Tomasevich: "El estado de las rutas y autopistas era catastrófico"

El ministro de Obras Públicas e Infraestructura, Felipe Tomasevich, y dos de sus estrechos colaboradores: Daniel Bassi, director de Vialidad, y Juan Pablo Suárez, jefe del Subprograma Señalización y Cartelería, hicieron un balance de los primeros siete meses al cuidado de la infraestructura vial de San Luis. En una charla con El Diario hablaron de cómo  recompusieron los equipos de trabajo, sus herramientas y repararon caminos, autopistas, puentes y accesos, una tarea incesante que no necesitó de  inauguraciones.

“El grado de avance en los trabajos que hicimos de diciembre a la fecha, en cuanto a mantenimiento de rutas y autopistas ha sido fructífero. Son las obras que se tienen que hacer para el verdadero cuidado de la infraestructura de la provincia. Son trabajos importantes, estratégicos, que no tienen un corte de cintas, pero son puntos que justamente encontramos muy deteriorados, con una falta de mantenimiento muy marcado. Hay un gran esfuerzo de la Provincia y de los distintos equipos en solucionar, por ejemplo, los problemas sobre la ruta 7”, dijo al inicio de la charla Tomasevich.

—¿Cómo encontraron a esa autovía?

—Felipe Tomasevich: la ruta 7 se encontraba en una situación catastrófica. No era más inteligente, no teníamos los carteles demarcadores, no funcionaba ningún poste de S.O.S, teníamos cuatrocientas losas rotas, faltaban cuatrocientas luminarias, grandes tramos de iluminación que estaban fuera de funcionamiento. Se empezó a hacer el mantenimiento que no se hizo durante estos 4 años. Esa tarea es la que no se ve. Lo ve en la ruta la gente, pero no alcanza a visualizarse del todo. Esto insume recursos y esfuerzos económicos del Estado y de los equipos de trabajo. Se hizo una gran labor en las autopistas y rutas provinciales pavimentadas y de tierra, para que se puedan utilizar y para mejorar la seguridad vial. Lo hicieron Vialidad y el Ente Control de Rutas.

—Daniel Bassi: en cuanto a las rutas, tanto de asfalto como de tierra, estaban con cero mantenimiento. Hicimos reparaciones en toda la provincia, de norte a sur y de este a oeste. Y actuamos en los lugares de mayor emergencia, donde más necesitaban los caminos en buen estado. Para que la gente pudiera llegar hasta sus campos o los niños lograran llegar sin problemas a las escuelas rurales. Se trabajó mucho en San Martín, en Chacabuco y Junín. Esta zona tenía muchas necesidades, muchas falencias porque estaban muy mal. Rutas que unen muchos pueblos y parajes. Se atacó muy fuerte esa zona. En el sur también hicimos un relevamiento muy grande y progresamos con mucha maquinaria que pudimos recuperar. Arrancamos con trabajos de bacheo y reparaciones para reconstruir rutas de asfalto que estábamos perdiendo. La ruta 2 que va de La Toma a San Martín aún estamos recuperándola. También la ruta 1, lo mismo que la 11, que también ahí hicimos un anillo, uniéndola con la 14 que ante cualquier eventualidad o inundación que ataque a la ruta 7 u 8, nunca la gente quedara aislada porque estamos haciendo un anillo sobre esas rutas. Venimos con mucho trabajo en la 31, en la 30, sobre la parte de La Petra, La Cumbre y Eleodoro Lobos. Las reconstruimos, un trabajo muy grande, logramos reparar la 14, por detrás de Vizcacheras, que estaba muy mal.

—¿Era muy alto el grado de abandono?

—DB: era total. No había maquinarias. Entonces desde un principio, al no tener herramientas, olvidate de tener rutas reparadas o de trabajar en el mantenimiento. El consorcio de caminos del Comechingones lo tuvimos que absorber por completo porque estaba totalmente abandonado. Todas esas rutas estaban abandonadas. Durante muchos años no se les hizo ningún arreglo. 

