Custodios del pasado

Los museos tienen la función de rememorar etapas, épocas o personas que ya no están pero que dejaron su legado invaluable. El pasado siempre genera algo: nostalgia, orgullo, satisfacción. Las emociones son tantas como personas en el mundo.

Recorrer estos edificios provoca sensaciones únicas, como cada pieza, objeto o documento que se exhibe. Los primeros museos surgieron a principios del siglo XVIII y eran colecciones privadas de miembros de la realeza abiertas al público. Se los llamaba “gabinetes de curiosidades” y la gente asistía justamente para saciar la sed de conocimiento. Con el tiempo surgió la ciencia que estudia los museos y que ayuda a administrarlos. También aparecieron las técnicas de conservación de los elementos que exponen y se convirtieron en sitios de estudio, aprendizaje y recreación. En cada ciudad o pueblo hay museos, algunos de mayor envergadura y muchos otros armados a pulmón, que persiguen el objetivo de reflejar y mantener vivo el pasado. En la provincia hay varios y de diferentes temáticas.

Museo Kurteff, Villa de Merlo

Más de 200 piezas de metal están expuestas en el museo en honor a Jorge Christoff Kurteff, el artista del metal que nació el 1 de Junio de 1916 en Stara Zagora, Bulgaria; pero que las vueltas del destino lo llevaron a enamorarse de Merlo para pasar los últimos años de su vida. A mitad del siglo XX, después de la Guerra Mundial, viajó por diferentes ciudades de Europa para luego terminar en Argentina, en 1953. Vivió junto a su mujer en Buenos Aires durante 15 años, luego pasaron un tiempo en Bariloche y en 1987 se radicaron en Merlo, hasta su muerte en el año 2003. En 1998 el gobierno de Bulgaria le había ofrecido la construcción de un museo en la capital de ese país, pero Kurteff respondió que toda la obra realizada en Argentina debía quedar acá y eligió la Villa de Merlo como lugar para depositar su legado. Hoy es el primer museo argentino de metaloplástica.

Su obra es eterna y bellísima, y hoy se la puede visitar en el museo, sitio que fue su residencia, ubicado en Avenida de los Césares 2370. Cada pieza está realizada en metal, de diferentes colores y con las más variadas imágenes. Además cada una deja un mensaje inspirador, espiritual y de armonía. “Todas las cosas, por grandes que sean están hechas de pequeños detalles", supo decir.

Museo Dora Ochoa de Masramón, San Luis

Es el museo más tradicional de San Luis y está ubicado en el edificio que supo ser la vivienda del ex gobernador Alberto Arancibia Rodríguez, en 1926.

Las escaleras de mármol, los pisos de madera, los techos altos y el tipo de construcción donde todas las habitaciones desembocan al patio (hoy techado) son un viaje al pasado. La antigua casona es, de por sí, un atractivo.

En este museo hay de todo un poco. En algunas vitrinas se pueden observar fósiles y arte rupestre hallados en suelos puntanos, mientras que en otros aparadores hay de los más variados objetos antiguos como máquinas de fotos, vajilla, un tocadiscos y hasta vestimenta. De hecho está expuesto el vestido de novia que utilizó Dora Ochoa. Un lugar que vale la pena visitar para empaparse un poco de la historia de San Luis.

Museo del ferrocarril, Villa Mercedes

El museo ferroviario fue inaugurado en Villa Mercedes en 1995 y significó, para muchos, mantener vivo un medio de transporte tan querido y añorado. Está ubicado en Pedernera 635. En 1998 incluyeron el mayor atractivo, una maqueta a escala 1:87, réplica de lo que fue la playa ferroviaria de la ciudad. En ella están el viejo molino Fénix; el tendido de vía levante o mecánica externa donde se reparaban vagones radiados y se atendía el servicio de agua para locomotoras a vapor; la estación de trenes; las oficinas y el taller de señales telégrafo; el campamento de vías y obras y la garita de señales.

También el museo cuenta con antigüedades relacionadas con el oficio ferroviario: aparatos telegráficos, un teletipo del año 1960 por el cual se transmitían y recibían las novedades diarias de cada zona del ferrocarril; muebles de oficina; diversos elementos como faroles de mano para efectuar maniobras de desenganche o enganches de vagones y otras herramientas utilizadas para el mantenimiento de los trenes.

Al museo lo visitan turistas y ciudadanos, pero sobre todo asisten contingentes escolares. Los más pequeños recorren el lugar maravillados por la maqueta y los alumnos de secundaria aprenden con la información que alberga el edificio.

Muhsal, San Luis

El Museo de Historia de San Luis (Muhsal) abrió sus puertas hace cinco años con una innovadora metodología para repasar la historia. En casi todas sus salas se utilizan recursos audiovisuales, música y proyecciones de una manera interactiva. El recorrido histórico arranca en la era de los aborígenes hasta llegar a la actualidad. Algunas de las paradas del paseo son la Revolución de Mayo, la época rosista, la llegada de inmigrantes y un recuerdo permanente de próceres y artistas locales. También hay un espacio para rememorar los años nefastos de la última dictadura militar y homenajear a las víctimas de la provincia y el país. Se exhibe, además, una máquina de escribir original de Antonio Esteban Agüero, los guantes de “El Mono Gatica”, una camiseta que usó “el Búfalo” y algunos otros objetos más de reconocidos puntanos.

Museo Nativista Héctor Aubert, Villa Mercedes

El Museo Héctor Aubert de Villa Mercedes fue declarado de interés internacional por la UNESCO en 1996 por su valor histórico y patrimonial. Se encuentra ubicado en Eleodoro Lobos y Las Heras, en la zona sur del centro de la ciudad.

Posee tres auditorios, la reproducción de una pulpería, una pequeña capilla y un anfiteatro. Cuenta con una muestra de carruajes que datan del siglo XIX y atesora objetos de la década del sesenta. También está expuesto uno de los tres bustos de Molina Campos que hay en el mundo.

El nombre del museo es en homenaje al coleccionista que facilitó la obtención de las piezas que actualmente se exhiben al público.

Museo Rosenda Quiroga, San Francisco

Rosenda Quiroga nació y vivió en San Francisco del Monte de Oro. Dedicó toda su vida a la docencia y aseguran que bajo su dirección se adoptaban los mejores métodos y sistemas didácticos modernos. Fue además corresponsal durante varios años del diario La Nación y de otros periódicos de la Capital Federal, San Luis y Villa Mercedes.

En San Francisco convirtieron su casa natal en museo. Una antigua edificación sobre la calle Coronel Concha. La casa museo Rosenda Quiroga tiene siete salas y conserva la construcción original de 1850 con paredes de 90 cm de adobe, muebles y parquet originales. Aún está en pie la biblioteca con los libros que leía la docente.

Además allí se exhiben las camas originales, el juego de living y comedor, sellos, medallas y una colección de monedas. También exponen fotografías y retratos, resultados de análisis médicos, una radio de principios del siglo XX y distintos tipos de baúles.