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Luis "Piri" Macagno: "La política significa transformar y mejorar la realidad de la gente"

Por redacción
| 21 de marzo de 2016

Luis "Piri" Macagno está por darle un abrazo a la ex presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner mientras, aparece de atrás, la atenta mirada del intendente de San Luis, Enrique Ponce. El cuadro que retrata este hecho no está allí por casualidad. Cristina fue una gran amiga de los padres desaparecidos por la dictadura del joven que ahora es el flamante presidente del Concejo Deliberante de San Luis y que representa al Frente para la Victoria. A Ponce lo une el enlace sanguíneo: es su tío.

 


A "Piri" le tocó hacerse responsable del Legislativo Municipal y aseguró que busca acercar el recinto al vecino y mejorar la comunicación de las tareas del Cuerpo. Esa seguridad, en el ambiente que se mueve, tambalea en lo personal. Las posees para la gráfica de la nota le cuestan. Sonríe tímidamente ante cada pedido de la fotógrafa y remite a mirar el detrás de escena de su campaña como concejal en la última elección. Se siente en un mundo ajeno.

 


—¿Cómo te vas acostumbrando a esto de haber pasado del Ejecutivo Municipal al Legislativo?

 


—Todo esto, para mí, es un proceso de aprendizaje. Es la primera vez que ocupo un cargo legislativo y es un arte distinto. Las exigencias son otras y el ritmo también pero las responsabilidades son mucho mayores y más siendo presidente de un Cuerpo Legislativo con quince concejales, en el que cada uno tiene su historia y su impronta. Además hay tres bloques muy homogéneos y hay un equilibrio muy marcado en la conformación de los bloques, y eso nos lleva a manejarnos con el consenso como la herramienta principal para ir tomando las decisiones. La adaptación es buena y estoy aprendiendo un montón de cosas y me nutro de los empleados históricos del Concejo, que la verdad es una experiencia enorme y me han tratado muy bien. En ese sentido estoy incorporando información y conocimiento de todos los concejales.

 


—¿Qué te gustaría marcar en tu gestión como presidente?

 


—El desafío principal es amigar el Concejo Deliberante con la gente, me parece que hubo un divorcio entre lo que pasaba adentro del recinto y lo que pasaba en la calle. Eso se tradujo en el resultado de la última elección.

 


—Tomó Estado Legislativo el proyecto "El Concejo en los barrios"

 


—Lo presentó Roberto González Espíndola (del Frente para la Victoria) y cuando me lo acercó, me pareció fantástico. Era una de las cosas que tenía en carpeta para realizar en la Presidencia, pero no sólo como una cuestión aislada, sino la idea es presentar un programa más abarcativo que tenga la posibilidad de salir a los barrios a hacer las reuniones y contar con la factibilidad de que los vecinos se involucren en los temas de la ciudad. Además de ir a los vecindarios, también tenemos que abrir las puertas del Legislativo para que participe de las sesiones, tener plataformas digitales e incorporar nuevas tecnologías para vincularnos con la ciudadanía. Hay un proceso de modernización, que queremos llevar adelante, y ya empezamos con las transmisiones en vivo de las sesiones en el canal "Youtube". Es el primer paso de un desafío que es meter al Concejo en la agenda pública y, al mismo tiempo, generar vínculos con los vecinos.

 


—¿Qué sabe la gente del Concejo?

 


—Hay mucho desconocimiento sobre su función y sobre las funciones legislativas en general. Por eso la aventura es aumentar la exposición de la agenda pública que tenemos. Debemos reconocer que se trabaja mucho aquí, pero eso no se ve reflejado, a veces, en la comunicación y en la prensa. En definitiva, el vecino termina pensando que no trabajamos. Se trabaja mucho, pero necesitamos vincularnos mejor, para que sepan qué cosas podemos hacer y cuáles no, porque hay distintas competencias con el Poder Ejecutivo. Por eso tenemos que difundir cuáles son las soluciones que le podemos dar al vecino para no defraudarlo ni alimentar falsas expectativas.

 


—¿Pensás que es una falla de los concejales o es cultural?

 


—Hay un poco de todo y al mismo tiempo tiene que ver con el sistema político que impera en este país. Cuando tenés Ejecutivos tan fuertes, muchas veces la agenda legislativa no tiene el lugar que si se les da en otros países del mundo. Es natural que así sea, porque es el sistema político que hemos elegido. Eso no quita que pase que el nivel de trabajo o de participación ciudadana de los concejales no haya sido el mejor, y por eso se puede pensar que haya desprestigiado la imagen del Concejo. Por eso me parece que tenemos que devolverle el prestigio al organismo.

