Chocó, huyó, lo atraparon y volvió a escapar

Pese a estar ebrio, Jonathan Quiroga se fugó dos veces. Primero huyó de los dueños de los autos que acababa de chocar en una esquina de la capital puntana, y minutos más tarde se les escapó de las manos a los policías que habían logrado detenerlo en un sector de Juana Koslay. Pero el mérito no fue suyo, porque fueron sus familiares los que atacaron a los efectivos que lo habían reducido para que pudiera salir corriendo.

Según relató el oficial principal Pablo Irusta, todo comenzó en la esquina de calles Centenario y Riobamba, cuando Quiroga embistió dos autos estacionados con el Ford Falcon que manejaba. Lejos de detenerse a ver qué había hecho, el conductor siguió de largo y los dueños de los vehículos dañados salieron tras él.

Kilómetros más adelante, en un tramo de la calle Los Zorzales de Juana Koslay, un patrullero que había sido alertado a través del 911 divisó al vehículo de Quiroga y lo detuvo. “Fue unos 200 metros antes de llegar a la avenida Pancha Hernández. Ahí nos dimos cuenta de que era Quiroga, alias ‘el Kiwi’, un joven muy conocido en el ambiente policial”, contó Irusta.

La Policía no tuvo problema en reducir al joven, que tiene 20 años, pero pronto surgió otra situación. “Comenzaron a llegar familiares de este chico, que viven a unas dos cuadras. Primero fue la madre, que no tuvo problemas con el procedimiento, pero luego llegó su padre y algunos hermanos, que comenzaron a insultar y agredir al personal policial”, detalló la fuente.

Unas diez personas “empezaron a arrojar piedras y golpear mis compañeros. Rompieron la luneta trasera de un móvil del Comando Radioeléctrico y le provocaron un corte en la oreja al chofer de un patrullero de la Comisaría 5ª”, relató Irusta. El autor de esa lesión fue José Quiroga, de 47 años, padre de ‘el Kiwi’, que terminó detenido junto a Horacio Duvoi, de 24, un hermanastro de Jonathan.

Irusta destacó el accionar de los oficiales del Comando Radioeléctrico, ya “que las patrullas llegaron al instante al lugar del incidente para prestar refuerzos y ayudar con eficacia en el conflicto”.

A la fuerza, el joven de 20 años logró huir nuevamente, pero sus familiares terminaron en una celda acusados de “Atentado y resistencia a la autoridad – Daños a bienes del Estado provincial - Lesiones y amenazas”.