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Anciana asesinada: el esperado relato de "La Puki"

Por redacción
| 27 de octubre de 2016
Impávido. "Miguelón" Castro escuchó la entrevista sin inmutarse. Foto: Martín Gómez.

Por primera vez, la familia de Edelia Ortiz de Balbo escuchó ayer, de boca de uno de los implicados, cómo fue el asalto que terminó con la muerte de la anciana el 19 de noviembre del año pasado. “La Puki”, una de las tres personas que entraron al negocio de la comerciante el día del hecho, no estuvo ayer en la sala de la Cámara del Crimen 2 para contarlo, pero exhibieron el video de la entrevista que le hicieron en Cámara Gesell, donde admitió haber participado en el crimen y dio detalles de lo que hicieron ella y sus dos cómplices. Si bien en varios momentos de su relato aseguró estar arrepentida, la soltura con la que describió la violencia que ejercieron sobre la mujer provocó que más de un familiar de la víctima abandonara el recinto.

 


El sonido de la grabación de la entrevista era muy malo, con interferencias, y por momentos se hizo casi imposible tomar nota de los detalles del relato. Las imágenes mostraban a “La Puki”, que al momento del crimen tenía 14 años, sentada frente a una psicóloga del Poder Judicial. “Estoy acá para solucionar todo esto. Estoy bien. Llegué ayer con mis tíos. Vinimos especialmente a esto”, le contestó a la profesional cuando le preguntó cómo se sentía.

 


“Voy a empezar por el principio”, dijo. Y contó que para noviembre del año pasado estaba trabajando en una galería de tiendas de ropa ubicada en calle Junín. Repartía folletos. “La patrona me decía que tenía que estar antes de que abriera el negocio, a la tarde y a la mañana, y una de esas veces que llegué temprano salí a caminar por el centro para hacer tiempo”. Fue ese día cuando se topó con Cristian ‘El Panadero’ Giménez, a quien conocía de antes, pero en circunstancias que no quedaron claras.

 


La adolescente recordó que los días que siguieron los pasó con Cristian en la casa de la madre de él, y que el tema del asalto al comercio no tardó en llegar a sus conversaciones. “Me dijo de una panadería, pero no le di mucha importancia. No dije ni sí, ni no”. “Al otro día me fue a buscar al trabajo en moto y cuando íbamos para lo de la madre me volvió a sacar el tema, en la plaza. Me propuso esa movida. Él no decía nada, pero uno ya entendía qué era. Uno se da cuenta. Lo voy a pensar, le dije”.

 


La chica dejó pasar un día y le preguntó a Giménez “cómo era la cosa. ‘Lo único que tenés que hacer es que nos abra la puerta para que nosotros entremos’. Ellos supuestamente iban a buscar una plata que estaba entre unos sillones. Tenía que ser súper rápido. ‘¿Es seguro?’ le pregunté. Sí, sí, me dijo, así que ese día fuimos a la casa de este chico ‘Miguelón’, que yo no conocía, lo conocí ahí”, recordó.

 


“Miguelón” es el apodo de Miguel Castro, el único juzgado por el homicidio, porque Giménez está prófugo y “La Puki”, por su edad, es inimputable.

 



"Miguelón había tomado algo"

 


La noche anterior al hecho “La Puki” durmió con Cristian. “No tomamos nada porque él decía que había que estar consciente. Estuvo todo bien esa noche, como preparándonos para el otro día. Nos levantamos tipo 6 o 7 y fuimos a buscar a ‘Miguelón’, pero se ve que él sí había tomado algo, porque estaba como resaqueado, por eso nos demoramos ahí. Después nos tomamos un remís e hicimos tiempo en uno de los kiosquitos que está cerca del hospital (central). Caminamos y después nos fuimos a tomar un café. No sé qué estábamos esperando”, contó.

 


“Después sí, nos fuimos a la casa de la señora. Entro yo y compro, pero justo entró otro señor y no dio para hacerla, no se podía. Me abrió la doñita y el Cristian se hizo el tonto, se quedó como comprando también”. “Volvimos para el hospital a hacer tiempo para que no hubiera gente y se fueran los repartidores. Volvimos y golpeamos, pero la señora se había ido. Entonces nos íbamos, íbamos por la equina cuando, no sé por qué, ‘Miguelón’ se dio vuelta y vio que volvía la señora, con una bolsa. Se ve que había ido a hacer unas compras. Volvimos, nos abrió y entramos. Los otros llevaban un arma, pero no tenía cargador”, recordó.

