Fútbol: volvió "Rambo"

Emanuel “Rambo” Becerra (31 años) es un marcador central duro, experimentado y con voz de mando en la última línea de Atenas de Río Cuarto, el reciente campeón del Torneo Federal C; certamen que entregó cuatro plazas entre 266 equipos a la categoría inmediatamente superior, el Federal B. 
Desde el “Imperio del Sur”, tal como los cordobeses conocen a Río Cuarto, Becerra dialogó con El Diario. Se lo escuchaba tranquilo, feliz por haber logrado el objetivo. Con una paz interior que quizás consiguió minutos antes del contacto, ya que junto al plantel del “Albo” acababan de salir de misa, en la Iglesia de Espíritu Santo en Banda Norte. “Habíamos quedado con todo el plantel y cuerpo técnico que íbamos a hacer un agradecimiento. Vinimos junto a dirigentes y algunos hinchas a darle gracias a Dios por lo que conseguimos”, contó Becerra. 
Luego de ascender con Estudiantes en dos oportunidades, en el Argentino C 2012 y Argentino B 2012/2013, el defensor nacido en San Luis se fue a jugar a Atenas. A esa institución riocuartense llegó “gracias a Nicolás Gatto y a su papá, que me recomendaron”, recordó.  
Allí le tocó descender en octubre de 2015 del Federal B al C y el domingo pasado se tomó revancha. Fue uno de los estandartes del plantel que devolvieron al club a la categoría en donde está su clásico rival: Estudiantes de Río Cuarto. “El año pasado, descendimos una fecha antes de que termine el campeonato en Leones. Cuando volvíamos, en el colectivo, con el plantel tomamos el compromiso de quedarnos para devolver al club a la categoría en donde estaba. La dirigencia ratificó al cuerpo técnico y a los jugadores. Ahí empezamos a ganar este ascenso”, subrayó “Rambo”.

—¿Cómo lo viviste?, ¿Algo similar a lo que sentiste en Estudiantes hace unos años atrás?
—Fue distinto. Aquella vez era más joven y era todo nuevo para mí. En ese momento no tomé la dimensión de tal logro, con el tiempo le di el valor que tenía. Yo era uno de los más chicos, tenía compañeros como el “Indio” Omar Gallardo o el “Negro” Miguel Ángel Carrizo que me hablaban y me guiaban. Ahora, en Atenas, me tocó estar en el otro lugar, era uno de los más grandes y experimentados del plantel. Y además, uno a esta edad sabe que a lo mejor no vuelve a vivir algo tan lindo como ser campeón.  

—En lo futbolístico, ¿Qué tal fue tu torneo?
Fui titular en casi todos los partidos. Solo me perdí la revancha frente a Casino en Merlo porque llegué a cinco amarillos. Y en la final ante Juventud de Río Cuarto salí por una molestia pero jugué siempre. Hice dupla con Cristian Acosta. Es un chico que surgió de Estudiantes de Río Cuarto pero que está en Atenas desde hace muchos años. 

—Si tenés que describir el campeonato, ¿Cuándo te diste cuenta que eran candidatos?, ¿Cúal fue la llave más difícil?
—En la fase de grupos solo empatamos los dos partidos con Atlético Ascasubi, y le ganamos los dos partidos a San Martín de Vicuña Mackenna y a Independiente de Río Tercero. Clasificamos dos fechas antes, mostrando buen fútbol. Apenas salimos de la fase de grupos nos tocó enfrentar a General Paz Juniors. Para mí ese fue el rival más duro porque tiene su historia, jugadores de mucha jerarquía y justo lo enfrentamos en el primer cruce de eliminación directa. En Córdoba empatamos y en Río Cuarto lo ganamos 1-0.

—¿Cómo  siguió  después?
—Vinieron rivales inferiores en lo futbolístico: Casino de Merlo y Boca de Los Berros. En esa serie, nos sorprendió todo (ver aparte). Ya en semifinales llegó otro rival durísimo: Rodeo del Medio de Mendoza. Nos empató sobre la hora en Río Cuarto y teníamos que ir a ganar en Mendoza, con todo lo que eso implica. Tuvimos un buen partido y lo sacamos adelante.

—La final ante Juventud de Río Cuarto tuvo un global de 9-3, ¿fue más accesible de lo imaginado?
—En el resultado y sobre todo en el juego fuimos ampliamente superiores. En la ida, hasta merecimos más diferencia y terminamos 4-2. Fue uno de los mejores partidos del torneo ante un rival muy bien armado. En la revancha, nos sorprendieron de pelota parada, pero desde los 30' del primer tiempo pudimos manejar el partido. Lo dimos vuelta y la gente empezó a festejar. Fuimos justos ganadores del ascenso. 

—Y ahora, ¿te quedás a jugar el Federal B?
—En Río Cuarto siempre me trataron bien y la intención es seguir. Nos sentaremos a charlar. Después de un ascenso, uno quiere jugar en esa categoría. 

—¿Fueron amigos o familiares  de San Luis a verte? 
—Tengo un grupo de amigos que vinieron con sus respectivas parejas a todos los partidos importantes: Gustavo Moyano, Alejandro Sosa Muñoz y mi hermano Leonel Becerra. Y en la final estuvo mi viejo. No había venido nunca a Río Cuarto y también compartió conmigo ese momento tan lindo. A ellos debemos sumarle varios amigos que por mensajes o llamadas siempre están: Claudio González, Iván Videla, el “Pina” Sosa. Y por supuesto, mi hijo Augusto Mateo (8 años). No pudo venir a la final porque estaba con fiebre pero también estuvo en algunos partidos: Con Boca de Los Berros, con San Martín de Mackena. Es futbolero, le gusta. Desde San Luis me hablaba, me enviaba audios. Fue muy importante su apoyo para mí. 

—¿Te gustaría volver a jugar en San Luis?
—Por supuesto, pero uno sabe que los clubes puntanos están en otro nivel, en el Nacional B. Eso sí, me gustaría retirarme en un club de mi ciudad. Y que mi hijo me vea jugar más seguido. Soy un agradecido de las cosas que me tocaron, sobre todo porque uno no pensaba vivir del fútbol hace unos años. Yo extraño la familia, los amigos; tengo todos los afectos allá pero hoy estoy feliz en Río Cuarto, disfrutando el día a día.