—Juan Pablo Suárez: desde el Ente Control de Rutas analizamos exhaustivamente el estado de las rutas. Primero comenzamos por la Autopista de las Serranías Puntanas, la ex ruta 7, que es un emblema a nivel nacional. Es la autopista iluminada más larga de la República Argentina. Se tendría que mantener como el emblema nacional que es. Tenemos un modelo a seguir para el resto del país. Al asumir nos encontramos con infinidades de losas rotas, que son los paños de hormigón. No había cartelería electrónica funcionando, con gran cantidad de tramos con luces apagadas. Las losas no se rompen por casualidad. Se rompen por falta de mantenimiento.  Cada losa lleva una junta de dilatación que, si la mantenés periódicamente, la losa no se rompe. Al no hacerse eso, ahora sale mucho más caro repararlas. No sólo que es costoso, sino que también lleva mucho tiempo el arreglo. Se necesita que seque y recién allí se la puede pisar. Y, mientras tanto, no se pueden usar. Lamentablemente es una cuestión de tiempo para que seque y por eso no sólo sale muy caro dejarlas bien, sino que, por más plata que tengas, no podés acelerar el proceso.

Entonces tomamos los paños más deteriorados, cambiamos las más urgentes en los peores lugares. Además cuando asumimos era la temporada turística, en verano, y tuvimos que hacer un trabajo a todo motor con Vialidad para poder sacar adelante la Autopista de las Serranías Puntanas y que transitaran con normalidad los turistas. Cortamos el césped,  hicimos el desmalezado, pusimos seis equipos de bacheo a trabajar en forma permanente. Pero bueno, también fue el año en que más llovió y eso complicó no sólo el hormigonado, el reasfaltado y el bacheo, sino que demoró las tareas.

—DB: fue un trabajo en grupo. Somos un equipo porque tanto el Ministerio de Obras Públicas como el Ente Control de Rutas y Vialidad Provincial estamos todo el día hablándonos, ayudándonos, en permanente contacto. Y atendiendo las necesidades de la gente de la provincia entre los tres.

—JPS: es un acierto que las dos entidades estén bajo la misma órbita, bajo el Ministerio de Obras Públicas. Es un trabajo mancomunado. Por ejemplo en la cartelería el Ente tiene un departamento específico de ese ítem y trabajamos en conjunto con Vialidad. Eso estaba muy venido a menos, no había indicaciones adecuadas. Los turistas se perdían. En los ingresos hicimos un gran esfuerzo y logramos colocar en seis meses mil carteles, no sólo de nomencladores de kilómetros y curvas, sino también en marcar los poblados o lugares turísticos. Se trabajó fuerte en la Autopista de la Serranías Puntanas, en los ingresos de la ciudad de San Luis y Villa Mercedes, las ciudades más importantes de la provincia. Queríamos que tuvieran un acceso acorde a su valor. Son ciudades cabeceras y merecían un ingreso acorde a su importancia. Entraron en un plan que contempla a los cruces e ingresos de todos los departamentos y arrancamos con ellas.

—¿Qué sintió cuando comprobó el estado de abandono que tenían Vialidad y el Ente?

—FT: me dio una sensación de amargura muy grande ver cómo estaban las dos instituciones. Remontarnos al archivo y ver esas fotos te dan una tristeza enorme. Situaciones como la de los postes de SOS. No había ninguno funcionando. Era algo básico, no me entraba en la cabeza eso. Fue asombroso ver un sistema de grabación de las cámaras que repetía permanentemente la misma secuencia. Y era porque las cámaras no funcionaban más. Le habían puesto un video que se repetía una y otra vez en falso para que se viera en el Ente. ¡Pero era una grabación! Eso sobrepasa la imaginación de cualquier persona sana. La sorpresa fue grande y triste. Había muchas cosas que no se hicieron por falta de gestión, y es algo que no escapa a la situación macroeconómica de la provincia. No escapó a la realidad del resto de la provincia.

