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Moleker: "La economía del país está frenada y afecta a San Luis"

Por redacción
| 14 de enero de 2017
Viaje. Moleker (izq.): "El problema es que, por la crisis económica, al obrero despedido es difícil que otra empresa lo absorba", expresó.

Preocupación y ansiedad son dos sensaciones que hoy invaden al ministro de Medio Ambiente, Campo y Producción de San Luis, Cristian Moleker. Por un lado, hay empresas en la provincia que, fruto de la crisis industrial que afecta al país, cierran sus puertas y con ello dejan a cientos de obreros sin trabajo. Y también, como resultado de ese problema, el funcionario local busca respuestas y soluciones del gobierno nacional. Por eso viajó a Buenos Aires donde mantuvo entrevistas en diferentes carteras. Antes de partir, Moleker habló con El Diario de la República sobre la situación actual de las fábricas radicadas en tierras puntanas, la economía nacional y la chance de alcanzar la extensión de la promoción industrial.

 



—Los problemas en las empresas productivas parecen no tener freno en todo el país. ¿Qué análisis hace de lo que ocurre en la provincia?.

 


—Hay dos problemas que se suman y en algunos casos forman una combinación terrible. La economía nacional está paralizada y eso afecta a San Luis, dada la cantidad de empresas radicadas que tenemos. La pérdida de puestos de trabajo en Argentina es terrible. Y el setenta por ciento de esa merma es industrial. En ese sentido, todos los sectores que hacen a la industria lo están sufriendo. Hay una baja notoria en el consumo y eso se ve reflejado en los productos de consumo final, cuya situación es muy compleja. Las líneas blancas, por ejemplo, lo están sufriendo. Hay que entender un poco cómo funciona la economía. Los hogares, cuando se les reducen los ingresos, achican unos gastos primero que otros. Pasa, por ejemplo, con el cambio o renovación de la heladera. Si la tienen que cambiar,  postergan la compra para más  adelante. Pasa lo mismo con el lavarropas y hasta con los zapatos. Siempre la gente los hace 'tirar' un poco más. En el rubro alimenticio no pueden suspender su consumo, pero comienzan a sustituir con productos de menor calidad a aquellos de primera línea que antes consumían.

 


En San Luis, por ejemplo, tenemos las dos fábricas de pañales más grandes del país. No pasan por un mal momento, pero no están en su mejor situación. Una  fábrica pañales de primera línea, la otra un escalón más abajo en cuanto a calidad. La gente, por la crisis, está mudando de uno para consumir el otro. Es fruto del muy mal momento que atraviesa la economía del país. Hay una recesión enorme que impacta, y la gente apela a estos recursos y cambia sus hábitos de consumo. Y por otro lado, una cuestión más grave, es la decisión del gobierno nacional de dejar entrar algunos productos importados. Particularmente, en el caso de San Luis, la clara decisión de permitir el ingreso de calzado de China y de Brasil, eso claramente destruyó a Herzo, en Concarán, y ahora le pega directo a Alpargatas. También afectó a otra fábrica que hace la marca Toy, que pasa por una situación complicada. Es el sector en el que, desde la Nación, se decidió unilateralmente dejar que entraran las importaciones. En el rubro textil, en 2016, perdió veinte mil puestos de trabajo. Y en el sector del calzado existe una situación terminal. Lo mismo ocurre con la línea blanca, de heladeras, que aumentó la importación respecto de 2015. Se multiplicó por cuatro el ingreso de heladeras a la Argentina. El consumo frenó, hay una retracción en la demanda de distintos productos porque los hogares suspendieron sus compras. Hoy muchas plantas en el país están con una capacidad ociosa muy importante. Esto genera suspensión de personal y si no cambia el panorama, habrá más despidos.

 



—En Buenos Aires, ¿qué propuestas para solucionar esto tiene previsto plantear?.

 


—Dos cuestiones fundamentales. Una es la extensión de la implementación del decreto 699, que establece la continuidad de la promoción industrial para los próximos dos años. Es una herramienta que, en enero cuando asumimos y nos reunimos con funcionarios del Ministerio de Producción de la Nación les dijimos que era sumamente necesaria para nosotros por el período de crisis y recesión que vive el país. Se lo volvimos a decir al ministro de Producción, Francisco Cabrera, cuando se realizó el Consejo Federal de la Producción, en Salta. Se lo repetí hace dos meses durante el Congreso de Empleo y Producción a él y al ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Ellos presentaron un plan de reconversión productiva que radica en el desarrollo de infraestructura vial, de aeropuertos, ferroviaria, con inversiones importantes en los puertos que significarían eficiencia logística. Pero son cosas que lleva cuatro o cinco años concretar. Poner esa infraestructura en funcionamiento lleva tiempo.

 


Nosotros venimos reclamando políticas inmediatas como la extensión de un decreto, que es una herramienta verdadera. Es la continuidad de la promoción industrial por dos años, que significaría un avance e inversiones de empresas de primerísimo nivel en nuestra provincia, firmas de grupos económicos muy grandes que derivarían en un aumento de empleo realmente importante.

 


Por otro lado, reclamamos la implementación de los bitrenes. Creemos que ese tema significa acercar el puerto de Buenos Aires a los centros de consumo como San Luis. Y para las economías del interior, el costo del flete es un elemento importantísmo. Además San Luis ya tiene el tema bitrenes funcionando, posee una ventaja considerable. Lo solicitamos hace un año y dada la profundización de la crisis insistiremos. También solicitaremos la implementación de una herramienta, a corto plazo, que permita amortiguar la reconversión productiva. Ya lo hicimos en la última reunión del Consejo de la Producción y repetiremos el pedido. La Nación puede definir alguna política económica que pueda significar el riesgo del cierre de empresas. En la gestión de Cristina Kirchner la política económica era cerrada. Y ahora, en algunos sectores, se decidió abrirla de manera abrupta al comercio internacional. Eso generó un shock enorme porque, cuando una economía está cerrada, se atrasa tecnológicamente y cuando se abre, el impacto es grande. Las diferencias en la producción son considerables y el resultado son estas crisis que vive Argentina y también San Luis. Por eso nosotros pedimos un programa de reconversión productiva que acompañe a las empresas para que ese proceso no sea tan grave. Las empresas cierran y abren. Es parte de la industria. Pero el problema que tenemos en San Luis es que, cuando las empresas cierran en este contexto, lo más probable es que aquellos obreros que perdieron su trabajo no puedan conseguir empleo en otra fábrica ya que todas las compañías pasan momentos difíciles. Algunas están mejor, otras peor, pero es complicado que el resto de las fábricas absorban a operarios despedidos. San Luis ya no quiere a discutir sobre importación o no. Nosotros no estuvimos de acuerdo, no aprobamos cómo se implementó. Pero ya está. Lo que sí exigiremos es que Nación dinamice el sistema productivo para que el personal que perdió su trabajo pueda recuperarlo en otra empresa.

 


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