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Otro toro campeón vino para San Luis

Por redacción
| 28 de agosto de 2016

Félix Novillo es un productor que no anda con vueltas. Si descubre un bovino que puede ayudarle a mejorar la genética de su rodeo, se la juega e invierte a fondo hasta hacerlo suyo. Por supuesto, siempre y cuando la chequera se lo permita porque los precios del ganado de primer nivel, al igual que todos los precios de la Argentina, se fue a las nubes. Pero en su caso no puede hacer menos que arriesgar el capital, con una cabaña en plena expansión, el titular de La Redomona no puede darse el lujo de disminuir la calidad que empieza a demostrar su hacienda Hereford después de varios años de esfuerzo e inversiones de todo tipo. 

 


Por eso, para hilar cada vez más fino en los atributos de sus animales y servir a sus madres con genética de punta, Novillo se dio una vuelta por la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional que organiza la Sociedad Rural Argentina desde hace más de un siglo en su predio de Palermo, Buenos Aires. Así, tras observar, elegir y sostener una larga corrida de manos levantadas en el remate, el productor logró quedarse con el ternero que se subió al segundo escalón del podio en la categoría Dos Años Menor, que ya pasta en las tranquilas praderas cercanas a Paso Grande donde está la estancia del productor villamercedino. 

 


La revista El Campo no quiso quedarse sin conocer el ejemplar de élite y viajó al campo adonde el animal arribó apenas unos días después de que finalizó la exposición rural. Allí conversamos con el productor sobre los detalles de la incorporación del bovino que ayudará a elevar aún más las expectativas de un ganado que ya da sobradas muestras de su nivel en cada remate que se realiza en la provincia y en localidades vecinas.

 


La cabaña La Redomona vio la luz en el año 2010, cuando Novillo decidió meterse en el negocio de los reproductores al observar el buen desarrollo de la hacienda que cría en la estancia Las Taperas, ubicada a unos quince kilómetros de Paso Grande, en camino hacia las serranías de San Martín, zona muy apta para criar ganado rústico y adaptable a todas las necesidades.

 


A pesar que los del norte son campos duros y de caminos empedrados, en la cabaña logran que la raza Hereford se adapte a esas condiciones, que en principio son adversas. Y ese tal vez sea uno de los atractivos de su hacienda, que según Novillo podría asentarse en cualquier clima hostil. “Estos animales son cuatro por cuatro, si andan acá, pueden andar en cualquier lado”, bromea el productor nacido en Pehuajó, pero que adoptó como su casa a la provincia de San Luis hace más de treinta años.

 


Félix es un habitual visitante de la Exposición de la Sociedad Rural en Palermo, que es la feria agropecuaria de mayor tradición y resonancia del país. “Este año tuve la suerte de que me acompañe mi señora, además de algunos amigos. Había mucha más cantidad de hacienda para elegir en todas las categorías con respecto a ediciones anteriores. Y eso es algo que a los que vamos con ganas de mirar o comprar, nos llena los ojos de alegría”, relata con un sonrisa que confirman sus palabras. El año pasado, el hombre había adquirido al toro que obtuvo el segundo lugar en la categoría Dos Años Mayor, al que bautizó Walterio.

 


“Se nos escapó un poco en el tamaño y fue muy grande. Si bien tuvo unos rendimientos excelentes, por los campos de San Luis que son campos naturales, con sierras y mucha piedra, sufrió un poco por el peso en las manos”, admite ahora a la distancia.

 


Con esa experiencia a cuestas, este año el productor viajó con la intención de comprar algún animal más joven y de menor tamaño que pudiera recriar en sus tierras. Así fue como posó la mirada sobre un ternero de la cabaña “La Tigra” perteneciente a “La Centella”, una empresa que acostumbra a sacar campeones en las competencias ganaderas más importantes del país.

 


Novillo dijo que buscó un animal de un ‘frame’ o potencial de crecimiento, más chico. En esa valoración, el ternero obtuvo un puntaje de 4,30, por lo que “nunca va a llegar al tamaño del otro toro, que pasaba los mil kilos. Este tiene trece meses y pesó 573 kilos. Tiene muy buenos garrones y aplomo. Lógicamente que lo tenemos todavía a corral, porque es muy crudo para largarlo al campo con los inviernos que tenemos en la zona”.

 


El reproductor cuenta con el aval de haber sido evaluado por un jurado de expertos y ser elegido como el segundo mejor entre una gran cantidad de terneros de distintas partes del país. Pero además, y a pesar de su juventud, el ejemplar ya exhibe calidad en su fisonomía. A simple vista se destaca su masculinidad, puesta en evidencia en una buena musculatura y huesos grandes en la zona de la patas. Esa firmeza en la zona inferior, más una amplia circunferencia escrotal, asegura que tendrá buenos desempeños a la hora del servicio, la tarea más importante que se le encomendará en La Redomona. Además tiene los ojos bien pigmentados, algo que en la raza garantiza evitar enfermedades y problemas comunes en los Hereford.

 


En el catálogo del remate figuraba con la nomenclatura de Tigra X65. Pero su nuevo dueño lo rebautizó con el nombre de “Vito”, en honor a su nieto menor. “Yo acostumbro a ponerle nombre en el mismo momento en el que se baja el martillo. Gracias a Dios, la vida nos da alegrías y mi hija me ha dado tres nietos, que son mi felicidad. El más chico, que va a cumplir cuatro años, es un gaucho bárbaro. Le gusta andar en el campo con nosotros, montar a caballo. Por eso en honor a él, que se llama Victorio, le hemos puesto 'Vito' al toro”, cuenta Félix con el orgullo indisimulable con el que todos los abuelos hablan de sus nietos.

