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No declaró el único detenido por la muerte del adolescente baleado

Maximiliano “Pachi” Campos prefirió no hablar ante el juez Sebastián Cadelago Filippi. El joven de 24 años está imputado por “homicidio simple” en la causa que investiga la muerte de Rodrigo Alexander Ponce Barrionuevo en el barrio José Hernández de San Luis. 

Por redacción
| 05 de diciembre de 2017
En Tribunales. Campos, de 24 años, está imputado por "homicidio simple". Foto: Martín Gómez.

Si había una pica de Maximiliano “Pachi” Campos con Rodrigo Ponce Barrionuevo, su amigo de 16 años, ésta terminó por estallar el domingo cerca del mediodía, cuando le pegó un tiro en la frente al chico, sin más, en el barrio José Hernández de San Luis. Pero horas antes, durante la madrugada, Campos, de 24 años, le había dado al adolescente un puntazo en la pierna, según testimonios incorporados en las actuaciones, que ya están en la órbita judicial. Ayer (martes), el imputado se abstuvo de declarar ante el juez Penal 1, Sebastián Cadelago Filippi.

 

Al finalizar la audiencia, el magistrado refirió que el forense que hizo la autopsia, Jorge Giboín, constató que la víctima tiene una herida punzo-cortante en el muslo, del lado derecho. Esa agresión precedente al tiro les da a los investigadores la pauta de que el inconveniente entre los amigos inició horas antes del ataque más grave.

 

Respecto a qué pudo haber motivado ese problema entre ellos, el juez dijo que tiene algunas referencias, pero que no están consolidadas. “Podría, en principio haberse tratado de una discusión por una moto en la que habría andado el imputado, y que sería robada –contó–. La víctima podría haber participado de la sustracción. Y la discusión podría venir por el supuesto reparto de ese elemento”.

 

Un familiar directo del fallecido, que dio esta versión, declaró que el acusado le debía dos mil pesos a Rodrigo, aunque no hay mayores detalles de ese presunto acuerdo entre ellos. Los efectivos de la Comisaría 6ª y de la División Homicidios allanaron dos domicilios el lunes a la tarde, para tratar de ubicar ese rodado, que sería negro y de baja cilindrada. No lo hallaron. Tampoco encontraron arma de fuego, otro de los elementos que el magistrado los había autorizado a secuestrar, en caso de ubicar.  

 

No admite haber estado en la escena

 

Fue su decisión, una expresión de su voluntad, dijo el defensor oficial penal Carlos Salazar sobre la determinación de Campos de no declarar y no tomar la prórroga de la detención para desarrollar pruebas que lo favorezcan. Esto implica que el juez Cadelago Filippi tiene hasta las 24 horas de mañana para producir las medidas que le interesen y luego resolver la situación procesal del detenido.

 

Campos entró a la indagatoria a las 13:18. Dado que no declaró, la audiencia no se extendió por mucho. Está imputado por “Homicidio simple”, confirmó el magistrado. “Le di a conocer y le expliqué pormenorizadamente cuáles son los alcances de la prórroga de los ocho días, que sirve para la producción de pruebas, y él manifestó que no la quería”, resumió el defensor.

 

Aún no ha podido reconstruirse, de modo minucioso, cómo fue que el domingo cerca del mediodía, el adolescente, apodado “El Cicatriz” terminó baleado en la cabeza, en el monoblock 4 de la manzana 1 del barrio José Hernández.

 

Sí saben que en la madrugada previa habían estado juntos en una reunión en una casa del barrio Padre Mujica, en la zona sur, y que después, los amigos partieron juntos al José Hernández, donde se habrían juntado con otras personas.

 

“Básicamente, los elementos probatorios son declaraciones testimoniales. Son aproximadamente cinco, coincidente en cuanto a que el imputado es quien habría efectuado el disparo a raíz de un problema que se habría suscitado esa misma madrugada”, sintetizó el juez, al finalizar la audiencia, sobre los elementos en los que sostuvo la orden de detención de “Pachi” y el llamado a declaración indagatoria.

 

“Por lo que he alcanzo a ver, hay una circunstancia confusa –consideró el defensor–. Ha habido otras personas en el lugar, a las que les tomaron declaración inclusive bajo juramento. Es decir, que si resulta que alguna de esas personas tiene vinculación con el hecho, hay que desglosar todas las piezas procesales”.

 

Salazar refirió que, de lo que surge de las actuaciones, por lo menos dos personas más –aparte de la víctima– eran parte de ese grupo que habría estado reunido en el barrio José Hernández el domingo a la madrugada. “¿Campos admitió haber sido parte de ese grupo, haber estado en el momento y el lugar del hecho?”, le preguntó El Diario. El defensor contestó que no.

 

Dijo que ahora resta esperar el fallo del juez, qué argumentos expondrá. “Veremos si mantiene los fundamentos del llamado a indagatoria, o no. Y trabajaremos durante la instrucción de la causa en base a eso”, adelantó.

 

Para él, la cárcel es mejor

 

Por otro lado, indicó que su defendido “dejó entrever una situación de maltrato en la comisaría en la que ha estado”. “Dijo que prefería permanecer alojado en el Servicio Penitenciario. Le di a conocer que podía solicitar el traslado a otra seccional, pero no quiere”, informó. Según el defensor, tiene algunos magullones, y por ello pidió que un forense del Poder Judicial lo examinara.

 

Cadelago Filippi informó que ordenó que el imputado fuera llevado a otra dependencia y que lo revisara el médico de tribunales. Al menos hasta ayer, Campos no había formalizado ninguna presentación contra los efectivos. Estuvo detenido en la Comisaría 6ª.

 

El lunes a la madrugada la Policía lo ubicó en el mismo barrio donde fue el ataque. Lo llevaron a esa seccional junto a otras siete personas, para averiguarle los antecedentes y medios de vida. Horas después, el lunes a la tarde, en simultáneo con el fallecimiento del herido en el Hospital San Luis, quedó detenido por el homicidio.

 

El disparo fue de frente

 

Inicialmente, los investigadores policiales presumieron que Rodrigo había recibido el disparo desde atrás, y que el orificio de salida fue por la frente, arriba de la ceja izquierda. Esa hipótesis fue informada a los medios y también al magistrado. Pero ayer, el forense  Giboín confirmó que en el cráneo sólo había un orificio, el de entrada de la bala, en la región frontal izquierda. Pudo recuperar un proyectil, calibre 22.

 

Al ser interrogado sobre la distancia a la que pudo haber sido efectuado el tiro, el especialista estimó que fue cerca, “a menos de 30 centímetros”. “Produjo un daño cerebral importante. Ésa fue la causa de muerte”, agregó. En el certificado de defunción consta que murió por un traumatismo cráneo-encefálico, producto de una herida con arma de fuego, indicó Cadelago Filippi.

 

 

 

 

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