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Condenado por matar, salió de la cárcel a trabajar y robó

Le arrebató el teléfono a una mujer 4 horas de su horario de regreso al penal. Se ocultó en una pileta de lona.

Por redacción
| 31 de enero de 2018
Pileta. Allí se ocultó para tratar de burlar a sus perseguidores. Foto: Gentilza Jorge Castro.

Hasta ahora las cosas no le han resultado bien, pero hay que reconocer que es ingenioso. En setiembre de 2007, Nelson “Chucky” Giménez improvisó un torniquete con el mango de una sopapa y unas sábanas para aflojar los barrotes de una celda y escapar de la Comisaría del Menor. Con 17 años, estaba detenido por haber asesinado a un primo en el barrio San Martín Norte. Anteayer, se sumergió en una pileta de lona ajena y se tapó con el cubrepileta para escapar de los efectivos del Grupo COAR, que casi desisten en la búsqueda ante tan astuto escondite. Cuando finalmente lo hallaron, descubrieron que el joven, al que perseguían por arrebatar un celular, debía volver a la Penitenciaría en cuatro horas, ya que cumple condena por el homicidio de su familiar pero aprovechó sus salidas transitorias para robar.

 

Ese detalle, arruinar por un teléfono el beneficio de estar en la calle, porque ya estaba en condiciones de pedir la libertad condicional, opaca totalmente esa presunción de su ingenio.

 

“Chucky” tiene 29 años y está encerrado hace casi diez, desde setiembre de 2008, por haber matado a su primo, Ricardo Damián Jiménez, de un tiro en el pecho.

 

El camino que lo llevó a la cárcel fue largo. No solo porque al momento del crimen tenía 16 años y a pesar de ser punible no podía ir al penal; también porque se las ingeniaba para eludir a la Ley.

 

El acusado, hermano de otro conocido delincuente, Cristian “Jipi” Giménez, entró a las crónicas policiales de San Luis nada menos que por un asesinato, ocurrido la madrugada del 9 de enero de 2006, cuando cortó a balazos un festejo familiar, en una de las veredas de calle Paraguay, y le arrebató la vida a su primo, que tenía 22 años y murió antes de ser asistido por una ambulancia. Esa noche desapareció, más que por eludir a la Policía porque sus familiares le tenían jurada venganza.

 

Finalmente lo detuvieron el 1° de junio de 2006, en un ciber del barrio 544 Viviendas. Con un pedido de condena a 15 años de cárcel para cuando pudiese ser juzgado, “Chucky” pasó a la Comisaría del Menor, de donde se escapó poco más de un año después.

 

Fue recapturado doce meses y 20 días después, el 23 de setiembre de 2008, tras intentar arrebatarle la cartera a una mujer en la esquina de Rivadavia y España. “Dejame ir, por favor”, le pidió al efectivo del Comando Radioeléctrico que lo apresó, aduciendo que se llamaba Juan Hernán Villavicencio.

 

Lo curioso es que este lunes, Giménez le pidió lo mismo al agente del COAR que lo sacó de la pileta de una vecina del barrio 142 Viviendas, mojado de pies a cabeza. “No me llevés, si igual ahora tengo que volver al penal”, dijo el ladrón, según trascendió de una fuente que actuó en el procedimiento.

 

Condenado

 

Ayer, el interventor del Servicio Penitenciario Provincial, Hugo Scarso, confirmó que “Chucky”  entró al penal de la capital el 30 de  setiembre de 2008 y que purga con una pena a quince años de prisión por homicidio simple.

 

También, que en junio del año pasado quedó en condiciones de solicitar la libertad condicional por haber cumplido dos tercios de la condena, pero que recién en diciembre le otorgaron el beneficio previo, las salidas laborales, para que pudiera salir a trabajar de lunes a viernes, de 8 a 16.

 

Presuntamente debía realizar labores en el barrio Vialidad Nacional, y si las hacía o no será motivo de investigación, pero quedó evidenciado que no abandonó la actividad delictiva.

 

El lunes al mediodía se acercó a dos hermanas que tomaban mate en el hall de entrada de una casa en el Anexo II del barrio Eva Perón. Simuló que iba a preguntarles algo, pero de repente tomó el celular de una de ellas y salió corriendo hacia una de las esquinas, donde lo esperaba una joven a bordo de una moto.

 

La dueña del teléfono, de 41 años, salió tras él a los gritos, tan enérgicos que el delincuente optó por arrojarle el teléfono para que no lo persiguiera. Pero la hermana de la víctima ya había corrido hasta la Comisaría 39ª, a la vuelta de donde ocurrió el hecho, para advertir a las autoridades.

 

Efectivos de la seccional, del grupo COAR y de la División de Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM) salieron en busca de los sospechosos, a los que hallaron sobre el bulevar Juan Pekol, detrás del mercado municipal.

 

Mariela Villavicencio, que manejaba la Motomel 110 roja en la que había huido, optó por quedarse quieta, pero Giménez corrió hasta uno de los entremos  de la manzana 310 y se adentró en la cuadra saltando techos y medianeras.

 

Preso, otra vez

 

“Al efectivo que lo perseguía lo desconcertó haberlo perdido en un patio de dos por dos metros. Había agentes cercando la cuadra y no podía haberse escapado, hasta que lo encontraron dentro de la pileta” de una mujer de apellido Lucero, de 70 años, informó el comisario Juan Barroso, jefe de la Seccional 39ª.

 

Esa persona lo denunció por violación de domicilio y la dueña del celular, de apellido Bogado, por robo.

 

“Chucky” quedó detenido en la comisaría a disposición de la jueza Penal 3, Virginia Palacios, que hoy podría citarlo a indagatoria por lo ocurrido el lunes, mientras tramita su restitución al penal.

 

Villavicencio, que tiene 27 años y es su pareja, también quedó detenida, acusada solo por el arrebato del teléfono.

 

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