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Absolvieron a la mujer que mató a un vecino con un hacha

La Cámara Penal de Concarán entendió que Zulema Silva reaccionó porque Alberto Mansilla la quiso violar.

Por redacción
| 02 de septiembre de 2017
Todos de acuerdo. De izquierda a derecha: Sosa, Piguillem y Saá Zarandón su fallo fue unánime. Foto: Archivo.

Fue así, como Zulema Inés Silva dijo. Alberto Mansilla se le apareció en calzoncillos, decidido a que tuvieran sexo, después de haber pasado horas tomando cerveza juntos. Pero ella no quiso. Y él no se resignó al rechazo, la quiso tomar por la fuerza. Cuando ya la tenía tirada en la cama, ella alcanzó a agarrar un hacha y lo golpeó en el cuello. Lo mató. Pero no fue un homicidio a secas, sino una reacción de una mujer violentada, ante un mal inminente. Eso entendieron los jueces de la Cámara del Crimen de Concarán, que absolvieron a la acusada y ordenaron su inmediata libertad.

 

Una vez que le dieron el veredicto el jueves a la tarde, Zulema volvió a Villa Larca, su pueblo, el mismo donde empezó su desgracia la noche del 13 de abril del año pasado. Había estado presa desde aquel día.

 

Cuando escuchó que el tribunal la absolvía no festejó. Lloró como durante casi todo el juicio. “Siempre se la vio triste, compungida”, contó alguien que presenció todas las audiencias. De hecho, Zulema pidió perdón por lo que había hecho, dijo que “se disculpaba con todos los que siente que deben disculparla”, narró la fuente.

 

La hasta entonces acusada de homicidio manifestó que no hay un solo día, desde hace un año y cuatro meses, que no piense en el hecho que la llevó a prisión y no se arrepienta de haberlo hecho.

 

Numerosos familiares suyos habían ido a acompañarla, interesados por su suerte, incluida una ex pareja a la que alguna vez Zulema denunció por violencia de género. Cuando ella vio que presenciaba la audiencia, pidió que no lo dejaran estar. Pero el tribunal no accedió a su petición. Quedó visto que el hombre estaba preocupado por ella y festejó con los puños en alto, apretados, cuando escuchó que no iban a condenarla.

 

Los jueces Sandra Piguillem, Luis Manuel Sosa y Juan Manuel Saá Zarandón llegaron, por unanimidad, a la conclusión de que el homicidio que cometió Silva no debía ser castigado, porque “ella reaccionó ante lo que consideraba una amenaza para ella, para su integridad”, dijo ayer una fuente del tribunal. Hasta el martes, la Cámara tiene plazo para emitir los fundamentos de su sentencia.

 

Para exculpar a la mujer procesada, los camaristas aplicaron el segundo inciso del artículo 34 del Código Penal, que establece en qué condiciones ciertos delitos no son punibles, es decir, no deben ser castigados.

 

Esa norma determina que no es pasible de sanción “el que obra violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave e inminente”. En este caso, interpretaron los jueces, Silva sintió amenazada su integridad y su libertad sexual, ya que Mansilla quería forzar una relación que ella no consentía.

 

 

El fiscal pedía diez años

 

El fallo fue un revés para el fiscal de Cámara, Mario Néstor Zudaire, que en su alegato había pedido que condenaran a la mujer a diez años de prisión. El acusador sostuvo que Silva debía ser sentenciada por homicidio simple, ya que consideró que no había ninguna circunstancia de justificación del homicidio.

 

Zudaire no creyó en la versión de la acusada. Expuso que Silva tuvo la voluntad de matar a Mansilla y sugirió que el móvil habría sido el robo. Sin embargo, aclaró, “el móvil está solo en su mente y no ha podido ser debidamente probado”, señaló el Centro de Información Judicial.

 

A la postura del fiscal se opuso la de los dos defensores de la homicida, Orlando Villegas y Cándido Assat, quienes adujeron que “hubo una agresión ilegítima grave por parte de Mansilla, que fue repelida en forma legítima, en forma proporcionada, con un resultado no querido”, por parte de la mujer.

 

Afirmaron que Silva no actuó con dolo, ya que “no fue a la casa de Mansilla a matarlo, ella sólo se defendió de lo que claramente fue un abuso sexual, lo que consta en las pericias”.

 

“Ella, cuando la detuvieron, esa misma noche, estaba con las ropas rasgadas, manchada de sangre. El médico que la examinó corroboró que tenía marcas en el cuello y en las muñecas, y un fuerte dolor en la zona lumbar”, dijo ayer Assat a El Diario. El defensor señaló que “todos esos signos de agarrones y otros indicios no dejan lugar a dudas de que se defendió de un ataque sexual”.

 

“Eran conocidos, amigos, porque es un pueblo chico. Habían tomado, pero nadie estaba alcoholizado, los niveles de alcohol eran absolutamente normales. Y, como habían comido, ella estaba limpiando cuando apareció el hombre en calzoncillos. Así lo encontró después la Policía. No era verano, era abril, el hecho de que estuviera semidesnudo corrobora lo que declaró ella”, afirmó Assat.

 

El homicidio ocurrió en la casa de Mansilla –sobre la calle Caldén sur, de Villa Larca–, un trabajador rural habituado a trabajos físicos, lo que le daba fuerza y destreza.

 

El abogado sostuvo que las pruebas se condicen con la versión de Silva. Ella dijo que Mansilla la llevó por la fuerza hasta el dormitorio y la tiró a la cama de dos plazas, en la que había un colchón de una.

 

Los jueces, según trascendió, creen que efectivamente allí, en esa posición, la mujer le asestó el hachazo en el cuello a su atacante. Silva terminó con los cabellos y la ropa manchada con sangre, lo que abonaría la suposición de que, como ella dijo, estaba debajo de su agresor. Además, en el centro del colchón hallaron manchas de sangre.

 

“Ella no tuvo la intención de matarlo, pero el hacha era muy filosa y eso, sumado al peso de la herramienta, hizo que el solo hecho de asentarle el filo en el cuello le causara una lesión de dos a tres centímetros, que le afectó la carótida”, dijo Assat.

 

El defensor hizo notar, asimismo, que por otra parte no surgió ninguna prueba de que la agresión de la mujer al dueño de casa pudiera tener otra motivación.

 

Para los jueces, ese punto también habría sido crucial, según trascendió. Ya que, según dijo una fuente de tribunales, “en la investigación no surgió ninguna prueba que contradiga lo que Silva manifestó en su confesión”.

 

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