"Las Pelotas" en Villa Mercedes: el infierno pide más

Pocos reconocieron, minutos antes del recital de "Las Pelotas", a Gustavo Jove, el baterista del grupo, dando vueltas entre el público. Si bien la banda siempre exhibió su armado como la conjunción de varias opiniones, es claro que la cabeza visible –pese a la gorra que siempre usa- es Germán Dafunchio, el cantante y mayor compositor.
Así fue con más nitidez desde la desaparición de Alejandro Sokol, compañero de Daffunchio en "Sumo" y continuador de algo de esa mística en "Las Pelotas". Aunque la mayoría de los otros integrantes están en el grupo desde sus inicios y tienen notables participaciones en vivo, todo confluye en Germán.
Por eso fue el único que habló con el público villamercedino el viernes a la noche (día del animal) en la primera presentación de la banda en la provincia. “Feliz día para todos”, dijo antes de emprender con “Combate”, un tema del trascedente “Amor seco”, y “Desaparecido”. El liderazgo del cantante sigue en pie pese a que en el último disco se ocupó de la mayoría de las letras y dejó que sus compañeros, en conjunto, firmen las melodías.
La excusa de la presentación de “Brindando por nada”, su más reciente disco, quedó en realidad un recorrido por toda la discografía pelotera con cinco o seis temas de los nuevos. Con eso, el quinteto demostró que aunque tiene una cantidad de hit por debajo del promedio, el poderío de sus temas no se ancla precisamente en la fácil digestión. 
Y hasta puede hacer alarde “Las Pelotas” de sonar en vivo con la calidad que decenas de grupos con idénticas horas de ensayo y dedicación quisieran tener.
En poco más de una hora y media, la banda hizo una selección en la que predominaron las baladas por sobre la potencia y en la que quedaron afuera de la lista muchos de los temas que el público hubiera pedido en caso de tener la posibilidad de hacerlo. Recién sobre el final, el quinteto arremetió con “Hawaii”, “Capitán América” y “Shine”, tres de los temas más antiguos de los que se escucharon en el espacio Mitre.
Hasta ese entonces, con algunas esporádicas excepciones, la banda prefirió guarecerse en canciones más recientes, como “Personalmente” y “Escondido bajo el brazo”, que igualmente gozaron de la aceptación de un público satisfecho de tener a una de las diez bandas que juegan en las grandes ligas al frente. En el mismo plano, y en un tono extrañamente intimista que dejó a Daffunchio en el escenario solo con el tecladista Sebastián Schatel, “Si supieras” fue la concentración de la balada total, incluso con las luces atenuadas.
En “Bombachitas rosas” Germán demostró que no es imposible despegar esa canción de la sentida interpretación de Sokol y reivindicó la idea que las canciones de “Las Pelotas” son de “Las Pelotas”. Y de inmediato puso en esa lista a “Esperando el milagro”.
“¿Hacemos una de Sumo?”, les preguntó el cantante a sus compañeros, que ya estaban desmontando los instrumentos. La potencia tan punk como inolvidable de “El ojo blindado” fue una celebración más del pasado y del presente, despojada, como todo el recital –incluso cuando Dafuncchio saludó en especial a un grupo de personas que había viajado de Concarán- de cualquier gesto demagogia. “Las Pelotas” no necesitan acciones de ese tipo.