 


“Vito” tendrá la tarea de continuar con el mejoramiento genético de La Redomona y tendrá su debut en el servicio a partir de octubre. Para hacerlo, el cabañero optará porque el macho insemine a las vaquillonas con el método natural. “En principio vamos a sacar un lote de vaquillonas elegidas y vamos a hacer un servicio natural en primavera, y va a quedar para que vaya aclimatándose a la zona, porque son animales que vienen con mucho cuidado y sufren el cambio de clima y de suelo. Pero queremos que salga a las pistas. Obviamente va a estar cuidado, en un rodeo chico. El año que viene ya saldrá con el rodeo más general”, adelanta.

 


Aunque en algún momento barajó la posibilidad de hacer extracciones de semen para inseminar artificamente a las hembras, optó por hacer servicios naturales con los reproductores que ha ido adquiriendo en estos años, todos de cabañas reconocidas como Las Lilas y Antiguas Estancias Don Roberto, y dejando un lote de madres seleccionadas para "Walterio". “Ahora tenemos dos animales de pedigrí con 'Walterio' y 'Vito', pero pensamos ir comprando más reproductores año a año para hacer un rodeo exclusivamente con toros de pedigrí”, se propone Novillo, quien no podría tener un apellido más relacionado con la ganadería.

 


Es que Novillo apunta a “tener un rodeo de vacas puras registradas, seleccionadas, manejadas con toros únicamente de pedigrí.

 


La idea es poder sacar animales de primera, que sean lo más rústico posible, hechos exclusivamente a campo para elevar la genética”. El productor sabe que sus aspiraciones son altas, pero afirma que “en los desafíos se ven las realidades. Muchos me decían que era una locura colocar esta hacienda en estos campos, pero de a poco lo fuimos logrando. Yo elegí el Hereford porque me gusta y tiene ciertas condiciones que otros no poseen. Los campos del norte son muy difíciles y con poca calidad de alambre. Cualquier otra hacienda que lleves ahí, como por ejemplo vacas de razas índicas, corren el riesgo de que se te pierdan porque son más ariscas. El Hereford es muy manso, no se enoja, se acostumbra y te permite tenerlo en lugares difíciles. Han tenido muy buenos resultados y tenemos unos terneros espectaculares”, expresa con orgullo.

 


Los climas hostiles de San Luis hacen que la ganadería puntana se posicione cada vez más como una de las más apreciadas en la región por su calidad racial, por su rusticidad y por su sanidad, entre otras virtudes. Inversiones como la del cabañero de Paso Grande generan, en el corto o en el largo plazo, una incidencia muy positiva en la evolución de toda la hacienda que pisa los suelos puntanos y sobre todo en aquella que nace y se cría en la provincia.

 


En esa misma línea, el productor ve con buenos ojos las acciones que se toman desde el Gobierno como el Plan Toro, que busca preservar la sanidad y evitar enfermedades reproductivas en los bovinos de los pequeños productores a partir de la reposición de los animales que dan positivo. Incluso, analiza contactarse con los representantes del proyecto para ofrecer sus ejemplares. “La gente de la provincia trabaja muy bien con este plan y nosotros tenemos la cabaña muy cerca de los departamentos Ayacucho, Belgrano y Junín, por lo que producimos toros aclimatados a la zona y hechos en San Luis”, sostiene con muchas ganas de ayudar a los demás.

 


Cambio de aire 

 


Desde hace muchos años Félix Novillo está ligado de una u otra manera a los negocios agropecuarios. En Buenos Aires trabajó como mayordomo de campo, como encargado de estancias y como inseminador. En todos esos años en los que acumuló experiencias rurales fue aprendiendo todo lo que hoy sabe de ganadería.

 


Pero también le tocó vivir los distintos vaivenes que ha sufrido el agro, con tiempos de mayor esplendor y muchos años de políticas que le dieron la espalda al campo. Con la llegada del gobierno del PRO, Novillo vislumbra un panorama mucho mejor para la producción que el que había durante los 12 años que duró el kirchnerismo.

 


“Pasamos por momentos muy difíciles. Este en cambio es uno brillante porque estamos apostando por la ganadería gracias a que hay incentivos. Creemos que va a haber un campo diferente. Hay muy buenas perspectivas. Los bancos han salido a la calle a ofertar créditos agropecuarios, han bajado las tasas. Nuestros políticos se han dado cuenta de que cuando el campo funciona, les damos de comer a todos”, enfatiza.

 


En los tiempos más complicados, Novillo tuvo incluso que vender toda su hacienda y salir a flote con una empresa que se dedica a cortar el pasto a las orillas de las distintas rutas de la provincia. Esos embates, le dieron el empuje que hoy lo caracteriza y que se refleja en cada decisión que toma con su rodeo. 

 


“La cabaña es una empresa familiar. Si bien yo soy la cabeza visible, tengo a mis dos hijas, mi yerno y mi esposa que me dan su apoyo. Mi hermano también es una pata fundamental porque vive en el campo y gracias a él se hacen muchas cosas. Los empleados también trabajan mucho, están atentos a todo y ponen un poco de cada uno. Estoy a punto, de hacer una sociedad para involucrar a mis hijas porque quiero que tomen parte de todo esto, que es lo que me gusta y me apasiona”, concluye el ganadero, un hombre que no duda en tomar el camino que cree más conveniente para crecer.            

 


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