Era algo que Marco Guillermo Moreno se veía venir. Desde un primer momento, cuando apenas asumió su representación, su abogado Julio Fernández Triches le dejó en claro que, a los ojos de los investigadores, él era sospechoso de los asesinatos de su abuelo Eduardo y su hermano Carlos. En los cuatro meses de investigación venideros, los testimonios de vecinos y hasta de un tío dieron cuenta de que entre el joven de 23 años y las víctimas la relación era pésima y que las peleas, a veces con cuchillo de por medio, eran siempre por plata. La hipótesis alcanzó todavía más peso con la aparición de un amigo del imputado, quien le aseguró al juez que unas semanas antes de los crímenes Marco lo había buscado para pedirle que lo ayudara a ubicar a un sicario, a alguien para deshacerse de una buena vez del anciano y el adolescente. Esas pruebas, junto a otras que lo situarían en el lugar y hora del doble homicidio, fueron suficientes para que antenoche el magistrado resolviera su procesamiento y prisión preventiva.
La disposición del juez de Instrucción Penal Nº 2, Leandro Estrada, se concretó ayer. Lo procesó por "Doble homicidio calificado por el vínculo y por ser cometido con alevosía".
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