Pablo Martín Sánchez habló en un volumen casi inaudible. Dijo que quería disculparse con la familia de Carlos Alberto Félix Rincón, y que nunca había querido hacerle daño a nadie. Fueron sus últimas palabras, el martes, antes de que la Cámara Penal Nº 2 de San Luis pasara a resolver qué sentencia le daba por haber matado a su vecino de una puñalada en el corazón, en una agresión que empezó porque sus perros se pelearon.
Una hora y media después, el acusado de 24 años fue condenado a diez años de prisión, por homicidio simple.
En los veinte meses que duró la investigación del crimen, desde la madrugada del 26 de enero del año pasado, el día que Sánchez apuñaló a Rincón, la suerte del homicida pasó por un vaivén que le hizo esperanzarse de salir libre de culpa y cargo y temer la posibilidad de que lo condenaran a prisión perpetua.
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