11°SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Clase práctica sobre manejo de Brangus

Por redacción
| 01 de mayo de 2016

La raza Brangus se va expandiendo de a poco por el centro del país. En San Luis ya desembarcó con fuerza, sobre todo porque dos cabañas con tecnología de punta crían en la provincia y tienen allanado el terreno para seguir con sus planes de desarrollo gracias a la experiencia adquirida en estos años. Por eso resultó una buena idea de la Asociación Argentina de Brangus la de proponer una jornada de tranqueras abiertas en estos dos establecimientos, así los productores que ya experimentan con estos animales podrían incorporar más conocimientos y aquellos que andan con ganas de probar por primera vez sabrían de qué se trata y cómo es el manejo ideal para llevar adelante un proyecto tan ambicioso.

 

Animales moderados. A través de la genética, en Rancho Grande buscan profundidad corporal para darle más lugar al rumen. "Hay que hacerle un monumento", reconoce el genetista Ambroggio.


Rancho Grande, de Peyrano; y Corral de Guardia, la cabaña de Bellamar Estancias, fueron los anfitriones perfectos para una extensa recorrida guiada por lotes y corrales, en un día dividido en dos que se pasó volando entre explicaciones, preguntas y una exhibición de animales con la mejor genética del país. No es habitual que dos cabañas tan prestigiosas, laureadas en la Exposición Rural de Palermo y en cuanta muestra se haga en el país, confíen sus secretos mejor guardados en la cría de una raza de cruza indica que viene derribando prejuicios, al tiempo que demuestra su perfecta adaptabilidad a los campos de San Luis.

 


Ambas cabañas están establecidas en el sur. Rancho Grande pasando La Angelina, rumbo a Buena Esperanza, a un puñado de kilómetros de la autopista Nº 55 por la ruta provincial 14. Corral de Guardia está bastante más “campo adentro”, en un territorio que tiene asentada una parte en San Luis y otra en Villa Valeria, Córdoba. Fue vital el aporte del gobierno provincial para agilizar la jornada, ya que arregló un camino rural que estaba intransitable y que comunica ambas estancias en un trayecto de 22 kilómetros. Sin esta intervención habría que haber hecho más de 100 para unir Rancho Grande, donde fue la charla matutina, con Corral de Guardia, que tuvo a su cargo el cierre por la tarde.

 


En el establecimiento de la familia Peyrano, la conducción estuvo a cargo del genetista, Gustavo Ambroggio, un hombre muy reconocido en el ambiente ganadero. “Esto es una pista de pruebas, somos más que un centro embrionario”, les dijo a los cerca de 120 asistentes que comenzaron el día con un desayuno en uno de los galpones de la empresa. Recordó que un gran donante como Caburé nació allí, lo mismo que Cassius Clay, un campeón de Palermo; y aclaró algo que ya es un dogma en este tipo de explotaciones: “Elegimos las madres por producción”. Algo de eso se vería luego durante el paseo por los lotes, donde estaban perfectamente identificadas las vacas y vaquillonas que brindan un rendimiento acorde a las expectativas de las otras, que si durante un año no dan un ternero van derechito a faena porque hay lujos que no pueden darse. Este es un negocio que se piensa con el bolsillo, no con el corazón.

 


Antes de subir a las camionetas, también se dirigió a los productores Santiago Gilotaux, el presidente de la Asociación Argentina de Brangus. “Esta raza tiene mucho potencial de crecimiento en San Luis. Estamos en una etapa nueva de la ganadería, en pocos años podremos exportar hasta 9.000 millones de toneladas por año”, expresó, con la mirada puesta en estos animales que tienen un peso ideal para lo que exige el mercado externo. “Esta jornada la pensamos para poder ayudar a tomar decisiones”, cerró el directivo, quien en todo momento se mostró confiado en que extenderán el mapa de criadores de Brangus en poco tiempo.