—¿Cómo es la actualidad en los puestos de peaje?

—JPS: se pusieron en valor los puestos de Desaguadero, Justo Daract, Merlo, Santa Rosa y La Toma. Fueron pintados, les cambiamos vidrios, se fue arreglando su infraestructura. Ahora es el turno de La Cumbre, que es el peaje más importante. Queremos mejorarlo por completo. Estamos en obras. Por su valor necesitaba una tarea mucho más importante, pero por tener mayor tráfico de camiones cuesta más cortar el tránsito para que el personal trabaje.

—¿Pudieron reparar o comprar nuevas máquinas registradoras? Por el cierre a la importación era un tema frenado...

—JPS: las máquinas registradoras son costosas. Y la importación estaba cerrada, es cierto. Pero nosotros conseguimos máquinas y repuestos. Era una cuestión de gestión. Había que buscar dentro del país, comunicarse y adquirir lo que faltaba.

—FP: hubo una falta de gestión enorme en temas que se podían solucionar. Había máquinas paradas que salen 2 millones de pesos paradas porque no tenían un embrague que sale 25 mil pesos. Una máquina topadora parada porque necesita 50 mil pesos y sale 5 millones de pesos. Eran cuestiones de gestión, para cuidar la infraestructura. Hay un gran concepto que nosotros remarcamos y entendemos, que es el cuidado verdadero de la infraestructura existente. Requiere mucho presupuesto y esfuerzo de todos los equipos. No nos sirve de nada inaugurar 400 metros de bicisenda, si al lado tenemos una autopista con las losas rotas. Es mucho más caro dos losas rotas que reparar la bicisenda. Para nosotros el orden de las prioridades y el mantenimiento de la infraestructura son claves. Ésa es la diferencia. Una cosa es un bache donde se rompe la primera capa asfáltica y la reparás y otra cosa es un bache roto que lo dejás, se agranda, empieza a romperse la base y luego el arreglo es mucho más caro que aquel que atacás temprano. Es totalmente distinto el costo de la reparación, las horas de trabajo y el tiempo que se pierde. El cuidado de los activos para nosotros es fundamental. Y le estamos poniendo mucho esfuerzo a eso.

—¿Cómo desarrollarán las obras del último acuerdo Provincia-municipios en los pueblos?

—FT: en Vialidad ya se asignaron las obras departamentales de todos los municipios de la provincia salvo en San Martín. Allí estamos cerca de firmar el acuerdo. En el resto de los pueblos las labores ya comenzaron. Son de pavimento e iluminación. También en el puente de Quines, que es una obra estratégica, los distintos accesos, el túnel de Villa Mercedes. Estamos hablando de una inversión de 500 millones de pesos más el costo del mantenimiento de nuestros caminos. Una cosa es inaugurar las obras, la inversión, y otro el gasto que implica mantener esas construcciones.

—¿Qué medidas tomarán para comenzar a cuidar lo que ya repararon?

—FT: algunas de las medidas apuntan a vigilar el peso de las cargas de los transportes. Estamos haciendo la homologación de las balanzas móviles que, en quince días, estarán trabajando. Haremos con ellas inspecciones sorpresa. Luego saldremos con la última tecnología de balanzas que son dinámicas, que se pondrán en las principales rutas y autopistas de la provincia. Son balanzas que te pesan los vehículos en movimiento, sobre todo camiones, con un sensor que va sobre la ruta. Con ellas pesaremos los vehículos mientras circulan. Una vez que llega ese móvil al peaje ya estará la Policía esperándolo. Allí, al costado, habrá una báscula fija para volver a pesarlo, se emitirá una boleta, chequearemos otra vez el peso y la misma máquina emitirá una imagen del camión, pasando por la balanza dinámica, y otra imagen sobre la báscula fija. Y saldrá la impresión de la multa que el camionero tendrá que pagar de inmediato. También construiremos una zona de descargas para que el camión baje el peso excedente.

