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Probaron en discapacitados, el mouse especial de un inventor puntano

Lo creó el ingeniero  Cristian Gómez, egresado de la UNSL. Es un rastreador que permite usar una computadora a través del ojo. 

Por redacción
| 17 de octubre de 2017
Experimental. En esa fase está la idea del puntano Cristian Gómez, pensada para discapacitados. Foto: El Diario

Después de presentar su “Rastreador Ocular para Accesibilidad a Computadoras de Personas con Discapacidades Motoras” en su tesis final para obtener el título de ingeniero electrónico, Cristian Gómez llevó su invento a participar del 1° Concurso Argentino de Ingeniería y Diseño en Tecnología Asistiva (Idear). Entre más de cuarenta proyectos que se presentaron de todo el país, el prototipo del joven puntano quedó seleccionado entre los seis mejores que ahora competirán por dos premios: uno de 100 mil pesos y otro de 50 mil. El dispositivo ya fue probado en pacientes discapacitados.

 

“La Clínica Santa Catalina de Buenos Aires llamó a un concurso de tecnologías aplicadas a la salud y mi dispositivo quedó seleccionado como finalista donde el 9 de noviembre conoceremos el resultado final. La competencia se define cuando tengamos que defender nuestra idea frente al jurado, pero lo más importante es que ahora estamos pasando la etapa que se llama de mentoreo, donde el rastreador se pudo probar en varios pacientes que ellos atienden porque su especialidad es la rehabilitación mediante fisioterapia y kinesiología”, contó Gómez.

 

El rastreador se compone de unas gafas que tienen una cámara que monitorea el movimiento de la pupila y va conectada a la computadora. Esto beneficia a las personas con discapacidad motora porque pueden controlar con su ojo derecho y mediante un programa, que él diseñó, el equipo le da una orden al cursor del mouse.

 

Hasta el día que se conozca el resultado final, Gómez trabajará junto a bioingenieros y asistentes terapéuticos que lo asesoran para lograr que su idea alcance un estado óptimo y los pacientes que tratan en esa clínica lo puedan aprovechar y de esa manera convertirse en un instrumento útil para las personas con discapacidad motora, como él lo había pensado.

 

“La semana pasada estuve en Buenos Aires y allí puede hacer pruebas con varios pacientes y las personas se sintieron cómodas. Todavía llevará un tiempo de entrenamiento para ellos porque la primera vez les costó mucho controlarlo. Pero como todavía estoy en fase de poder mejorarlo, sigo conectado con ellos a través de videoconferencias para adaptarlo a las necesidades de estos usuarios”, explicó.

 

 

Por su invento, Gómez participó en el programa Eureka, del Canal Encuentro.

 

 

Para llegar a este concurso, Gómez comentó que “fue fundamental haber participado del programa Eureka, del Canal Encuentro, que realmente tuvo una gran repercusión y allí un participante me invitó para que me inscribiera en este nuevo concurso”. Además valoró mucho su participación en ese encuentro con otros científicos porque dijo que “fue una experiencia muy buena para mí, porque además de llegar a todo el país con mi trabajo, tuve que presentarlo en tres minutos ante un jurado de profesionales que fue muy exigente a la  hora de hacer las preguntas. Y lo peor de todo es que nos enteramos de que teníamos ese tiempo cuando llegamos al estudio. Por eso digo que para mí fue todo un desafío. Imaginate contar el trabajo que me llevó dos años en apenas 180 segundos: ¡una locura!”.

 

Gómez explicó que es necesario presentarse en estos concursos porque “para que este prototipo se convierta en un producto ya sea para venderlo, alquilarlo o donarlo; debe cumplimentar una serie de normativas y documentación, tanto legal como técnica, porque para concretarlo se necesita mucho dinero. Además todos esos trámites se hacen en Buenos Aires”.  

 

También recordó que “ese final del año pasado fue increíble por todo lo que me pasó: primero la nota en El Diario de la República, después la presentación de la tesis y enseguida recibirme de ingeniero. Ahí nomás ustedes me dieron el premio Destacado y tuve que viajar a Buenos Aires para grabar el programa en Encuentro. Y durante todo diciembre me llamaron de radios y diarios de todo el país para que les contara cómo era el rastreador”.

 

La importancia de este nuevo desafío es que el ingeniero egresado de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), además de tener un invento que realmente pueda funcionar, debe acompañarlo de un plan de negocios. Para eso debió armar un equipo con otros colegas, que egresaron junto con él, “porque tenemos que visitar otras instituciones médicas y tecnológicas para consultarles si conocen este tipo de dispositivo y pedirles si nos dan la posibilidad de probarlo con sus pacientes. Porque sabemos que la discapacidad es un tema muy sensible”.

 

En todo momento el ingeniero puntano aclaró que su motivación es “la inclusión digital y que se concrete a un bajo costo de producción. Buscamos que fuera así porque hoy en el mercado existe otro programa como este pero el precio arranca desde los 3.500 dólares y nosotros pudimos hacerlo por menos de 100”.

 

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