 


Rancho Grande tiene 5.100 hectáreas inmersas “en un clima difícil”, según Rubén Mazzuco, el encargado. “Es un establecimiento netamente ganadero, con poca agricultura. Las vacas se manejan con alfalfa antes del servicio, después van al monte y vuelven a la alfalfa”, describió. En esta zona cuesta inseminar confió Mazzuco: “Queremos que todas queden preñadas, la cabeza de parición la tratamos con inseminación a tiempo fijo (IATF), el cuerpo y la cola también. Tratamos de usar toros propios, este año, por necesidad, servimos con algunos de tres años que serán vendidos en primavera”, explicó en el cierre, mientras todos ya se preparaban para corroborar con sus propios ojos, lo que les dictaba la teoría de los especialistas.

 


El primer lote fue de vacas preñadas con terneros de 180 a 300 kilos al pie, “sólo por la muestra”, dijo Ambroggio. “Son para hacer toros y parte de los novillos”, completó el genetista, orgulloso de mostrar “el biotipo Peyrano, de tamaño moderado”, que exhibían los animales. “No tendríamos funcionalidad porque no se preñarían, es un biotipo para producir a pasto”. Ese objetivo de moderar no debe quitar profundidad corporal, importante para el funcionamiento del rumen, a quien “hay que hacerle un monumento”, según lo definió Ambroggio, quien está convencido que los bovinos son “herbívoros al comer y carnívoros al digerir”.

 


En un consejo directo a los productores, el profesional les dijo: “No combatan la grasa, las vacas no funcionan, experimentan problemas post parto. La Cuota 481 (cupo de carne que va a la Unión Europea) exige 100 días de feedlot, lo que le da terneza y gusto”. Y antes de partir habló sobre la docilidad que mostraban los brangus. “La logramos con selección, hay que hacer un buen manejo, con inseminación y encierro”.

 


En la segunda parada esperaba un lote de vaquillonas de reposición con cría al pie, inseminadas en diciembre. Eran animales moderados, pero con profundidad corporal, que Ambroggio consideró vital “para que el rumen tenga espacio, generar más líquido amniótico y sumar kilos, unos 30 más o menos”. Una de las claves de Rancho Grande consiste en adaptar la raza a la bonanza económica: el consumo extendido y la exportación mediante la Cuota 481 y la Hilton. “El grado de acebusamiento (cuanto de cebú contiene la raza, en este caso 3/8) indica la calidad corporal”, explicó. Ese 3/8 es considerado ideal para la zona de San Luis, en el norte del país es mayor, puede llegar a media sangre.

 


Ojo con el prepucio

 


Al llegar a los toros, un lote nacido en la primavera 2014 que saldrá a la venta en 2017, la clase magistral viró hacia el prepucio. “Es determinante como factor económico, no lo ignoren porque no lo van a poder vender. Un toro de 40 mil pesos que se embicha termina en un remate a 25 pesos por kilo”. Recomendó dejarlo más largo sólo si la madre es muy buena, si no hay que tratar que sea moderado y prestar atención al ángulo, evitar que sea perpendicular al cuerpo (“anovillado”). También se refirió a la conformación del cuarto trasero: “Deben tener una altura pareja las patas respecto de la cruz para una curva de crecimiento longitudinal. Antes los terneros eran pura pata, alta el anca y baja la cruz, por influencia genética de los Estados Unidos, pero hemos mejorado mucho”, agregó Ambroggio.

 


Sobre unos toritos de dos años y medio, nacidos en la primavera de 2013 y que saldrán a la venta este año, informó que irán a terminación para engorde. Los definió como “lo máximo que logramos hacer en San Luis en cuanto a kilos logrados a campo, con gran beneficio económico porque el encierre es más caro”. Recomendó cuidar la línea superior porque cuando nivelan el crecimiento comienzan a ensancharse: “Si ese crecimiento es lento, los novillos no serán muy buenos”.

 


Y justamente novillos había en el último lote a visitar en Rancho Grande, animales adaptados a comer silo de sorgo con suplementación de grano partido y luego recriados a alfalfa. Allí hacen una buena selección: sacan alrededor de 350 machos y dejan 120. “Van a salir a la venta con 450 kilos, siempre con destino de exportación, ya sea a través de Villa Mercedes o de Rosario”, anunció el genetista. Tienen buena ganancia de peso a campo con alfalfa, unos 700 u 800 gramos por día, mientras que encerrados suben 1,2 kilo. Los terneros que no fueron precoces, o sea que crecieron y no maduraron, terminaron en novillos y no en toros, son animales con más patas y menos maduración, con crecimiento ‘hacia arriba’. “Hacemos un esfuerzo hasta el final para sacar toros, no los capamos jóvenes”, reconoció Ambroggio.