 


Si ella lo dijo, en el video no se le escuchó, pero Brenda, una amiga de “La Puki” que declaró después de la exhibición del video, contó que Giménez y Castro “tenían la información de que la señora tenía guardados 20 mil pesos”.

 



"Era sacar la plata e irse"

 


La partícipe del hecho admitió ante la psicóloga que ella “tenía la promesa de algo”, una parte del botín tal vez. “Había que sacar la plata e irse”, explicó. Y ante la pregunta de qué función le tocó a ella además de ser el señuelo para entrar, contestó que no recordaba bien, que cree haber deambulado por la casa buscando algo con qué atar a la víctima. “Ellos (los varones) buscaron en los sillones y este chico ‘Miguelón’ le pegaba a la señora, como que se puso mal, no vi que Cristian le pegara. Yo los ayudaba a buscar, pero la plata no aparecía. ‘No la encuentro’  les dije, ‘ya está, ya fue’, les repetía. Entonces Cristian me dijo que me quedara con la señora”.

 


La chica refirió que apenas entraron al domicilio, “El Panadero” y “Miguelón” arrastraron a Balbo por toda la casa, hasta dejarla en una de las habitaciones. Mientras aumentaba la desesperación por no hallar el dinero, en la hora que cree que permanecieron dentro, Castro golpeó una y otra vez a Edelia en la cabeza, la cara y las costillas. “Era una señora, no era para golpearla. Nunca se me cruzó que iba a ser una doñita, pero ya estaba ahí, no me podía ir”, lamentó, sin afligirse.

 


“La Puki” dijo que le tocó tener a Balbo para que no se moviera, “para que no hiciera nada”. “Yo le hablaba bien. Conversaba con la señora. Parecía que tenía sangre en la cabeza. Yo le tenía  las manos. Estaba boca abajo y me le apoyé en la espalda. Le decíamos que no golpeara, porque le pegaba a un placar con el pie”, describió.

 


Según sus cálculos, entraron entre las 9 y las 9:30 y se fueron cerca de las 10. “Como llevábamos mucho tiempo, me dijeron ‘hacenos un favor y andá a buscar un remís para salir de acá’. Volví y ellos ya estaban ahí como esperando, no sé si golpeé, creo que no”, continuó.

 


Se marcharon con un televisor, cigarrillos, un tensiómetro y el celular de Balbo, enumeró. También recordó que tuvieron que cambiar de coche a las pocas cuadras porque el chofer sospechaba que andaban en algo raro. “Fuimos a la casa de ‘Miguelón’, almorzamos y dejamos el plasma ahí”. Después supo que habían vendido el aparato “en la calle, a alguien que pasó”, y que al teléfono lo habían comerciado en una galería del centro. Al tensiómetro y parte de los cigarrillos se los quedó ella.

 


Dice que cuando se enteró que la mujer había muerto entró en pánico. “Cristian me dijo ‘está todo mal ¿qué vas a hacer?’. No me dijo que no tenía que hablar, pero yo tenía que entender que no” tenía que hacerlo. “Me senté en una plaza ¿Qué hago? ¿Qué hago? pensaba. Sí, soy menor, pensaba, pero no sabía qué hacer, así que decidí hablar con uno de mis tíos e irme para Entre Ríos. Agarré el celular y me fui al ciber para mandar un par de mensajes”.

 


“No era como que me escapaba. Me estaba tomando tiempo para tranquilizarme y pensar”, le aseguró a la psicóloga. “No vengo a defender a nadie, vengo a decir la verdad de lo que pasó”, le aclaró después. Si bien refirió que su conciencia no la dejaba tranquila y que ese peso la llevó a querer hablar, “La Puki” no se excusó por su accionar: “Nadie me obligó a ir. Nadie dijo ‘vamos o te va a pasar tal cosa’. Fui e hice las cosas porque quise”.

 


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