Los riesgos de una entrevista por mail son varios. Uno es la imposibilidad de tener un ida y vuelta ante las respuestas de quien se somete a la requisitoria. De ese intercambio suelen surgir las respuestas más jugosas.
Inhallable telefónicamente, Willy Crook aceptó responder las preguntas por correo electrónico y de esa manera brindar su visión del puntano medio, hacer un repaso por su intensa y extensa carrera musical y recordar a los saxofonistas que iniciaron el rock nacional.
Pero en el medio escribió respuestas delirantes, fuera de contexto y alimentó su fama de muchacho fisura que a los 49 años sigue en una suerte de recorrido narcótico por la música y todas sus consecuencias.
Sin censura ni correcciones, las respuestas del saxofonista, que esta noche se presenta en el Salón Fausto, de Villa Mercedes, a las 23 con “Disparo Funk” y “Cocktail” son las que siguen.
-Volvés a San Luis ¿qué expectativas tenés?
-Razonables expectativas, que todos me traten de usted, en tercera persona, potencial, que los intendentes me den las llaves de su ciudad, los concesionarios las de los autos, los amigos las de sus primas y las primas las de sus corazones, ya ves, modestas como yo mismo.
-¿Con qué formato venís?
-Baterista, abogados, bajista, luchadoras ebrias sobre sardinas, cebador de mate “profesional”
-¿Y por qué esa formación?
-Esta pregunta es insultante, mis abogados se pondrán en contacto con los tuyos, además ya es hora de tomar mate y ver mi deporte favorito.
-¿Qué recordás de aquella tarde en el muelle (Maderos de la Florida), mientras se iba el sol? Cuando tocaste esa vez manejaste un Torino que te prestó un fan.
-Seguramente fue el mejor momento de mi vida, porque no recuerdo absolutamente nada.
-¿Qué fue lo bueno y lo malo de rockear en los 80?
-Las bandas eran mucho más auténticas que ahora, no se parecían a nada más que a ellas mismas, todo era precario, los instrumentos, equipos, sonido, transporte, escenarios, todo. Claro que existía la zona vip donde se accedía a los mejores recursos de la época: Los Abuelos de la Nada y Soda Stereo. Para mí era todo nuevo y formidable, desde tocar con una banda e ir en colectivo a los shows hasta la averiguación de antecedentes, eran solo detalles: era rock.
-Contaste una anécdota divertida sobre Luca Prodan, que a vos te decía “vení al ensayo porque Roberto se está por ir de la banda” y que a Pettinato le decía “guarda que este pibe te quiere sacar el trabajo”. Vos, Petti y el Gonzo Palacios son símbolos del saxo rockero en los 80 ¿no había otros músicos o era más fácil conseguir trabajo con un instrumento que tocaban pocos?
-De hecho éramos los únicos, mas Emilio Villanueva de Memphis y Daniel Melingo, y si éramos pocos.


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