Marcelo Abdala: "Hay que enseñar a comer; primero en la casa, después en la escuela"

Comer un chocolate o un chupetín dos días seguidos, no es lo mismo que hacerlo durante todos las jornadas  que dure el ciclo lectivo. Tampoco las repercusiones en el cuerpo serán las mismas. La solución: modificar hábitos y conductas, algo que es muy difícil cuando la industria crea alimentos cada vez más llamativos y adictivos. Sin embargo, no todo está perdido cuando cambiamos el pensamiento. El director de Salud de la Municipalidad, Marcelo Abdala, señaló que es importante que los padres y los docentes enseñen a comer de manera saludable.

—¿Son realmente saludables los quioscos saludables?

—La propuesta de quioscos saludable es importante, porque abre en la conciencia de la comunidad el hecho de que es primordial cuidar de la salud a través de buenas elecciones, y de mejores hábitos. Si antes un chico estaba acostumbrado a comer chocolate todo el día y de repente empieza a elegir una fruta, nos encontramos que está haciendo un cambio muy importante para su calidad de vida. La elección que hace depende de un neurodisparador. ¿Qué es un neurodisparador?, es un mensaje que abre la posibilidad en el cerebro de empezar a pensar distinto de cómo se estaba  pensando. Es necesario empezar a pensar distinto de lo que lo hacemos.

—¿Qué alimentos debe encontrar un niño en un quiosco saludable?

—Frutas, cereales y alimentos bajos en grasa. Es bueno que estén contemplados los alimentos sin TACC, porque cubren las necesidades de una población grande.

—Si un niño come durante toda la primaria y secundaria meriendas no saludables, ¿qué puede pasarle a su salud?

—Puede suceder a que el niño asocie. Es decir, relacione a que estaba feliz en la escuela porque comía chocolates. Entonces cada vez que necesita un poco de felicidad, come chocolate, aumenta el consumo de grasa y al hacerlo incrementa también la posibilidad de enfermedades cardiovasculares, ACV y  todas esas patologías que elevan el índice de mortalidad .

—¿Sería mejor que el establecimiento directamente no tuviera como opciones la chatarra?

—Es imposible pensar que se vayan a desterrar productos de consumo, porque por año la industria crea de 13 mil a 14 mil alimentos nuevos. Son productos que cuando el público los consume, aumenta el deseo de seguir comiéndolos. Debería ser como una guerra y un fin para poder revertir esto.

—¿Hay algún estudio que muestre lo que le provoca a los niños comer así?

—Hay un documental que llama "Super Size Me", que muestra un estudio evolutivo de una persona que consume comida chatarra durante cuatro o cinco meses. Es sorprendente la investigación, porque podés ver directamente cómo la persona aumenta su colesterol, su ritmo cardíaco, su malestar en general y como si fuera poco, aumenta 10 kilos.

—¿Si no se puede evitar la fabricación de estos alimentos dañinos, cuál es la solución? 

—Hay que educar. Y en esto el neurodisparador cumple un papel preponderante, porque ya se conoce que existe una posibilidad de vivir mejor, entonces hay que incentivar a través de la educación a la población. Primero en los hogares y después en las escuelas.

—¿Actualmente hay otras medidas en marcha para mejorar los hábitos alimenticios en las escuelas?

—Nosotros vamos a proponer desde la Dirección de Salud de la Municipalidad capacitaciones educativas en las escuelas. Y aquí vamos a explicar el significado que tiene un neurodisparador, que en este caso es el quiosco. También vamos a hablar de los hábitos higiénicos dietéticos, qué es bueno comer y qué no. En qué momentos y los diferentes horarios de comida.