Jocho, el adiós a un grande

Jugaba de cinco, era el patrón de los equipos que integró, era un cinco clásico, corría la cancha en diagonal, estaba siempre donde debía estar, era un perro de presa. Era en quien muchos de sus compañeros confiaban ciegamente al tiempo del quite, del toque de la asistencia. Del grito alentador.

Fue un paladín del fútbol sanluiseño y muchos equipos lo querían tener en sus filas. No pudo ser. Amaba Defensores del Oeste pero hizo toda su trayectoria en Juventud Unida Universitario.

Se llamaba José Ramón Fernández pero para todos era; “El Jocho”. Había nacido en Pozo del Tala una humilde y casi desaparecida localidad del Departamento Belgrano en San Luis un 22 de abril de 1953, hijo de Alcira Amieva y Ramón Fernández, tenía siete hermanos, Inés, Ilsa, Lury, Clara, Luis, Julio y Víctor. Vivió lleno de amor 35 años junto a Patricia Noemí Ochoa que le dio cuatro hijos; Diego, Paula, Mariana y Marcela.

Su vida deportiva comenzó como la de todo pibe nacido en un barrio. Jugando en los campeonatos barriales para su querido barrio Monseñor Di Pasquo. También integró las filas de un equipo rural; La Estrechura, se rodeó de jugadores como Laureano Lucero, “El Chueco” Sosa, Carlos “Pastelito” Cadelago, Armando “Zapata” Guardia, Hugo “El Gallo” Lucero y de sus hermanos; Víctor Luis y “El Pechi”.

Más acá en el tiempo jugando para Defensores del Oeste, su presidente alguna vez dijo “Es nuestro jugador estrella, el más caro que tenemos, si Juventud lo quiere que pague”. Y así tiene que haber sido porque al año siguiente “El Jocho” debutaba en Juventud Unida Universitario.

Atrás dejaba el recuerdo de haber jugado con Rufino Alcaraz (otro exquisito del fútbol) Eduardo “Zorrito” Alaniz, Oscar "Ruly" Cabrera, Valentín “Sevillana” Sullivan, Carlos Farías, “Litto” Funes entre otras figuras del popular “Expreso”. Su vida cambió radicalmente cuando en 1978, el equipo "Del bajo" jugó por primera vez una final de un Regional clasificatorio a un torneo Nacional. Su rival fue San Martín de Mendoza y perdió. Ese plantel estaba integrado entre otros por; Miguel Ángel “El Loco” Lucero, Jorge Muñoz, Enrique Maldocena, Hugo “Toro” Gómez, “Lalo” Maldonado, José Carmelo Gauna (segundo arquero) “Lacho” Rosales, De La Rosa, Raúl Eduardo Zabala, Alberto Arroyuelo, “El Chino” Benítez, Osvaldo “Pucho” Barrera, José “El Mudo” Amieva y Víctor “Vitrola” Sosa.

Juventud lo intentaría nuevamente un año después. En 1979 fusionado con Deportivo Pringles, logró el tan ansiado ascenso. Por primera vez en el fútbol grande de AFA, estaría un equipo sanluiseño. Había llegado la hora de medir fuerzas con equipos como, Independiente, Vélez, Unión de Santa Fe, Atlético Ledesma de Jujuy, San Martín de Tucumán,  Independiente Rivadavia de Mendoza y Ferro Carril Oeste. Y tan mal no le fue.

Y “El Jocho” estaba ahí firme, como un verdadero caudillo del medio campo, como en los potreros, defendiendo el puesto a morir junto a varios de los que habían estado el año anterior a lo que los dirigentes reforzaron el plantel con jugadores de valía; Ricardo Santos Logiácono (Rosario), José Santiago Tello, Antonio Vergara, Agustín Emilio “Huevo” Lucero, Daniel Giachi, José Paiva, (Mendoza).

Hugo Olmos y Orlando Genolet (Santa Fe), Daniel Uzin (Entre Ríos), Antonio Mazza (Buenos Aires) Carlos Alfredo “Cordero” Torres, que venía de Ferro Carril Oeste, Mario Alberto Magallanes, Darío Cavallaro y Luis Alfonso, fueron sus compañeros. Pero la pelota primero pasaba por sus pies. Fue tal vez uno de los mejores cinco que jugaron por esos años en el interior del país. Hoy lo lloramos. La diabetes y un infarto pudieron con él. Solo así el mediocampista quedó en el camino.