Alumnas de la escuela Mauricio Daract diseñaron un salero digital

La idea surgió en el taller de microemprendimientos de la escuela "Mauricio Pastor Daract", ubicada en avenida Illia. Con la consigna de pensar un producto verdadero para incorporar en el mercado, un grupo de cuatro chicas de sexto año diseñó un salero electrónico. La fabricación la realizó Sergio Navarro, técnico electromecánico y padre de una de las estudiantes. El proyecto, que ganó la categoría emprendedurismo de la Feria de Ciencia provincial, será presentado en la instancia nacional el 20 de setiembre. Aseguran que el siguiente paso   será patentarlo. 
“Queríamos buscarle una solución a un problema. Yo no suelo comer con mucha  sal porque no me gusta, pero mi papá y mi hermano sí. Pensé entonces que sería genial tener algo que te regule la cantidad que tenés que ponerle a cada comida. Les comenté a mis compañeras de equipo y empezamos a ver si había algún producto a la venta. Así empezó todo”, dijo Agustina Navarro alumna de 6º año del colegio e hija del técnico. 
El proceso previo a la creación del aparato fue de investigación y análisis de datos. Las chicas repartieron una encuesta a 100 personas y entrevistaron a profesionales de la salud. El 70 por ciento de los encuestados  reconoció consumir más sal de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estipula que la dosis justa para consumir en todo el día es de  5 gramos. Lo que equivale a una cucharadita de té. Los entrevistados además, demostraron estar al tanto de las enfermedades que el exceso de sodio provoca. El 100 por ciento afirmó no querer cambiar a productos alternativos. 
“Toda la información que recolectamos  con Sofía, Florencia  y Agustina, mis compañeras de equipo, se la transmitimos a mi papá. Y le planteamos que nuestra idea era que el salero lanzara una dosis de 2 gramos cada vez que fuera utilizado. Si yo lo utilizo en almuerzo y cena, estoy consumiendo 4 gramos al día. Buscamos que el usuario lleve la cuenta de lo que ingiere. No cambiamos el producto, sólo hacemos que tengan más control”, explicó Agustina. 
El salero llevó un tiempo de construcción de 15 días y demandó una inversión que rondó los 5 mil pesos. Los costos fueron financiados en gran parte por la escuela. El aparato está fabricado en plástico y lleva una estructura mecánica/eléctrica. Lo que hace largar la dosis es una rueda que gira impulsada por baterías. 
“Las chicas viajan el 20 de este mes a Iguazú a la Feria de Ciencia Nacional. Si tienen éxito después sigue la internacional. Mientras tanto yo estoy con los trámites para patentar el salero. La idea es sacar un producto puntano para ver cómo anda en el mercado regional y nacional”, expuso Sergio. 
El técnico contó que si todo sale bien, en el futuro no descartan lanzar dos tipos de dosificadores, uno familiar y el otro comercial. 
“En los restoranes los comensales utilizan mucho el salero, lo que el dueño haría sería colocar un aparatito por mesa. El artefacto, que estaría controlado a través de una computadora, identificaría la mesa y dejaría de lanzar sal cuando detectó que superó la dosis permitida. Si el cliente quiere más, tendría que avisar a la caja", afirmó.