 


Una tarde en Corral de Guardia

 


La llegada a Bellamar Estancias se dio con un tibio sol de mediodía asomando entre las nubes. Fueron 22 kilómetros de recorrida en una interminable fila india de camionetas por un camino rural removido con enormes máquinas viales que puso la provincia para facilitar la transición. Incluso en algunos tramos estaba en tan mal estado que hubo que pedirle permiso al dueño de un campo para pasar por adentro, porque el agua acumulada y las cañas de más de tres metros de altura, hacían imposible seguir en línea recta.

 


Allí el sistema de producción es mixto en las 16 mil hectáreas, de las cuales poco más de 11 mil son productivas. Hay agricultura, fundamentalmente para alimentar a los animales, y ganadería, con 2.500 vacas Brangus en producción, más 400 toros.

 


Los novillos y las vaquillonas de invernada, alimentadas a base de alfalfa, se terminan en el campo y van a faena. Entre el 40 y el 50% de los novillos de 20 meses son terminados a pasto y alcanzan los 450 kilos, el resto va a feedlot y salen todos con 24 meses.

 


Bellamar fue la primera estancia que trajo el Brangus 3/8 a la Argentina. El veterinario Gastón García explica el porqué de la decisión: Tienen la misma docilidad de las razas británicas y una rusticidad ideal para el oeste, donde no abundan las lluvias, lo que ayuda a la mantener la condición corporal. Tienen buen rendimiento en kilos con pastos más duros que en la pampa húmeda, son caminadores y de buena aptitud carnicera. En épocas de sequía no se resiente la preñez y salen con buen peso al destete. Y en feedlot comprobamos que la cola de parición de los Brangus registra más peso que la cabeza de parición de los Angus”.

 


En cuanto al servicio, la mayor cantidad es por inseminación artificial con celo detectado, inseminación artificial a tiempo fijo con ternero al pie e individual (35 vacas con un toro en promedio, en lotes separados). También hacen transferencia embrionaria con el método tradicional y con fertilización in vitro, pero con baja repercusión, reservada a toros para las competencias.

 


Bellamar tiene remates propios en Córdoba (Las Varillas), Santa Fe (San Cristóbal), Chaco, Salta y Paraguay. En San Luis participa como cabaña invitada en algunos prestigiosos encuentros, como el que organiza Garruchos en Nueva Galia. Ocupan muchos toros para uso propio, siendo ellos mismos el principal cliente de Corral de Guardia, la cabaña de Brangus que mostró su producción en marcha.

 


Tras el almuerzo y con rigidez en los horarios para no pasarse de los tiempos previstos, la caravana puso la proa hacia los distintos lotes ya preparados para la ocasión. El primero fue uno de terneras nacidas en la primavera pasada mediante los tres métodos de servicio descriptos líneas arriba, que tuvieron el destete entre los cuatro y los cinco meses. “En cuanto al manejo, la recría se hizo en pasturas a base de alfalfa, luego con las primeras heladas pasan a verdeos de invierno de primera calidad, sin suplementación; y finalmente vuelven a alfalfa después del primer invierno. Van a servicio a los 18 meses y de allí a reposición o venta”, contó García, el administrador además de veterinario, quien vive en el campo y heredó el cargo de su papá, por lo que conoce a la perfección todo lo que pasa en Corral de Guardia.

 


Para llegar a los Brangus 3/8 de excelente calidad que ostentan hoy, debieron pasar entre siete y ocho generaciones, más de 30 años de selección. Según los registros internos, califican a los animales en controlados (provienen de servicio colectivo, un equivalente al PC en la raza Angus), avanzados y definitivos, las categorías superiores, con padre conocido, como los PP).

