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Ordenan detener a penitenciarios acusados de torturar a un interno

La jueza Virginia Palacios dispuso el arresto de dos de los investigados. El martes por la noche habían detenido a uno. Seis guardiacárceles son sospechosos por la golpiza a un preso, en la cárcel de Pampa de las Salinas.

Por redacción
| 11 de octubre de 2017
Palacios. El interno, en Tribunales, el día que ratificó la denuncia.

La reserva era fundada. Anoche, un día después de excusarse por no dar más datos sobre la causa, la jueza Penal 3 Virginia Palacios ordenó la detención de los guardiacárceles Pedro Raúl Moyano y Marcelo Raúl Albornoz, señalados como partícipes activos e instigadores de la brutal paliza que recibió Cristian Mauricio Palacios, un interno del penal de Pampa de las Salinas a quien fracturaron y arrancaron una uña a golpes, por pedir saquitos de té y papel higiénico.

 

El Diario lo adelantó en su edición de ayer. Los testimonios de otros cinco internos que presenciaron o escucharon la golpiza, ocurrida el miércoles 20 de setiembre a la noche, comprometían a Moyano sobre todo y también a Albornoz, aunque en el ataque también habrían participado otros cuatro celadores.

 

Uno o dos días después del hecho, otro interno de apellido Páez se topó con Palacios en la entrada a la enfermería del penal. Según declaró luego en el juzgado, a pesar de que se quejaba por un dolor insoportable en el brazo, no habían querido someterlo a estudios de mayor complejidad y seguían teniéndolo aislado, así que le pidió a Páez que por favor llamara a su hermana. 

 

Así se destapó el caso, denunciado por el interventor del Servicio Penitenciario Provincial, Hugo Scarso, el lunes 25 de setiembre. “Trataron de esconderlo como sea y quisieron hacerle firmar (a Palacios) una sanción de 15 días para que no pudiera ver ni llamar a su familia. Por suerte, hubo otro interno que logró comunicarse con su familia y avisarle lo que pasaba. Recién ahí, cuando vieron que se había armado mucho revuelo, lo metieron a una oficina y le ofrecieron un arreglo: levantarle las sanciones y hacer buenos informes para que dijera que no había pasado nada, que había sido un golpe, un accidente”, le comentó a este medio el abogado Pascual Celdrán, defensor del interno agredido.

 

Palacios estaba en el módulo III del pabellón B cumpliendo una sanción de 15 días porque le habían encontrado droga, según él mismo admitió. Pero desde que lo recluyeron allí, el domingo 17, los guardiacárceles no le habían facilitado elementos de higiene, ni taza ni saquitos para merendar, por lo que pasó algunos días reclamándolos a viva voz.

 

Él y los otros internos testigos coincidieron en que Moyano, encargado de la custodia en el pabellón B, le indicó primero que lo tratara con respeto porque él era “el más accesible de todos para hablar”, pero luego acudió a buscar a un grupo de custodia externa, integrado por cinco efectivos, entre ellos Albornoz, y regresó para darle la golpiza, ocurrida dentro de la celda y que se extendió por unos cinco o diez minutos, según la investigación.
 

 

Nahuel Selada, que estaba en la celda contigua a la de Palacios, observó por un hueco en la pared que "lo tenían arrodillado". "Cayó boca abajo, lo esposaron y se veía todo el tumulto de gente como peleando, pero en realidad le estaban pegando a una sola persona. También escuché quejidos y después como que quería respirar y no podía”, según declaró ante la jueza.

 

Una vez que cesó el ataque, Albornoz lo habría retirado de la celda, desvanecido, y lo volvió a meter allí un rato después, en las mismas condiciones.

 

Ni la jueza Palacios ni Scarso habían revelado la identidad de los denunciados, pero el viernes 29 de setiembre, cuando acudió a ratificar su denuncia, el interventor confirmó que había pasado a disponibilidad a los dos penitenciarios identificados por los internos con nombre y apellido. “Dejé un pendrive con las filmaciones de seguridad que mandaron de Pampa de las Salinas. La agresión ocurre dentro de una celda en la que no hay cámaras, pero se puede ver a cuatro penitenciarios ingresando a la celda del reo”, comentó ese día.

 

Y luego fue tajante. “El penitenciario es un profesional que tiene que saber manejar al interno cualquiera sea su conducta. No sé si (Palacios) es un mal o buen preso. Si es problemático o no. Sinceramente no lo sé. Pero uno confía y deposita en el agente, en su profesionalismo, la responsabilidad del cuidado del interno, por eso existe el Servicio Penitenciario. Si el preso tiene mala conducta es pasible de sanciones, por eso no pueden traer a una persona golpeada, fracturada, porque eso es un apremio ilegal, algo que personalmente no voy a permitir”, sentenció.

 

 

Detención e indagatoria

 


La denuncia de Scarso, su ratificación, las declaraciones de Palacios y los otros cinco internos, más el informe médico de dos hospitales y del cuerpo forense del Poder Judicial fueron elementos suficientes para que la jueza ordenara la detención de los guardiacárceles para que presten declaración indagatoria por el delito de “apremios ilegales agravados por haber resultado grave daño” al interno, que tal vez deba ser sometido a una intervención quirúrgica por la fractura que sufrió en el codo izquierdo.

 

Al cierre de esta edición, los efectivos del Departamento Informaciones habían concretado la detención de Albornoz.

 

 

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