gastronómicos tercericen el servicio y a parte de su menú habitual, puedan llevar a la mesa un plato sellado si uno de los comensales tiene celiaquía. "Estamos trabajando con los empresarios gastronómicos y un concejal, en un proyecto de ordenanza para que los restaurantes ofrezcan un menú apto", dijo. 

La intolerancia al glutén, con más o menos daño al intestino, implica seguir de por vida una dieta sin trigo, avena, cebada y centeno.

La oferta
El reemplazo de los panificados representa uno de los mayores retos para un paciente al que se le diagnostica celiaquía. Natalia, quien tiene 29 años, señaló que “mientras más grande sos es peor, porque tenés que acostumbrarte a la textura y el sabor de otras masas que no habías probado nunca”. 
La oferta se amplió con el Programa Nuevas Empresas, de él salió "El Farolito", en Caseros N°737. Su dueña, Laura Rodríguez, indicó que tiene una gran demanda de facturas y panes. "También vendemos harinas sueltas. La mitad de nuestros clientes no son celíacos, consumen porque les gusta o les parece en precio", contó. Los nutricionistas señalaron que la dieta argentina es, por tradición, rica en carbohidratos. En promedio, un adulto consume alrededor de setenta kilos de pan por año.
Otras jóvenes emprendedoras son las chicas de "Saibo Comidas Saludables", sobre avenida Presidente Perón al 2270. Allí Paola Cortez Sosa, una de las propietarias, manifestó que los costos no son excesivos para las comidas más pedidas, es el caso de la pizza común (a $50), la docena de empanadas ($60) o la porción de ñoquis ($30).