 


—En tu experiencia como jefe de Gabinete, qué rescatás de los primeros cuatro años de gestión del intendente Ponce

 


—El principal logro fue la transformación y modernización de la ciudad, que lo vemos en todos los ámbitos, y por otro lado la agenda social. El intendente demostró en su gestión que el viejo Municipio que se dedicaba sólo a servicios públicos había quedado en el pasado, y que había que abordar ciertas temáticas que eran una demanda ciudadana, que a veces los jefes comunales no las querían ver pero cuando vas a los barrios la gente te pide salud, seguridad, educación y trabajo. Que hayamos tenido un intendente que haya aceptado ese desafío y que lo haya llevado adelante, de la manera que lo hizo, con todas las políticas sociales y de salud como la fábrica de anteojos, los trailers sanitarios y darle una respuesta a la familia puntana con el tema de la inflación. No sé cuántos municipios argentinos lo hicieron como nosotros con la instalación de un supermercado y todos los programas de Fruta, Carne y Pescado para Todos, que significó un auxilio al bolsillo. Poder ayudar a la economía del hogar, ha sido un salto de calidad y el próximo intendente que venga no va a poder hacer menos que lo realizado.

 


—Ahora hubo un acercamiento con el Gobierno Provincial. ¿Qué cambió?

 


—La verdad que no sé qué pasó pero lamentablemente Ponce, en su momento, pidió audiencia con la anterior gestión y no tuvo la respuesta esperada. Son cosas que debemos dejarlas atrás y ahora desde el Concejo tenemos que trabajar en una agenda común para los vecinos. Lo más importante es que hay un acuerdo institucional en trabajar en beneficio de los puntanos, en nuestro caso, y de los sanluiseños en general por parte del Gobernador. Hay que dejar los intereses partidarios y hacer lo que pidió la gente, porque la provincia votó a Macri (presidente), a Alberto Rodríguez Saá (gobernador) y a Enrique Ponce (intendente de San Luis). Me parece que el mensaje que nos dejan es que todos trabajemos juntos. La traducción es la primera obra en conjunto con la licitación de las mil cuadras de asfalto con la Provincia. Es un avance fenomenal en materia de calidad institucional.

 


—Ponce ya giró ese convenio al Concejo Deliberante, que lo aprobó por unanimidad.

 


—La decisión del intendente de involucrar al Concejo en este tema también refuerza la política de ambos estados, para generar el mayor consenso posible en los beneficios y obras para la gente.

 


—Entre las calles de pavimento, la extensión de Lafinur y la terminación del tramo de avenida Eva Perón entre Junín y España. ¿Con cuál te quedás?

 


—Al pavimento no le gana nadie. La posibilidad de asfaltar mil cuadras, más las que tiene pensado realizar la Intendencia por administración, significa que podamos terminar estos cuatro años sin calles de tierra en la ciudad de San Luis. Contra esto, no hay obra que se ponga por encima. Es algo transformador en la vida de un vecino, tener el pavimento o no. Es histórico esto y tiene que ver con la administración municipal porque muchas veces las calles de tierra generan problemas de acceso de los transportes públicos o roturas de camiones, y tener asfalto es una forma de economizar los recursos municipales en materia de accesos y mejorar los servicios públicos también. Es una política integral que beneficia a todos.

 


—Cuando firmaron el acta acuerdo, Alberto Rodríguez Saá señaló como artífices del acercamiento a Francisco Petrino, Miguel Berardo, a su hijo Alberto y a vos. ¿Cómo surgió eso?

 


—Somos compañeros generacionales, nos conocemos desde hace mucho. Petrino y "Miki" iban juntos a la escuela, los conocí en Córdoba cuando cursaba la facultad. Tenemos muchos amigos en común y entre nosotros somos amigos. Está bien la posibilidad de construir hacia adelante sin tener una historia conflictiva por el pasado, como dijeron Ponce y Rodríguez Saá. Ellos tuvieron la capacidad de resolver el pasado, pensando en el futuro y afortunadamente estamos en esa línea. Después se verá a la hora de la elección, cada uno defenderá su camiseta, pero lo importante es tener un marco de diálogo civilizado y los vínculos necesarios para resolver los imprevistos que se presenten y tratar de mirar adelante. "Alber" y "Miki" son muy buenas personas, por supuesto que Francisco es mi amigo y parte del equipo municipal. Es un gusto poder trabajar juntos.