—DB: el camión no podrá moverse de ahí si no baja esos kilos de más. Si los deja podrá seguir viaje, de lo contrario no podrá continuar. Pero lo que quede en la zona de descarga será responsabilidad de la firma que la transporta, no de la provincia.

—FT: es un plan fundamental para el mantenimiento de las autopistas. Es clave para cuidar nuestras rutas. La idea es tenerlas funcionando lo más pronto posible para poder proteger lo que ahora reparamos.

—JPS: en gran parte funcionará en la Autopista de las Serranías Puntanas. Estamos en plena gestión con las autoridades nacionales para construir las zonas de descargas y demás. Pero la licitación ya se está armando. Seremos la primer provincia que las tendrá.

—¿Cómo sigue el parque automotor de Vialidad?

—DB: seguimos levantando el parque automotor y nuestras máquinas. Lo estamos recuperando mucho. Ahora estamos terminando y para agosto  instalaremos una planta de asfalto que tendremos cerca del Rosendo Hernández. La reubicamos, la recuperamos, hicimos las reparaciones y la pondremos en marcha el mes que viene. Ya tenemos habilitada la planta de hormigón en la ciudad de La Punta. En quince días la inauguraremos. La construimos a nuevo.

—FT: eso nos dará velocidad, autonomía, independencia. Son fábricas fundamentales para nosotros y en agosto tienen que comenzar a operar.

—DB: en la planta de hormigón, en conjunto con el Ente Control de Rutas, comenzaremos a reparar losas. Sin depender de nadie más. El costo de las reparaciones será mucho menor y le daremos funcionalidad a todo lo que necesite la provincia.

—¿Al Ente cómo lo encontraron?

—JPS: tenía un grado muy alto de abandono. Ver el estado de la autopista fue tremendo. Se hizo una licitación y se adjudicó a una empresa y la obra de reparaciones ya comenzó. En la ruta 1 también estamos haciendo un reasfaltado desde el perilago de Boca del Río hasta Palo Verde. En la autopista 55 también reparamos puentes y alcantarillas, que estaban muy estropeadas. Repavimentaremos distintos sectores y luego un sector que está frente al aeropuerto del Valle del Conlara, que son 20 kilómetros. Era un punto muy lastimado, en una zona muy importante. En las colectoras rumbo a Villa Mercedes también hicimos arreglos porque habían muchos baches, estaban realmente mal.

—¿Cómo fue la respuesta del recurso humano ante tanta exigencia?

—JPS: sólo tenemos palabras de agradecimiento para nuestra gente. El laburo que se hace en las rutas es muy duro, sacrificado, riesgoso.

—DB: el trabajo que han hecho es tremendo. Muy importante, de un gran compromiso.

—FT: la respuesta fue fantástica. No importaba si era sábado, domingo, feriado, si hacía frío o calor. Nuestra gente siempre responde. Si hay alguna emergencia salen y actúan sin importar que día o qué hora sea. Personalmente noté que se estaba perdiendo el sentido de pertenencia de lo que era la Vialidad histórica, con su empuje, y el Ente Control de Rutas con la polenta que tiene. Ambos planteles son importantes. Y no valorarlos es lo peor que le podés hacer a un grupo de trabajo. La gente veía que los trabajos no se hacían, sentía que no eran apoyados y perdieron motivación. Pero lo grato fue que cuando comenzamos a trabajar hubo una respuesta fantástica. Porque querían salir a laburar de inmediato. Y generaron más trabajo porque los mecánicos tuvieron que reparar las máquinas más rápido. Y cuando estuvieron listas tuvimos que comprar cubiertas para esos móviles, que estaban descalzos. Fue una inversión de 4 millones de pesos. Las máquinas y camiones estaban en patas porque la anterior gestión, para no gastar, le sacaba las cubiertas a un vehículo para ponérselas a otro. Algo increíble.