SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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Un chofer le salvó la vida a una mujer que se desvaneció en el colectivo

Por redacción
| 05 de junio de 2016
El héroe. Antes de comenzar su jornada diaria, Rubén se tomó unos minutos para hablar con El Diario y contar su anécdota.

“Pensé todo el tiempo en mi mamá”, expresó Rubén Zapata, el chofer de Transpuntano que el martes modificó su recorrido habitual para llegar rápidamente al hospital para salvarle la vida a una abuela que se descompensó mientras viajaba. Aunque la empresa tiene un protocolo de emergencia que establece dar aviso y esperar por la asistencia médica, el conductor no dudó en preguntarle a los pasajeros si lo acompañaban a llevar a la anciana hasta el Policlínico. Alguien subió la noticia a las redes, se difundió rápidamente hasta llegó a otros medios nacionales. En el hospital aseguraron que la abuela está bien, ya fue dada de alta.

 


Rubén tiene 47 años, es papá de un joven que cursa sus estudios en el Ejército y dos niñas de 11 y 12 años. “Mi recompensa es el orgullo que sienten mis hijos por lo que hice, yo vivo por ellos, para eso estoy en este mundo”, manifestó.

 


Hace tres años y medio que trabaja en la empresa, al preguntarle por qué tomó la decisión de ir al Hospital dijo que cualquiera de sus compañeros hubiera hecho lo mismo en su lugar. Y aseguró que ya ha sucedido antes en diferentes circunstancias.

 


Comentó que aproximadamente a las 15:30 del martes una abuela acompañada por su hija subió en el barrio Eva Perón, y que le llamó la atención la señora de mayor edad tenía un moretón en la cara, como si hubiese recibido un gran golpe.

 


“Pensé la habrán asaltado, la habrán golpeado. Pero al poco tiempo de haber arrancado se enteró que había sufrido un golpe al caer en la vía pública el día anterior, cuando su hija lo contaba por teléfono”, afirmó.

 


Al poco tiempo del recorrido Rubén, quien venía observando regularmente a la pasajera, notó que apoyó su cabeza en la ventanilla y no volvió a moverse. A pesar de los movimientos y giros del colectivo. Y a la altura del Corredor Vial la hija también se dio cuenta y empezó a gritar pidiendo ayuda, pero la señora estaba desvanecida totalmente y no respondía.

 


“Una pasajera se sentó junto a ella y trató de reanimarla tocándole las manos y el rostro y la abuelita seguía inerte. Entonces viendo esto le avisé al resto de los pasajeros que íbamos a hacer una parada para llamar a la empresa, pero cuando me atendieron sólo dije: ‘Voy al Hospital, una pasajera está grave’, sin pensarlo dos veces”, narró Rubén.

 


El chofer avisó a los demás pasajeros y preguntó si alguien quería bajarse para esperar el próximo transporte, pero todos estuvieron de acuerdo en seguir.

 


“Me metí por calles que, si hoy tengo que pasar con el colectivo no sé si sería capaz de volver a hacerlo, había un camión bajando materiales y mucho tráfico pero llegamos rápidamente. Cuando entré al Policlínico no tengo idea cómo lo hice pero logré quedar entre dos ambulancias estacionadas en la puerta de la guardia”, explicó.

 


También dijo que en lo único que pensaba es que tenía que llegar a la guardia porque la señora estaba muy mal, y que por sus pensamientos se cruzaban el rostro de su madre y su abuela, quien falleciera hace poco tiempo.

 


Cuando el personal del hospital vio el micro en la puerta de la guardia corrieron con una silla de ruedas para trasladar a la paciente pero la abuela seguía inmóvil, apenas respiraba y sus latidos eran muy lentos. Rubén colaboró con los enfermeros para poder bajar a la anciana, ya que el autobús complicaba la tarea. Y una vez que ingresó al servicio de emergencias retomó la ruta normal del recorrido. Personal de la guardia del Hospital le confirmó luego a El Diario de la República que la mujer fue atendida  y compensada, y por la tarde le dieron de alta. 

 


Rubén contó que la gente le agradecía cuando bajaba y después de que alguien lo publicó en Facebook empezó a recibir llamados de todos lados y agregó que aunque las circunstancias lo obligaron a dejar de cumplir con su trabajo y retrasó sus horarios, no dudaría en volver hacerlo si estuviese en una situación similar.

 


“Tenemos que dejar de pelear por cualquier cosa o hacernos sentir mal por cosas sin importancia, hay tantas cosas buenas para hacer que no se puede andar perdiendo el tiempo”, expresó.

 


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