Luis tiene 71 años y estudia Mecánica de Autos en la UPrO

Dice que para sus compañeros de la Universidad Provincial de Oficios, él es el "viejo mimado". No es para menos. A los 71 años, Luis Torres se decidió a enfrentar el desafío de estudiar Mecánica de Autos junto a personas que, en promedio, tienen cincuenta años menos.
En su casa del barrio Ciudad Jardín y rodeado por sus cuatro hijos y once nietos, Torres contó que las ganas de aprender lo han acompañado toda su vida, incluso desde las épocas cuando acompañaba a su padre, que era trabajador rural.
"Mi niñez no fue ni buena ni mala. Pasé mi infancia en el campo, al sur de la provincia. Más que nada en localidad La Angelina, aunque mi padre nos llevaba a los lugares donde tenía que trabajar. Éramos un poco nómades", comentó.
Torres hizo la primaria en la escuela de La Angelina, pero luego su familia se mudó a Villa Mercedes. Fue en la secundaria cuando sintió pasión por la mecánica.
"Me recibí de bachiller en el Colegio Nacional, pero estudié también en la antigua ENET Nº 1, la Escuela Industrial. Ahí me enseñaron las bases de lo que sé. Tuve profesores muy buenos y seguí los consejos que me dieron. Después trabajé en muchas oficios, pero siempre fui fierrero", expresó.
A lo largo de su vida, Luis trabajó en  fábricas. Siempre en sectores de mantenimiento o en los talleres. "Mi último trabajo fue en Mastellone, como encargado de la caldera. Ahí me jubilé", aseguró. 
Pero el amor por los autos siempre lo acompañó, por eso pretende conocer cómo se integran las nuevas tecnologías en los automotores. "Estoy estudiando a esta edad porque hoy en día todos los coches que salen a la venta tienen circuitos computarizados y, no quiero hablar mal de nadie, pero algunas veces las concesionarias los venden con fallas. A mí me gusta saber. Y hacer los arreglos personalmente. Hay que estar a altura de los tiempos para que a uno el mundo no lo arrolle", sostuvo.
Aunque, más allá de la pasión por los fierros, hay un deseo más que arde en Torres: la misión de ser un faro para los pequeños que corretean a su alrededor: "El estudio es todo. Ayuda a tener una visión más amplia y mejor del mundo. A darse cuenta de los errores. Entré en la UPrO para no quedarme con lo que aprendí y para ser un ejemplo para mis nietos. Quiero que ellos vean que si su abuelo puede estudiar, ellos también pueden hacerlo", remarcó.
Respecto a la relación con sus compañeros de clases, Luis se mostró satisfecho: "Creo que soy el ‘viejo mimado’ de la UPrO. Todos mis compañeros me tratan con mucho cariño y respeto. No sólo a mí, son así entre todos. Hay un ambiente muy lindo y sano" afirmó. "Soy el mayor de todos, pero también va a estudiar otra gente".
No todo fue sencillo para Luis en las aulas, el curso de nivelación le costó mucho. "Estuve 32 años sin ver lengua ni matemáticas. Tuve que hacer recuperatorios, pero al final aprobé y ahora estoy cursando primer año, aunque todavía hay cosas que me cuestan como computación. Por suerte mis nietas me enseñaron algo", expresó. 
Aunque no pierde la vitalidad, Torres no quiere volver a trabajar. "Me han propuesto poner un taller mecánico, pero no quiero. Estudio para poder transmitir lo que aprendo a mis hijos y a la gente que quiera saber sobre estos temas. Así evito que lleven a arreglar algo y los engañen", finalizó Luis con una sonrisa.