Recapturan a un preso que no volvió de una salida transitoria

Si su conducta era apropiada, era factible que Ricardo Alexis Cruceño pudiera acceder a salidas transitorias más largas o incluso al beneficio de la libertad condicional, tras cumplir dos tercios de su condena, pero al parecer le fue imposible portarse bien. El sábado, el joven, condenado por un robo a mano armada, salió del penal con permiso de un juzgado y no regresó. Lo recapturaron ayer, tras una larga persecución vehicular que terminó en los barrios del sur de la ciudad.

Cruceño ya había estado alojado en algunas comisarías por distintos delitos, pero el que lo llevó a la cárcel ocurrió el miércoles 19 de marzo de 2014, en un mercadito ubicado en Mitre al 100, extremo sur, en el barrio Cantisani.

Ese día, al mediodía, el joven, que ahora tiene 24 años, entró al comercio con un casco de moto para no ser reconocido y, armado con una pistola calibre 22, le apuntó en la cabeza a Analía Melina Amieva, la dueña, para llevarse la caja registradora completa.

Alertada por los gritos de su vecina, una mujer le largó un palo al delincuente cuando salió a la calle y otro hombre trató de perseguirlo, pero Cruceño intimidó a ambos disparando al aire.

Después de gatillar, el joven se subió a la moto 110 de un cómplice que lo esperaba en las inmediaciones. La Policía recibió el aviso del asalto y desplegó un operativo cerrojo para cercar a los “motochorros”, pero sólo atraparon a Cruceño, en la avenida José Santos Ortiz y Luján, ya sin casco pero con la pistola aún encima.

En la caja recuperada, que los asaltantes ni siquiera alcanzaron a abrir, había entre ochocientos y mil pesos. En los días posteriores, cuando fue indagado por el entonces juez Penal 2, Jorge Sabaini Zapata, el imputado dijo que el día del asalto un conocido de su barrio lo paró en la calle y le ofreció “una moneda” a cambio de que llevara la registradora, que aseguró no sabía que era robada. También que, una vez alcanzado por los patrulleros, la Policía le plantó el arma que le secuestraron.

Sabaini Zapata no le creyó y el 31 de marzo lo procesó con prisión preventiva, por el delito de robo calificado. Pero ni siquiera Cruceño pudo sostener la historia que había dado y en noviembre de ese año, cuando la causa ya había sido elevada a juicio con un pedido a diez años de cárcel, admitió la autoría del hecho para acceder a un juicio abreviado.

Su abogado y la entonces fiscal de Cámara, Diana Bernal, acordaron una pena a cinco años y seis meses de prisión, trato homologado por los jueces de la Cámara del Crimen 1 a mediados de diciembre, cuando comenzó a cumplir la condena.

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