Karina, de princesa a sirena

En el cierre del festival “Una Noche de Carnaval en la Ciudad”, con sólo tres canciones cantadas a capella por Karina hicieron que la espera bajo el agua valiera la pena. Con “Corazón mentiroso”, “Sinvergüenza” y “Hasta el fin del mundo”, La Princesita calmó a sus fanáticos, que entendieron que por medidas de seguridad, no se podían usar los equipos eléctricos para continuar con su show.

“Es una pena pero me parece que no hay que dar muchas explicaciones: el clima no lo puede manejar nadie”, se excusó Karina ante la prensa, en el camarín dando notas pedidas por ella, y que a través de los medios sus fans supieran que pretendía seguir adelante.

“Todos esperamos hasta último momento con la esperanza que parara” dijo, mientras los organizadores miraban desde la puerta hacia el cielo, rogando lo imposible.

Aun así, se fue con un recuerdo impagable. “La gente es increíble, se quedó igual bajo la lluvia” relató emocionada, sosteniendo con fuerza un ramo de flores que le obsequiaron.

El show se reprograma y volverá con canciones nuevas, ya que el mes que viene edita su nuevo cd, con canciones de temática romántica. “Tendrá historias de vida, como las que pertenecen a mi discografía, siempre tratando de alentar a la mujer y darle fuerzas, son temas de amor”, adelantó.

La idea del próximo concierto es devolver el cariño que recibió esa noche lluviosa. “Me llevo un recuerdo hermoso de todo lo que pasó esta noche”, destacó.

Pero más temprano la fiesta estaba en su apogeo. La gran idea de organizar el desfile de murgas y comparsas hizo que coincidieran con los que esperaban a los grupos de cumbia tropical que se dieron cita en el Kilómetro 0 de la provincia.

Apenas terminaron de tocar los tambores murgueros sonaron las timbaletas.

A modo de producto capilar, había personas que todavía venían con espuma en la cabeza que tiraban en el desfile y continuaron en los shows.

Los artesanos, precavidos, taparon sus productos mientras habían largas y famélicas filas para esperar el platito de la Cazuela del Carnaval, que fue un éxito gourmet, aunque la espera daba más hambre.

Con el escenario montado sobre la calle Rivadavia hacia Pringles, para ganar espacio, los organizadores utilizaron el patio de la escuela Bazán para organizarse con los equipos de los conjuntos.

Viviana Carranza y Adrián Ortiz, con carisma y simpatía entretuvieron a los ansiosos.

Los grupos locales demostraron por qué los convocaron. Luis Soloa y el Grupo Pasión rompieron la espera y La Khumbao no se quedó atrás, como en una competencia para ver quien hacía bailar más al público, los cantantes Alito Bustos y Yamil Mora agitaban con “Yo no te pido la luna”, “Propuesta indecente” y “Ropa apretaíta”. “¿Y las palmas? que lo disfruten hasta el fondo” agitaba el líder de La Khumbao y la gente se esmeraba en dar todo, con la segunda banda en acción.

Los Kábala con Lulú al frente salieron a matar con tantas ganas que tocaron tres temas y aún bajo la lluvia querían seguir. Una pena tanto esfuerzo pero la gente supo valorar el sacrificio de continuar para no decepcionar a los fans de la cumbia tropical.

Todas las bandas supieron para quién tenían que abrir esa noche pero no se amilanaron en sus propuestas y todos los repertorios brillaron por su calidad.

Las sonrisas de las promotoras brillaban pero eso no impedía algunas caras tristes por lo que se venía y lamentablemente llegó: la lluvia.

Hubo merchandising sobre los cuerpos, en vinchas, remeras y trapos pintados, hasta carteles alusivos con el amor que sienten por Karina, incluso desde localidades como Tucumán y Mendoza.

La épica entrada de Karina incentivó a los fans que esperaban al costado de la carpa principal. Bajo un paraguas, se acercó a saludar a los fanáticos que apenas la vieron, deliraron.

En el aire una voz sonó conocida y el primer grito de la gente se hizo escuchar: “¿Cómo es que no me dejan subir?” entonces Karina saludó sola desde el escenario, y tras pedir disculpas innecesarias, cantó a capella pero acompañada por los pacientes fieles, “Mentiroso” y “Sinvergüenza”.

“¿Qué hago? ¿me voy?” y le contestaron tajante: “Noooo”. Y siguió con su voz quebrada por el apoyo popular con “Hasta el fin del mundo”

Karina se llevó mucho cariño genuino, un ramo de flores de cortesía, grabó mensajes en celulares y besó niños pequeños.

Frente a ella pero detrás del vallado, Juli la miraba, le gritaba (con cariño, era el grito de una fan que llamaba su atención) y cuando llegó, le tomó la mano. Cuando su ídola se fue, se pasó la mano por la cara. Qué raro es llorar de la alegría, pero nunca se sabrá si Juli lloraba porque llovía fuerte y se limpió la cara rápido. Los ojitos rojos daban esa impresión.

Cuando no se pudo sostener la situación el clima ganó la pulseada y en la última lluvia se decidió suspender

Karina se fue pero sus músicos no perdieron el ímpetu y zaparon en la carpa hasta que se cansaron de golpear las timbaletas.

En la plaza quedaron tirados bolsas y papeles que quedaron en el suelo, que la lluvia se llevó calles abajo seguramente algunas lágrimas colaboraron en esa noche gris.