Buscan sumar pruebas claves contra una banda de asaltantes

Son gente pesada, violenta y peligrosa, de la que no acostumbramos a tener detenida en la provincia”, comentó un investigador sobre la banda que asaltó a mano armada a un vecino de Santa Rosa del Conlara, el jueves 12 de enero a la noche. Sólo uno de los cinco sospechosos, entre los que hay una mujer, está libre de antecedentes; el resto acumula causas por robo agravado, hurto, tenencia de estupefacientes y tenencia de armas de guerra. Lo más probable es que ahora sumen una más a su historial delictivo, ya que los investigadores puntanos creen tener pruebas suficientes para que el juez Jorge Pinto los procese por privación ilegítima de la libertad, robo calificado por el uso de arma de fuego en banda y asociación ilícita. Mañana vence la prórroga de la detención y se activa el plazo de 48 horas para que el magistrado decida qué hacer con los ladrones. Antes, uno de ellos prestaría declaración indagatoria, mientras la víctima participará de una rueda de reconocimiento.

Los policías que investigan el caso no han cambiado de hipótesis. Sostienen que el robo a la familia Bergesio fue al boleo y que los asaltantes sólo estaban de paso en San Luis, tal vez para visitar a los padres de uno de ellos, que viven en Merlo.

Claudio Daniel Cruz Alarcón, de 39 años; Gastón Alejandro Avendaño, de 37; Fabián Alberto Cantos, de 46; Jonatan Ezequiel Vargas, de 27; y Carmen Analía Vargas, de 45, tienen domicilio en la provincia de Buenos Aires. Tres de ellos en la misma cuadra de calle Montevideo, en Villa Ballester.

Dentro de unas horas, Héctor Bergesio tendrá la posibilidad de señalar a los dos hombres que entraron a su casa junto a una mujer, que sería Carmen Vargas, y lo golpearon para llevarse dinero, relojes y joyas que tenía en su vivienda de avenida Padre Tavolaro, en el ingreso a la localidad.

Y es que el trío actuó a cara descubierta, los varones empuñando dos armas: una pistola Mauser 7,65 y otra calibre 32. Además de darle un culatazo en la cabeza con una de ellas, a Bergesio lo patearon en el piso y le ataron las manos con precintos plásticos. Según relató en su denuncia, mientras uno le metía el arma en la boca, otro revolvía la vivienda en búsqueda de dinero junto a la mujer, que le decía “no grites que te matamos, papi”.

A pesar del nerviosismo, la víctima se incorporó cuando notó que sus atacantes habían salido de su casa y alcanzó a verlos huir en una camioneta Ford Ranger blanca con una lona negra en la caja, dato central para que la policía de Villa Larca los detuviera en el cruce de las rutas 1 y 6 momentos después.

El domingo 15, Pinto los citó a indagatoria, pero ninguno habló y la defensora oficial María Montserrat Bocca solicitó ocho días de prórroga de la detención para buscar pruebas que los favorezcan. Desafortunadamente para ellos, los informes que se han ido anexando a la causa los complican cada vez más: las víctimas reconocieron como propias las pertenencias que secuestraron de la Ford; las pericias indicaron que las armas que tenían en su poder estaban listas para disparar; la red de Convenio Policial confirmó un prontuario abultado; y hubo vecinos que declararon haber visto la camioneta merodear por el pueblo antes del hecho.

Bocca solicitó pericias psicológicas y psiquiátricas para sus defendidos, pero sólo Jonatan Vargas accedió a someterse a las pruebas, que determinaron que comprende perfectamente la criminalidad de los hechos cometidos. Además de no tener suerte con esa medida, la defensora debió excusarse de seguir representando a la madre de Jonatan, que cuestionó su “labor, desacreditando por completo mi función”, explicó la abogada en el escrito que le presentó a Pinto el jueves pasado y que llevó al magistrado a nombrar al defensor de Menores e Incapaces, Marcos Flores Leyes, para que asista a Carmen Vargas.

Si elige bien sus palabras, el único que podría aliviar su situación es Gastón Avendaño, que pidió declarar antes de que concluya la prórroga. Está citado para mañana a las once y, según trascendió, aprovecharía su falta de antecedentes para alegar que fue chofer de la camioneta sin saber que sus conocidos iban a cometer un ilícito.