 


—¿Cómo se entiende eso en política?

 


—La política es transformar y mejorar la realidad de la gente. Tanto ellos como nosotros pensamos eso. Después cada uno tiene sus medios para lograrlo, tiene visiones distintas en determinados temas, que podemos estar en desacuerdo, pero eso no impide quitar lo accesorio para llegar a lo principal. El ejemplo es del Gobernador y el intendente, en la firma de este acuerdo para generar lazos de confianza.

 


—Van casi cuatro meses del gobierno del presidente Mauricio Macri. ¿Qué cosas te gustan y cuáles no?

 


—Creo que la gente votó un equilibrio con cambio. Me parece que lo más importante es tener una agenda social para Argentina, es un año muy duro con pérdida de fuentes de trabajo, la inflación no se está atacando de la manera que necesita. Recién van cuatro meses y evaluar una gestión nacional es difícil. Voy viendo las medidas que se toman, pero no puedo tomar una definición concreta. Sí me preocupa la falta de agenda social en empleo e inflación. Entiendo que van a tomar cartas en el asunto.

 


—Implementaron el voto electrónico en la ciudad de San Luis y el Gobernador lo destacó. ¿Se puede realizar lo mismo en la Provincia y en el país?

 


—Entiendo que sí. Lo hicimos contra viento y marea, contra casi todo el sistema político en contra, pero se trabajó de buena manera en la difusión, la concientización, con los distintos actores políticos y la prensa, y se llegó a una elección histórica y es lo que se rescató. Creo que el Gobierno Nacional quiere implementarlo, y si es así nos llena de orgullo haber sido parte de los tres o cuatro lugares del país que fueron pioneros con este sistema. Fue una decisión muy audaz del intendente y tenía razón. El principal factor del éxito fue la gente, que lo tomó.

 


—¿Cuáles fueron las claves?

 


—Es un sistema amigable y más de la mitad de la población tiene celulares con pantallas táctiles, ya  casi todos los cajeros automáticos también y eso nos ayudó en la difusión y en la concientización. Le gustó mucho, es rápido, ecológico, transparente y termina con los vicios vinculados a los días de la elección.

 


—Puede llegar a traer más seguridad durante la elección

 


—El recuento de voto es más fácil y en todas las elecciones a papel siempre hay una discordancia entre el resultado provisorio y el definitivo. Acá el error es cero. No se roban boletas, no faltan fiscales, no se necesita tanta estructura porque con el sistema a papel, el que tiene más recursos es el que corre con ventaja. Acá estarían todos igualados. Dotarle de transparencia, celeridad y velocidad al proceso electoral es un logro fenomenal para la provincia.

 


—¿Y en lo económico?

 


—Cada partido imprime tres veces el padrón, es decir que se imprimieron millones de boletas para una elección de un padrón muy chico. Los votos son para repartir, para los militantes, para llevar a la Justicia Electoral y para reponer.

 


—¿Cómo ingresaste en la política?

 


—Se ve que uno tiene un gen dormido. Mi bisabuelo fue ministro en la Provincia y dirigente del PJ, mi abuelo fue intendente y mis padres, desaparecidos, militaban políticamente en el peronismo. Si bien tenía inquietudes, nunca había participado hasta que conocí a Néstor Kirchner, en el acto de la ESMA en 2004, cuando leyó los poemas que escribió mi mamá, Ana María, dentro de la ESMA y que el presidente decidió publicarlos y redactar el prólogo de ese libro. En esa reunión me invitó a trabajar con él y ahí se despertó el gen, que viene con la posibilidad de mejorarle la vida a la gente. Ayudar y ver una obra concluida, ser parte de un equipo de trabajo te llena de orgullo.

 


—¿Por qué "Piri"?

 


—Es un sobrenombre que tengo desde chiquito, desde que nací. Hay dos versiones, una dicen que es por mis rulos, mis pirinchos, y la otra es porque era muy gordito de bebé y mi abuelo era Fernández Piri y entonces como le decían el "gordo Piri", me quedó eso a mí también.

 


—¿Te gusta el fútbol?

 


—Soy muy futbolero. Soy hincha de Ferro Carril Oeste. Ahora anda por suerte bastante bien, estuvo acá en San Luis. Cuando vivía en Buenos Aires iba a verlo. Me da lástima verlo en la B Nacional, un club quebrado que fue modelo y que hizo el mismo tránsito de la clase media en los ochenta y los noventa. Espero que ascienda. Sigo algunos futbolistas como Lío Messi. Ahora me gusta ver a Rosario Central, creo que es el que mejor juega y le ha cambiado la dinámica al fútbol argentino, espero que pueda mantener ese ritmo.

