SAN LUIS - Miércoles 08 de Mayo de 2024

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Una abanderada que es ejemplo de inclusión y sueños posibles

Por redacción
| 15 de diciembre de 2016
María José irradiaba felicidad mientras sostenía la bandera de San Luis. Fotos: Daniela Iglesias/Chiche Herrera.

Ella no quería soltar eso que apoyaba sobre su hombro izquierdo, que representa a la provincia y también la premiaba por su esfuerzo y buen desempeño. A su mamá se le llenaban los ojos de lágrimas cuando intentaba explicar lo que sentía y su papá rebozaba de sonrisas por el momento que vivía. María José Iglesias es una nena con Síndrome de Down que completó quinto grado y no sólo recibió orgullosa la Bandera de San Luis, sino que fue la reina indiscutida del acto de fin de año de la escuela pública inclusiva Nº 12 “Tomasa Garraza de Quiroga”.
“Fue una sorpresa cuando nos dijeron que ella iba a tener la Bandera de la Provincia, sabíamos que tenía buenas notas pero no imaginamos algo así. Cuando nos avisaron fue un llanto, a veces es muy difícil, pero estas cosas son muy emocionantes”, comentó Daniela Iglesias, la madre de María José o "Majo", mientras las lágrimas volvían a cubrirle los ojos.
Ese sentimiento que denotaba tan a flor de piel resumía lo difícil que le fue en su momento conseguir una escuela donde pudieran recibir a su hija, luego del derrotero que vivió hace más de dos años. “Ella empezó acá en tercer grado, cuando de golpe cerró otra escuela a la que iba y empezamos a buscar dónde podían recibirla. Pasamos por casi otras 15 escuelas, en todas nos dijeron que no había lugar para ella, fue muy doloroso”, recordó Daniela.
Ella y su pareja, Daniel Cangiano, también son padres de Leonel un pequeño de 4 años. Ambos saben la importancia de lo que logró su hija, con mérito y esfuerzo propio, con la ayuda desde la casa y con el acompañamiento de los docentes del establecimiento.
“La institución en general fue un apoyo muy grande, más allá de la psicopedagoga o el fonoaudiólogo particular que tiene “Majo” desde los 6 años. El apoyo en la casa es muy importante, dedicamos mucho tiempo a que ella pueda aprender. Hay veces que tiene tareas largas, a veces está un tiempo y luego se desconcentra; intentamos que se distraiga hasta que pueda volver a retomar, buscamos adaptarnos también a ella también para que pueda avanzar”, explicó el papá.
María José cursa una currícula adecuada a su capacidad, pero comparte pasillos y aulas con el resto de los alumnos. Asiste a clases de lunes a viernes de 9 a 12, cuenta con una docente de Educación Especial (Verónica Escudero) que articula la actividad con el resto de las maestras del contenido general para quinto grado. A la niña de 11 años le encanta ir a la escuela y su madre explica que se enoja cuando no hay clases. Es que gracias a ese ámbito sabe leer y escribir determinadas palabras, aprendió a sumar y restar y este año también comenzó con multiplicaciones.
 “Es súper cariñosa, una nena que llegó a la bandera con mérito propio. Aquí se la trata como a una alumna más, más allá de las adecuaciones curriculares, cuando tiene que recibir un reto lo recibe, si hay que tomar medidas disciplinarias se toman, es una alumna más. Buscamos seguir trabajando por estas cosas, por la integración y que todos tengan las mismas oportunidades”, señaló Carime Mansur Ontiveros, directora de la Escuela Nº 12 (ex “Maestras Mercedinas”). En el mismo acto donde “Majo” recibió la bandera provincial, Bianca Pereyra dejó la insignia nacional, una alumna que utiliza su silla de ruedas debido a un problema de nacimiento en sus piernas y manos fue el mejor promedio del 2015 y desde entonces hasta que egresó ayer portó el emblema celeste y blanco.
María José no paraba de sonreír cada vez que sostenía la bandera para las fotos, nadie podía negar que ella disfrutaba ese honor. Siempre fue una niña estimulada y con asesoramiento profesional particular, la pequeña de 11 años incluso disfruta de las clases de “Zumba” a las que asiste dos veces por semana. Pero sus padres también destacan la importancia de que pueda aprender en el ámbito propio de una escuela de educación pública convencional e inclusiva.
“No es que una escuela especial sea mala, sino que vemos que ella acá está preparada diferente para el mundo. Ella sale a la calle y no hay todos chicos con discapacidad, hay de todo, y también hay gente buena y gente mala, eso es lo fundamental que queremos que aprenda. Mucha gente tal vez tiene miedo a la integración así, pero es cuestión de dejarlo de lado, hay que buscar alternativas, hacer el esfuerzo e intentar todo lo posible para prepararlos a ellos para el día de mañana”, remarcó la mamá de la alumna que hizo brillar con un encanto inigualable a la bandera que representa a los sanluiseños.

 

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