Cinco presos ratificaron que otro sufrió una golpiza en Pampa de las Salinas

Las marcas en su cuerpo son en sí mismas una prueba de la paliza que recibió, a pesar de que quienes se la propinaron dijeron que se autolesionó contra una pared. Por eso fue sumamente importante que los internos que compartían pabellón con Cristian Mauricio Palacios ratificaran en la Justicia que el joven fue víctima de una brutal golpiza por parte de los guardiacárceles que debían cuidarlo. Los testigos, que, como la víctima, estaban alojados en el penal de Pampa de las Salinas, fueron trasladados a la cárcel de San Luis para protegerlos de posibles represalias.

El caso es grave, tanto que fue el propio interventor del Servicio Penitenciario Provincial, Hugo Scarso, quien denunció a su personal por apremios tras enterarse de la golpiza, varios días después de que ocurriera, ya que según él mismo confirmó, trataron de ocultárselo.

Fue otro interno, de apellido Páez, quien se topó con Palacios en la puerta de la enfermería de la cárcel y llamó a la hermana para avisarle que el hombre, de 30 años, “estaba moreteado entero”, según declaró la semana pasada en el juzgado Penal 3 de San Luis, que lleva adelante la investigación.

Por el despacho de la jueza Virginia Palacios pasaron otros cuatro presos, aunque solo tres dieron testimonios relevantes. Uno en particular, de apellido Celada, estaba en la celda contigua a la de Palacios y pudo ver, a través de un hueco en la pared, cómo un grupo de entre 5 y 6 celadores le dieron patadas, golpes de puño y hasta ahorcaron a su compañero de pabellón hasta desmayarlo.

Los otros dos testigos, de apellidos Arias y Pizarro, no vieron la golpiza pero sí la escucharon. Y es que todos estaban en el módulo 3 del pabellón B, un sector de castigo con celdas aisladas, sin ventanas, que solo tienen una rendija en la puerta por las que les pasan la comida y otros elementos de primera necesidad.

Justamente, en su declaración, Palacios dijo que lo golpearon por reclamar papel higiénico, una taza y saquitos para tomar el té.

Por la rendija en la puerta, Arias y Pizarro sí pudieron ver cómo los celadores sacaron al interno desvanecido y, tras llevarlo a la enfermería, lo devolvieron a su celda de la misma forma, tras propinarle otros golpes en el pasillo.

El quinto testigo, que llegó al pabellón de castigo dos días después de ocurrido el hecho, confirmó las lesiones de Palacios y aportó, como los otros internos, algunos datos para individualizar a los agresores.

“Por resolución, todos fueron trasladados y alojados en el Complejo Penitenciario 1 de la capital, para el resguardo de su integridad física hasta tanto la Justicia determine responsabilidades o tome medidas por el caso”, indicó ayer Scarso.

La jueza Palacios confirmó haber recibido los informes médicos del Hospital San Luis y del de Quines, donde revisaron al interno golpeado, como así también los detalles de la revisación que practicaron los forenses del Poder Judicial. “Hay algunas medidas de prueba pendientes de producción, entre ellas una posible inspección ocular en el lugar del hecho”, comentó ayer, y se excusó de dar más detalles. Porque “manejamos la causa con reserva”, dijo.