San Luis, una "potencia" del arte rupestre a nivel nacional
Manifestó que la provincia es un caso excepcional en Argentina en cuanto a la cantidad de hallazgos que se encuentran en su superficie.
Las travesías arqueológicas comienzan con un sitio en el que buscar. Suelen estar alejados de las ciudades, en algún poblado de escasos habitantes. Lugares a los que el acceso es muy complicado y que para llegar hace falta un guía que ayude a atravesarlo. Llegan en autos hasta la casa más cercana, son grupos de 5 o 6 especialistas. Continúan a veces a caballo, otras caminando. Siempre con la esperanza de que algo nuevo van a encontrar.
Guillermo Heider es un arqueólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Nació en Villa Huidobro en Córdoba y trabaja en San Luis desde hace ocho años. Conoce la provincia de punta a punta, sobre todo sus lugares más recónditos, aquellos que albergan la cultura, la idiosincrasia, de los pueblos originarios de estas tierras.
"En referencia a la Argentina, San Luis es excepcional. Tiene una cantidad enorme de arte rupestre en cuanto a la densidad por superficie y es lo que distingue a la arqueología de esta provincia, sin duda es un referente en el país. Si lo comparás con otras provincias, la concentración es muy alta, donde pudieron pintar, lo hicieron", destacó Heider.
En la zona donde más se encontró grabados y pinturas es el Departamento San Martín. "Pero está un poco sesgada, porque allí fue donde trabajó Dora Ochoa de Masramón y todos la seguimos un poco. Ella le contó a Mario Consens (referente de la arqueología sobre todo en arte rupestre) y nosotros agarramos sus libros y recorrimos esos sitios, pero también trabajamos en otras partes y encontramos más. Por ejemplo, en el oeste, al norte y cerca de la ciudad también. La provincia está llena", exclamó.
Heider aseguró que, como evidencia estas pinturas que datan de miles de años, "son algo muy especial. Podés encontrar puntas de flechas, cerámicas en muchos lados. De hecho trabajé en el sur y descubrí muchos sitios en su momento. Pero el arte está puesto de otra forma, porque no es la concepción que nosotros tenemos de eso. Para los pueblos originarios tenía una connotación religiosa y ritual. Justamente, el arte, está pensado en un mundo simbólico, diferente al resto de las evidencias que pueda haber en un sitio. Marca, o intenta demarcar, algunas cosas a las que nosotros no tenemos acceso como arqueólogos. Es una representación de un conjunto de ideas, pero no las podemos conocer. Podemos hablar con los huarpes y los ranqueles actuales, preguntarles un montón de cosas que ellos nos contestarán, pero a las pinturas no les podemos preguntar nada, solo hacer interpretaciones sobre eso".
Y los ancestros de aquellas épocas no son los únicos que guardan secretos, porque muchas de las zonas donde los arqueólogos hallaron estos sitios prehistóricos, no pueden ser revelados. "Hacemos la búsqueda y luego un informe con todo lo que encontramos. Esto lo mandamos a la Dirección de Patrimonio de la provincia y ellos se encargan de la gestión cultural. No todos los sitios con arte rupestre son abiertos para que la gente los visite, porque se van deteriorando. Entonces, luego las autoridades deciden qué lugares se muestran y cuáles no. Los conocidos son pocos y muy populares, por ejemplo, el cerro Sololosta y Cañada Honda. En general no muchos conocen otros porque están lejos, a gran altura en la sierra y cuesta mucho llegar. No fue fácil para Dora ni para Consens, tampoco para nosotros", explicó.
Pero Heider tiene a los mejores guías y sin ellos nunca conseguiría tener acceso a esos sitios. "Son muy importantes los maestros rurales, porque ellos acceden a la personas más curiosas, los niños, que les cuentan lo que ven y eso nos viene muy bien. Solemos ir a las escuelas rurales y dar una charla y de ahí vamos a los sitios. Además, que te apoye la Universidad, la Provincia y que se vayan conociendo más cosas, hace que la gente se anime a contarte dónde encontraron arte rupestre. Sin el vecino, el habitante del paraje, difícilmente llegues a un sitio, ellos son los que viven y conocen ese paisaje", remarcó.
"Conformamos un equipo de 10 personas, solemos ir a los viajes unas cinco o seis. Vamos en auto hasta la casa más cercana al sitio, ahí continuamos a caballo o a pie, siempre primero tenemos que pedirle permiso al dueño del campo y hasta ahora nunca nos negaron la entrada, estamos muy agradecidos", manifestó.
El especialista resaltó su admiración por cómo la gente de San Luis conoce su tierra "sobretodo en las zonas rurales, en todos los pueblos en los que estuve, no solo me atendieron muy bien, sino que me enseñaron a entender ese paisaje y desde ahí encontrar los sitios. Conocen muy bien el lugar donde viven, dónde está el agua, saben cuándo va a llover. Es un recurso crítico en la toma de decisiones, lo era en ese entonces y lo es hoy. El mundo gira en torno al agua y es más probable encontrar arte cerca de esta".
El trabajo de Heider es continuo, todo el tiempo está investigando y publicando sus trabajos. Ahora es posible que pueda tener un lugar en el equipo que haga las nuevas excavaciones en la gruta de Inti Huasi (aunque aún no sabe si lo convocarán) para determinar si hay vestigios de civilizaciones más antiguas de las que se conocen hasta el momento, que datan de hace unos ocho mil años. "En principio es una tarea conjunta entre la Universidad Nacional de San Luis y el Gobierno de la Provincia. Por ahora creo que están armando lo que van a hacer y aún no comienzan. Inti Huasi es un lugar icónico, no solo para la arqueología, sino para los puntanos. Algo de esta envergadura, el trabajo mancomunado entre una universidad y una provincia no creo que se haga en otro lado, es algo anormal. Nuestro trabajo lo hacemos con subsidios que conseguimos del Estado o con nuestro sueldo", señaló y sobre las expectativas que tiene acerca de esta nueva exploración exclamó: "Siempre esperamos encontrar algo, pero es como jugar a la quiniela".


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