Detonaciones y espasmos con los reyes del ritmo
Una noche batiente y caliente con una docena de músicos de gran nivel que hacen explotar cualquier escenario. La noche de San Luis hizo "booom".
No es baile. No es música electrónica. No es una comparsa. No es afropercusión. Tampoco es percusión solamente. No es rock. No es cumbia. Y es a la vez todo eso. “La bomba de tiempo”, siempre a punto de explotar, detonó en San Luis el viernes a la noche.
Doce músicos que se internan en el lenguaje percutivo y percusivo enamoraron a unos 200 puntanos que, en muchos casos por primera vez, se sumergieron en la experiencia de mover el cuerpo con los reyes del ritmo.
Si hay en la provincia un aluvión rítmico con grupos dedicados exclusivamente a la percusión -como La tambora o Ritual percusión-, la oportunidad de reafirmarlo era en el recital del conjunto de los mamelucos. La respuesta del público fue buena y la previa con “Ritual…” (que tuvo un momento de dirección con su fundador, Nahuel Rivero) demostró el crecimiento de la cuestión tamboril.
Cada recital de “La bomba de tiempo” invita a moverse a un compás impredecible, marcado por el pulso improvisado y tribal. Mencionar al lenguaje en una banda de tambores no es caprichoso: en la noche de Comuna por momentos pareció que los instrumentos hablaron.
Con cambio de director cada tanto, el grupo conformó una noche en la que los espectadores también fueron protagonistas de la música creada en ese momento. La combinación entre banda y espectadores fue energética y cariñosa pero también musical. Las palmas o los gritos del público conformaron una comunión diferente.
Conseguir semejante nivel de improvisación, con ese grado de exactitud y ese sentido del ritmo, solo puede ser posible con músicos de enorme nivel como los que conforman “La bomba…”. Por mencionar algunos, Alejandro Oliva, Mariano “Tiki” Cantero y Andy Inchausti fueron parte de la formación que pasó por San Luis.


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