Ricardo Ariel González negó conocer al auxiliar Rodolfo Gilberto Domínguez. Pero las computadoras y los equipos informáticos que los investigadores secuestraron en su casa y analizaron hasta en el último archivo dicen otra cosa. Aunque trató de no dejar rastros de su actividad cibernáutica en esas máquinas, los peritos especializados en computación hallaron en ellas material que sólo podría tener la persona que se contactó con la víctima, mediante una cuenta de Facebook falsa. Así descubrieron que una hora después del homicidio, en un intento por despistar a la Policía, el imputado cambió el perfil de esa mujer rubia que personificó en la red social y a través de la cual captó la atención del policía y lo convenció de ir a la esquina del barrio Justo Daract de Villa Mercedes, donde fue acribillado.
El asesino programó la muerte de Domínguez 87 días antes del crimen, con la creación de ese Facebook apócrifo, detalló el jefe de Homicidios de la Unidad Regional II, comisario César Prado.
Lo que los peritos recuperaron de las computadoras fue lo suficientemente contundente como para demostrar que el comerciante inventó el perfil de una mujer en Facebook. Le dio un nombre y un apellido: Carla Pérez. Le dio, también, un rostro. El de una rubia, provocadora e irresistible. Bajo esa máscara, buscó entrar en contacto con el auxiliar. Le envió una solicitud de amistad a través de esa red social. El policía la aceptó. Y, de esa forma, empezaron a conocerse, o eso creyó el efectivo.
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