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Reinician la búsqueda del cuerpo de Daniel Carriqueo

El ex boxeador nadaba ayer en Nogolí y se hundió antes de llegar a una isleta. Policía, bomberos y personal de la Municipalidad rastrillan en la zona del dique.

Por redacción
| 09 de febrero de 2018
Ayer empleados municipales de Nogolí, inspeccionaban en el lugar donde "El Negro" desapareció luego de pedir ayuda. (Foto: Nicolás Varvara)

Policía de San Luis, con sus buzos especializados, bomberos y personal de la Municipalidad de Nogolí retomaron esta mañana las tareas de rastrillaje para dar con el cuerpo del ex boxeador Daniel Carriqueo, quien nadaba el jueves en el dique y repentinamente su familia lo perdió de vista.

 

El comisario inspector Gustavo Ríos, jefe de la Unidad Regional V de Policía y quien encabeza el operativo de búsqueda, informó que continuaban esta mañana las tareas de búsqueda sin novedades hasta el momento.

 

La intendenta de la localidad, Claudia Pinelli comentó que el municipio colaboró con maquinas para realizar limpieza de los accesos al dique, ya que la vegetación dificulta mucho el trabajo de los rescatistas. “Fue lo primero que se hizo hoy, ya que anoche se complicó con la oscuridad y la tormenta”, agregó.

 

 

El ex púgil y actual entrenador de boxeadores tenía 45 años y estaba en excelente forma física, ya que continuaba “tirando los guantes” de vez en cuando, por afición, y en las tardes salía a correr. Eso hizo más inexplicable que haya sufrido un percance que le impidió mantenerse a flote y salir del agua, cuando estaba a unos treinta metros de una isleta hacia la cual iba.

 

“Habíamos estado hablando de cuando se metía al mar, en Puerto Madryn, y quiso hacer lo mismo”, comentó Jairo Carriqueo, mientras miraba hacia el punto donde su hermano desapareció de la superficie en las aguas del dique Nogolí.

 

“Los familiares dicen que gritó, pidió auxilio, y luego se hundió”, indicó el comisario Gustavo Ríos.

 

Un vecino del pueblo comentó que, según la versión que él escuchó, “Daniel se quejó, como si le doliera algo, o se hubiera acalambrado. Se hundió, salió y se volvió a hundir; después no lo vieron más”.

 

Salvo el comentario inicial, el hermano de la víctima no quiso dar declaraciones sobre la tragedia que envolvió a su familia. Él y su madre habían llegado anteayer de Puerto Madryn, su ciudad, para visitar a Daniel en Nogolí, donde se radicó hace cosa de cinco años.

 

“El Negro”, como apodaban sus conocidos a Carriqueo, había elegido esa localidad y su lago, a 46 kilómetros al norte de San Luis, como el lugar donde pasar el resto de su vida. Así lo recordó anoche, mientras esperaba que encontraran el cuerpo, su amigo Luis Cámara, también entrenador de boxeadores. “El otro día habíamos venido acá, con nuestras familias. Fui a tirar una botella de gaseosa y me dijo ‘eh, no ensucie, que este es mi lugar en el mundo’”, recordó.

 

Luis conserva en su celular las fotos que se tomaron ese día, en el agua, en el mismo sitio donde ayer Daniel entró a nadar, mientras su familia quedaba en la orilla.

 

Ayer, su pareja, Noelia Galarza, y sus cuatro hijos también estaban allí. Habían ido hasta un sitio que los vecinos llaman “la primera bajada”, un acceso de tierra permitido por una interrupción del guardarraíl que bordea el lago, a unos quinientos metros al sureste del murallón.

 

En todo el lago no hay ningún cartel que indique prohibición de bañarse o zonas peligrosas. Ni hay indicadores de sitios aptos para entrar al agua, “pero la gente se mete igual”, comentó la intendenta de Nogolí, Claudia Pinelli.

 

Ayer, al parecer, la familia todavía no había almorzado y Daniel se metió al agua mientras preparaban la comida. Habría tenido puestas una malla y una remera.

 

Su propósito era nadar desde la orilla oeste hacia una isleta ubicada a unos 380 metros al este. Y no le faltaba mucho más de veinte o treinta metros cuando algo se lo impidió.

 

Los vecinos cuentan que en todo el lago hay ramas y barro que pueden haberle jugado en contra para mantenerse a flote, si lo que sufrió no fue un problema de salud.

 

Sus familiares, desesperados, salieron a pedir ayuda. Su esposa, conmocionada, se resbaló o tropezó cuando intentaba subir corriendo hacia la ruta, que bordea el dique, y se golpeó, al parecer en la cabeza, con una piedra. Tuvo que socorrerla una ambulancia.

 

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