Ángel Pedro Calderón llegó solo a la división Homicidios de San Luis, el domingo cerca de las 22. Lo habían citado los efectivos que investigan el asesinato de su vecino, Diego Segundo Carrillo. Al parecer, se ausentó de la provincia algunos días, pero, cuando regresó, se presentó en la dependencia, sin demasiados preámbulos, y sin abogado. Los agentes, también sin mayores rodeos, lo notificaron de que quedaba detenido por el crimen ocurrido hace ocho días en el barrio Néstor Kirchner, al sur de San Luis capital.
La aprehensión de Calderón, de 31 años, le interesaba a la Policía desde el viernes, cuando el juez Penal Nº 1 de San Luis, Sebastián Cadelago Filippi, libró el oficio en el que ordenaba su detención.
El magistrado le tomará hoy declaración indagatoria, confirmó ayer una fuente judicial.
Ese mismo día, los efectivos de la división Homicidios de San Luis –que estaban pendientes de su paradero desde antes, cuando comenzaron a tener indicios de que podía ser quien le dio a Carrillo una puñalada mortal en el cuello– confirmaron que no estaba en su casa, ubicada a dos del domicilio de la víctima. La estrategia fue no “levantar la perdiz”, aguardar a que regresara. Dio resultado.
Relaciones Policiales precisó en su parte diario que Calderón, apodado “El Negro Walter”, está vinculado al hecho por testimonios recogidos por los investigadores. “Por el momento, no puedo dar mayores detalles (de las declaraciones incorporadas en el sumario), porque hay algunas medidas pendientes, ordenadas por la Justicia”, le dijo a El Diario el jefe de Homicidios, subcomisario Javier Sosa, ayer a la tarde. No quiso especificar si esos indicios han sido aportados, por ejemplo, por testigos directos de la agresión.
La víctima, de 33 años, padre de cinco chicos, empleado fabril y fanático de San Lorenzo de Almagro, estuvo la madrugada del lunes 2, feriado “puente” en San Luis, junto a Calderón y otras personas en una casa del barrio 200 Viviendas. Según la Policía, quienes estaban allí compartieron bebidas alcohólicas.
El jefe de Homicidios no pudo aseverar si el sospechoso y el asesinado habían tomado de más, al punto de incidir en su conducta o ánimo. Tampoco si hubo algún entredicho previo, de vieja data, o si fue algo propio del momento, refirió.
“El ataque habría ocurrido entre las 5:30 y las 6 –estimó Sosa–. Suponemos que un rato antes, ambos se retiraron de la vivienda donde estaban bebiendo para ir a sus respectivas casas”. Relaciones Policiales informó que quedan a unas seis cuadras del sitio donde estaban.
Calderón le habría dado la puñalada a su vecino en la calle, cuando estaban en camino en la manzana 235, a mitad de cuadra. Herido, y sujetando un vaso de plástico en la mano, Carrillo caminó unos 90 metros antes de desplomarse en el patio de su vivienda. Cuando lo vio así, su mujer, Carina Agüero, corrió a la calle, a pedirle socorro a los vecinos. Tenía un corte de unos 10 centímetros, en el costado derecho del cuello, que se extendía casi desde la nuca hasta el pómulo, por debajo de la oreja.
Al menos hasta ayer, la Policía no había hallado y secuestrado un arma como la que usó el homicida. Pero el subcomisario no descartó que cumplimenten alguna medida con la expectativa de encontrarla.
Según confió Sosa, tampoco han podido establecer el móvil. “Nadie ha afirmado que hayan tenido diferencias previas, no hay motivación previa al hecho que sea materia de investigación”, indicó.


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