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Anciana asesinada: declaró uno de los primeros sospechados

Por redacción
| 01 de noviembre de 2016
Sin juramento. Vescia declaró que el día del hecho estuvo en La Punta. Dijo que conocía solo a uno de los imputados, "el panadero". Foto: Martín Gómez.

Aunque acusados y testigos se sientan a declarar en la misma silla, un abismo separa la condición de uno y otro, en las fojas de los expedientes y fuera de ellas. A pesar de su juventud, Miguel “El Miguelón” Castro y Raúl Nanda Vescia tienen bien en claro esa diferencia, dada, nada más y nada menos, que por la libertad o la ausencia de ella. “El Miguelón” está en el Penal y es juzgado como sospechoso de matar durante un asalto a la comerciante Edelia Bianny Ortiz de Balbo en el barrio San Cayetano, en noviembre pasado. Cuando comenzaron a investigar el crimen, el nombre de Vescia fue uno de los primeros que los efectivos de la División Homicidios de San Luis escucharon. El rumor que corría entre los vecinos de la víctima era que “el Nanda” estaba implicado en el hecho. Pero la Policía no logró recoger pruebas concretas que lo vincularan. Por eso ayer Vescia declaró, pero como testigo.
Eso sí, no lo hizo de la misma forma que lo han hecho otras personas que comparecieron en audiencias anteriores: no le tomaron juramento de decir verdad. El presidente de la Cámara del Crimen Nº 2, Hugo Saá Petrino, le aclaró que le iban a tomar una declaración informativa, en la que su relato sirve “a los fines de brindar simples indicaciones”. 
No lo hicieron jurar porque, dado que la investigación no está concluida, no está desechada la posibilidad –aunque sea remota– de que el joven termine siendo imputado. En ese caso, su testimonial se tornaría nula, ya que nadie puede declarar contra sí mismo.
Vescia está procesado por un robo: el año pasado estuvo un mes y dos días en el Servicio Penitenciario Provincial, según él mismo precisó. 
Su relato no fue extenso. Lo primero que hizo, apenas pasó la puerta de la sala de juicios orales, fue saludar con un enérgico “Buen día” a los jueces. Luego le respondió al presidente del tribunal las primeras preguntas, las de rigor. Dio su nombre, dijo que tiene 20 años, que vive en la avenida Presidente Perón casi Juan Wenceslao Gez, que es soltero y que reparte diarios para su padre. “Hace tres meses iba a la escuela, me faltan dos años para terminar”, contó antes de que el magistrado le ordenara tirar el chicle que mascaba antes de continuar con la exposición. 
Según versiones de los vecinos de la anciana, Vescia se había ocupado de vender un televisor, uno de los elementos robados de la casa de la víctima.  Los policías de Homicidios hicieron un allanamiento en el domicilio de quien lo habría comprado, pero no hallaron el artefacto. 

 


"Estaba en La Punta"
Vescia explicó que al momento del hecho, la mamá de su hija, Gisela Daniela Leyes, vivía en la casa de sus abuelos, en la calle Leandro Alem, en inmediaciones de lo de la comerciante, y que él prácticamente iba a diario allí, para ver a su hija, y porque trabajaba con el abuelo de su pareja, colocando membranas. “Yo iba a las 8, después me iba a la casa del abuelo de la mamá de mi nena a almorzar, luego me iba a mi casa, y a las 16 ya volvía a trabajar (…) Sólo cuando llovía, por ejemplo, me quedaba a dormir ahí. Si no, me iba a mi casa”, aseguró. 
Aseveró, además, que el 19 de noviembre, el día del asalto, estuvo en La Punta, con familiares de la familia de la madre de su hija, y que supo del caso por los comentarios de los vecinos y por el diario. “A la señora la conocía. Le iba a comprar de vez en cuando, pero cigarrillos nada más. Y ella me compraba revistas a mí”, manifestó. 
Negó conocer a “El Miguelón”. También a “La Puki”, la adolescente que admitió haber participado del asalto mortal. “La madre de su nena, ¿es amiga de ‘La Puki’?”, inquirió el fiscal de Cámara, Fernando Rodríguez. Le respondió que no. 
En cambio, confirmó que sí ubicaba a Cristian “el Panadero” Giménez, el imputado que está prófugo. Pero aclaró que no tenían una relación frecuente, o de amigos. “Hace unos dos o tres años que lo conozco. Lo veía lavar autos frente al negocio de mi mamá y mi papá. Abría a las 8 y de ahí salía a hacer el reparto de diarios”, relató. Además, en julio del año pasado coincidieron en la Comisaría 1ª. Fue “cuando me comí los ocho días”, por un robo. Giménez, al parecer, también estuvo allí por un robo.
Cada tanto, según Vescia, “el Panadero” pasaba por el barrio San Cayetano, donde se juntaba con Blas Alexander Parrilla, un joven que vive allí. En esas ocasiones en las que Giménez “se daba una vuelta, se tomaba un trago con los pibes, y se iba”, él solo lo saludaba e intercambiaba unas pocas palabras con él, dijo Vescia.
Fueron “los pibes del barrio” quienes le comentaron, después del robo, que “Giménez, ese día, andaba en un remis y lo fue a buscar a Alexander Parrilla”. 
Poco después del asalto, los policías lo ubicaron a Vescia y lo llevaron para tomarle una declaración. No estuvo demorado ni detenido por este caso, le aclaró a la defensora oficial Claudia Ibáñez. 

 



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