 


—También sos de practicar el deporte

 


—Juego mucho, tres veces por semana. Mi puesto es enganche o de nueve, dependiendo las piernas de ese día. Ganas de jugar tengo siempre, pero a veces no responden las piernas. En la cancha me divierto mucho y me despejo.

 


—¿Cómo está compuesta tu familia?

 


—Estoy casado con Romina desde hace once años. Tengo dos hijos: Lorenzo (8 años) y Ana (5). Soy muy familiero. Tener hijos y verlos crecer bien y sanos, te cambia todo el orden de prioridades. Modifica tu paradigma de vida. Hay que disfrutar su crecimiento. Mi señora me banca en todo, hasta en los peores momentos. Me siento orgulloso. La familia es lo único que podés construir y que va a ser para siempre. Lo mejor es cuidar la familia y defenderla a capa y espada.

 


—¿La política te quitó tiempo para pasarla con ellos?

 


—Sí, y por eso trato que el poco tiempo que me queda, dedicárselo a la familia. Me gusta jugar con ellos, ya sea a los videojuegos con Lorenzo o ser objeto de juego de Ana, te adornan, te llevan, te traen, te preparan el té. Todo ese circo me gusta. Salgo a pasear o al  supermercado, todo bien simple, la cosa es compartir el tiempo.

 


—¿Tus días son muy diferentes al de una persona que trabaja en una fábrica?

 


—No. Me levanto entre las 7 y las 7:30, depende. El año pasado arrancaba más temprano. A la siesta, cuando los chicos están en la escuela, voy al supermercado o hago trámites. Es una vida común.

 


—Como hijo de padres desaparecidos ¿Cómo sobrellevás la fecha?

 


—Para mí, el 24 de marzo, es un día de reflexión. En su momento era un poco de frustración e indignación por la falta de respuesta de esa época y con la llegada de Néstor lo siento, no con alegría, pero si con la satisfacción de que había un Estado presente y una justicia que estaba actuando. En ese sentido es la satisfacción de ser parte de la historia que tiene que ver con recuperar la memoria de lo que pasó y de no olvidar. Al mismo tiempo de hablar con mis hijos, que son los que de a poco se enteran de la historia y es todo un desafío. Ellos en la escuela ya tienen sus tareas y les preguntan, entonces vuelven a preguntarme qué pasó ese día, cómo eran el abuelo y la abuela. Por un lado es una cuestión muy intimista y por el otro, una social con que el Estado se hizo cargo y el 24 pidió perdón a las víctimas. Por eso se llevaron políticas vinculadas a los Derechos Humanos que son inéditas a nivel mundial y espero que eso continúe con el Gobierno.

 


—¿Y cómo fue tu infancia?

 


—Jugaba al fútbol, con los ladrillitos. Pasaba mucho tiempo en el pasaje de la vuelta de mi casa, vivía en Las Heras e Ituzaingó, donde era el lugar de juntadas. Andábamos mucho en bicicleta, algo de yo-yo, autitos y juntaba muchas figuritas y chapitas. Coleccionaba etiquetas de cigarrillos. Tenía dos fuentes para conseguirlas. Para las cajas nacionales salíamos a caminar por la ciudad, las levantábamos del piso, las desarmábamos y las alisábamos. Y cuando alguien viajaba al exterior, le pedíamos que por favor nos trajeran un "John Player Special" u otra marca. Había una cultura en torno a eso, caminábamos horas con mis amigos.

 


—Néstor Kirchner influyó mucho en vos. ¿Qué recuerdo tenés de él?

 


—Era un amigo de mi vieja, eran compañeros de militancia y de la facultad. Lo veía, en el trato de él hacia conmigo, como alguien muy familiar, muy cercano, muy llano y una persona muy cálida y simple. No veía esa aura de poder, que podés sentir en un presidente, en un gobernador u otro cargo. Me transmitía sencillez y tenía mucho sentido del humor. Era el desparpajo en la corbata desacomodada, era eso. Con los hijos de desaparecidos que fue incorporando a su gobierno, tenía un trato distinto con el resto. En un momento de la charla, te decía: "Hacé de cuenta que somos tus tíos". El amor a nuestros padres se tradujo en cariño hacia nosotros. Era una persona muy cercana.

 


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