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Cristina Pérez: una soñadora que desafió a su pasado humilde

Por redacción
| 11 de junio de 2017
Logro cumplido. La carrera le llevó 5 años, uno menos que lo estipulado. de chica, su sueño fue dedicarse al derecho.

María Cristina Pérez habla de su pasado y los ojos se le humedecen. El nudo en la garganta lleva treinta tres años sin poder aflojarse al repasar cómo la vida se empeñó en hacérsela difícil. Pero si hay algo en lo que se hizo experta, es en saltar obstáculos. Llegó a los 15 desde La Toma para ser niñera en una casa paqueta, muy diferente a la estructura de nylons y chapa que tenía su familia. A los 30 decidió estudiar abogacía, por lo que  muchas veces debió comer sólo arroz para pagar la cuota de la universidad. Hoy, con 48 años, enterró aquellos tiempos mezquinos para alcanzar su mayor logro: fue nombrada oficial de justicia de la Fiscalía de Estado de la Provincia y  también le tocó intervenir en la recuperación de la Cerámica San Luis.

 


Cristina nació el 16 de abril del '69. Tiene seis hermanos y ella es la del medio. De chica se destacó del resto por ser buena alumna: tenía buenas notas y disfrutaba de los libros, lo cual despertó un particular orgullo en su papá Benito que se ilusionó con un futuro mejor para su pequeña. "Me vine a trabajar de niñera cama adentro, cuidando dos nenas, con la idea de trabajar de diciembre a marzo y volverme. Sin embargo, como mi sueño siempre había sido estudiar, pero como éramos muchos hijos, que pasamos todas las necesidades -vivíamos en un ranchito con chapas-, mi papá decidió que me quedara para que me mandaran a la escuela", recordó.

 


Durante el día atendía a las niñas de una familia bien acomodada de la ciudad y por la noche cursaba el secundario en el colegio Nº 2 "Juan Esteban Pedernera". Se graduó en el '88 y aunque quería seguir la carrera de Abogacía, su pasar económico de ese entonces se lo impedía. Aun así se propuso traer a su familia, a quienes sólo veía esporádicamente cuando le daban permiso para viajar a La Toma.

 


"En todos esos años que trabajé, juntando moneda por moneda, con mi sueldo compré un terreno en el Villa Celestina e hice una casa con dos piecitas. En el '99 me traje a mis papás y a mis hermanos más chicos.  Pasamos hambre y miseria, pero necesitaba volver a estar con ellos, quería tenerlos y recuperar ese tiempo perdido", contó.

 


Cuando sus cosas parecían acomodarse, Cristina se enteró que la Universidad de Lomas de Zamora traía la carrera de Abogacía a la ciudad. Hacía once años que había finalizado el secundario y desde entonces había querido dedicarse al Derecho, pero eso implicaba un nuevo sacrificio: "De mi sueldo vivían mis padres y hermanos, así que tuve que sentarme a decirles que, como era privada, el 80 por ciento de mi sueldo se iría en la cuota, lo que significaba volver a pasar necesidades. Me dijeron que estaban dispuestos y yo hice todo el esfuerzo. Me iba caminando del barrio hasta el centro (a su lugar de trabajo) para ahorrarme los cuatro viajes del colectivo. A la noche pasaba por el supermercado en Los Álamos y me compraba un paquete de arroz que era la cena de mi familia. Dos compañeras me prestaban los apuntes", describió muy emocionada.

 

Su orgullo. La familia es lo que más cuida: Guadalupe, de 13, Bianca, de 16, y Sebastián, su marido. 

Durante el cursado debió pasar varias peripecias para estudiar como correr del trabajo a clases, pasar varias noches en vela aprendiendo leyes y artículos, ser la primera en rendir para llegar a tiempo al horario de trabajo. La carrera duraba seis años pero Cristina consiguió hacerla en cinco, en parte por su talento y esfuerzo, y en parte, porque le encarecía su economía.

 


Antes de rendir su última materia, Derecho Internacional, el destinó desenvainó un nuevo mal trago que la hundió en la depresión: Benito, que había contraído cáncer, partía del mundo. "Creí que me moría con él; me costó recibirme sin él y cuando lo conseguí, dije que hacía un esfuerzo más por mi mamá Teresa y mis hermanos, pero al año también se fue mi madre. El sueño de recibirme y que no les faltara nada no lo logré, no pude lograr que se fueran sin pasar necesidades", se lamentó.

 


El año anterior, con Teresa aún con vida, en la crisis económica de 2001, la dejaron sin trabajo y en la desesperación por seguir su vocación, decidió anotarse en el Plan de Inclusión Social para pagar las cuotas. "Mi idea nunca fue abandonar, necesitaba recibirme. Me anoté en el Palacio para las parcelas, junto a mis hermanas", comentó. Allí estuvo dos años hasta que en 2004 consiguió rendir la asignatura final. Obtuvo su preciado título de abogada.

 


Con la matrícula en mano, descubrió que le apasionaba el Derecho de Familia. Trabajó cuatro años en el estudio de Carlos Cobo y hace cinco se sumó al equipo encabezado por el ministro de Seguridad, Ernesto Nader Alí. A principios del año pasado, el fiscal de Estado Eduardo Allende contactó a Cristina porque necesitaban una persona que se encargara de las causas asentadas en Villa Mercedes. "Empecé con una procuración de sueldo, luego obtuve el poder de las empresas, y poco después me plantearon una sociedad. Cuando Eduardo asumió como funcionario me llamó para la Fiscalía. Lo que me han demostrado los chicos. No lo puedo creer, me llena de orgullo", sostuvo.

 


Su primera batalla ganada fue la posesión de la Cerámica San Luis, que el Gobierno expropió para devolvérsela a los trabajadores despedidos.

 


Actualmente, Cristina vive con su compañero hace 21 años, Sebastián González, y con quien tuvo dos retoños: Bianca, de 16  años y Guadalupe, de 13. "No reniego de la vida, sé que estuve guiada por Dios porque me podría haber pasado de todo. Miro para atrás ahora que soy mamá y digo 'cómo pude crecer de golpe'; sin querer tenía una presión impresionante pero sabía que era para ellos (su familia), para darles lo mejor. Con mis hijas me puse un objetivo: no darles de más, sino lo que yo no tuve y que lo valoren, y lo hacen. Saben que todo a la mamá le costó un montón. Sé que hay que invertir en la educación porque yo soy eso", afirmó con un gesto reconfortante.

 


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