La noche en “Fetiche” ofrece tres escenarios para la diversión. Cada una de las pistas tiene su propia personalidad, una marca que la hace distinta y que permite recorrer una variedad de estilos de acuerdo a los intereses de cada asistente.
La novedad del miércoles en víspera de feriado fue la inauguración del Espacio Rouge, un salón coquetamente decorado que tuvo una cargada barra de tragos, algunas mesas a los costados y una pantalla donde se proyectaron imágenes ideales para acompañar el baile.
Ese salón fue durante la noche una de las sensaciones de un lugar que ya se convirtió en la opción más divertida de mitad de semana en San Luis. Los que llegaron después de las tres de la mañana no consiguieron lugar en la extensa playa de estacionamiento interior de Los Cedros, por lo que en la tranquila ruta de ingreso se vieron varios metros de autos.
Universitarios, profesionales y algunos actores destacados de la sociedad puntana estuvieron en la noche de la inauguración que se extendió hasta entrada la madrugada. Cientos de personas animaron una fiesta que tuvo todos los condimentos necesarios para iniciar el fin de semana largo.
A la una y media, cuando la noche comenzaba en el pueblo cultural de Estancia Grande, había sólo un puñado de entusiastas que intercambiaban cervezas y fernet con charlas amenas; más el final de la transmisión de un programa de radio que se emite en vivo y al aire libre. Unas tres horas después, el lugar se llenó de gente atraída por la novedad de la apertura del salón y de una reunión que se estableció con fuerza en la noche puntana.
En el Espacio Rouge hubo una barra bien atendida y mucha música nacional de los '80, con una tendencia repetida a los hits de Miguel Mateos. Pero también se escucharon algunas sorpresas como “Nos siguen pegando abajo” y “Vía México”, un clásico de "Suéter", más viejos hits bolicheros como “Marina”.
Más íntimo si se quiere, el concepto de “noche electrónica” mantuvo su status en la otra pista, instalada en el restaurante donde habitualmente funciona “Fetiche”. El miércoles, el salón cambió la música en vivo que suele escucharse los fines de semana y el menú de la cocina por un dj que ocupó el escenario.
Desde el lugar de privilegio, el encargado de las bandejas puso a bailar a quienes prefirieron el tecno de “Get lucky” y ritmos más cercanos al house. Lo más llamativo de la pista rave fue la iluminación, que daba un efecto de lluvia de nieve en medio de la oscuridad.
La otra pista –que el miércoles estuvo llena durante casi toda la noche- tuvo varios atractivos que empezaron con las luces multicolores, una selección musical bien rockera con “Rolling Stones” como punta de lanza y algunas visitas a ritmos más bailables, amplios sillones para conversar y la atención personalizada en la barra del mismísimo Alberto Rodríguez Saá.
Como si los tres ambientes no fueras suficientes, los amplios pasillos que los conectan también estuvieron atestados de gente que iba del rock a la electrónica y de allí a la novedad de Rouge. Los más acalorados en la apacible noche de Estancia Grande prefirieron salir un rato al patio y mirar las estrellas que de a poco desaparecieron para darle lugar al celeste del cielo.
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