 


Las terneras de otoño 2015 esperaban unos metros más allá, todas nacidas por IATF, hijas de vaquillonas de calidad avanzada o definitiva. “Hacemos una clasificación de las hembras en varios pasos. Una mínima al destete para elegir lo que irá a Palermo o exposiciones similares, otra en la recría, cuando recibimos una inspección de la Asociación, de la que salen madres y otras que van a reposición; y el resto va para invernada”, aseguró García. En el caso de los machos, hay una gran clasificación al destete, donde deciden cuáles serán toros y cuáles castrarán para darles curso de invernada, y otra para la Asociación, para ver que toros se manejarán como MEJ (macho entero joven) e irán al feedlot.

 


En cuanto a la alimentación, la cabaña pone más el foco en la salud que en la performance. “Poco maíz, buscamos longevidad, la dieta es simple, con poca suplementación porque son campos grandes, lo hacemos a campo, con encierre final de entre 90 y 120 días”, acotó el veterinario.

 


El tercer lote contenía unas 700 vaquillonas, de 18 y 24 meses, todas juntas, para reposición y venta en el corriente año. Las de dos años ya estaban marcadas por la Asociación Argentina de Brangus. “Hacemos un manejo convencional, con tacto más servicio colectivo o bien IATF (con un 65% de preñez), más un repaso con el que llegamos al 88%. Todas están alimentadas a pasto, sin suplementación”, aseguró García. Después del servicio pasan a una dieta de alfalfa (que se termina rápido por el frío) y maíz diferido, o silo para autoconsumo en mayo y junio. “Por peso ninguna llega flaca, se rechazan antes, el resto llega bien y ciclando”, contó García.

 


Luego llegó un rodeo de vacas adultas preñadas, que arrojaron un resultado del 40% de efectividad con IATF y un excelente 90% tras el repaso.

 


En cuanto a la sanidad, les aplican dos dosis y una tercera a la venta a los machos; mientras que las hembras reciben una en el momento de la transacción. “Hoy se inmuniza todo al nacimiento, porque no se sabe cuándo se van a vender las hembras”, agregó García. Para la identificación usan caravana de trazabilidad y sello RP, luego caravana RP y certificación definitiva en la Asociación Argentina de Brangus.

 


Por un manejo interno del campo los visitantes supieron que tras el tacto se les corta la cola para no repetir el procedimiento, mientras que a aquellas que están vacías, también se les corta la oreja para marcarlas con destino a faena. Los apartamientos los hacen por estado reproductivo, según sean cabeza de parición, cabeza-cuerpo, cuerpo o cola. “Este fue un año excepcional de lluvias, cualquiera se luce con la calidad de forrajes con la que contamos”, dijo con humildad el veterinario, quien aclaró que “si la mano viene complicada reservamos los mejores lotes para las reproductoras y usamos a los novillos como fusibles”. Estas vacas se alimentan en primavera-verano en 3.000 hectáreas de pasto natural y llorón, y en invierno, cuando las pasturas se degradan, con silo de autoconsumo.

 


Alambrado de por medio había vaquillonas de segundo servicio inseminadas con celo detectado y repaso con toros, con lo que logran un 88% de índice de preñez. “Los donantes son siempre destinados a las vacas, en su mayoría las que ya dieron dos crías, no para vaquillonas”, aclaró García, quien dijo que hacen dos lavajes, a lo sumo, y luego vuelven a servicio.

 


Los últimos lotes, cerca del casco de la estancia, mostraron novillos. El manejo al destete es el siguiente: “Se capan a los seis meses, hacen una recría con alfalfa y en verano van a pasturas consociadas, como cebadilla y agropiro. La cabaña maneja alfalfa grupo 6, con latencia invernal, ideal para el ganado en momentos difíciles. “Es el mismo manejo sanitario que para las vaquillonas de reposición. Todas las hembras van a recría y de ahí a reposición, venta o invernada”, explicó el responsable ganadero de Corral de Guardia. Por la calidad de la hacienda, “los reproductores rechazados se pueden tratar como MEJ”.

 


Estos novillos, que tienen certificación fenotípica, forman parte hace 10 años de la Cuota Hilton y los responsables de la cabaña aseguran que “nunca hubo una queja”. Al destete lo hacen entre los 4 y los 6 meses, pero la política es que cuanto antes mejor: “Buscamos un equilibrio entre el ternero al pie y el estado corporal de la vaca”.

 


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