Barzola, la ultra atleta
La deportista puntana hizo podio en la competencia más larga de Argentina, los 180 kilómetros de Fiambalá y ahora va rumbo a los Alpes.
Alejandra Barzola, la ultra atleta de Concarán que vive en San Luis y entrena en el Campus Abierto ULP, completó con éxito un nuevo desafío: compitió en los 180 kilómetros de Fiambalá, la carrera de desierto más extensa del país que se desarrolló en Catamarca, al pie de la cordillera.
Alejandra trabaja en el Hospital del Oeste, es madre y ama de casa, y a los 50 años terminó cuarta en la clasificación general de damas y primera en su categoría, en el selecto grupo de 13 mujeres que pudieron completar la exigente prueba de cinco días, trepando hasta más de 5.000 metros.
Los 180 kilómetros de la atleta del Valle del Conlara quedaron cronometrados en 29 horas, 26 minutos y 26 segundos. Natali Mardones (categoría 30-39 años) ganó con un tiempo acumulado de 22:48.08.
Lo que viene para Alejandra es la imponente competencia Mont Blanc (ver recuadro), en agosto en los Alpes, que atraviesa Francia, Italia y Suiza. Con distintas distancias y dificultades, es considerada una de las carreras de trail más prestigiosa del mundo.
Un mágico desierto
La quinta edición de Fiambalá Desert Trail Makalú 2018 atravesó senderos de montaña y desierto, uniendo las ruinas incas de “El Shincal”, ubicadas en Londres, provincia de Catamarca, con el poblado de adobe de Palo Blanco, pasando por las termas de Fiambalá y las altas cumbres entre Tatón y Río Grande.
Atravesó valles, cruzó arroyos de deshielo, ascendió altas montañas, cruzó el desierto más grande de Sudamérica y durmió en pequeños poblados al pie de la Cordillera de los Andes.
“Todo eso y mucho más es Fiambalá”, así lo describe Alejandra, “Los dos primeros días fueron de montaña, mucho ascenso y piedra suelta, jornadas muy técnicas con muchas bajadas, senderos en zona donde pasaban los incas. Fue correr por unas quebradas bellísimas y al llegar a la cima bajamos a una zona amazónica increíble, en medio de árboles, senderos tapados de vegetación. Fue increíble como pasamos de piedras y una zona muy agreste, del otro lado era pura vegetación”, describe Barzola.
Ale se lesionó el tobillo izquierdo en una bajada, casi al final del segundo día. “Fue una torcedura, cundo llegué me asistieron y pude seguir. Siempre enfocada en la carrera, eso ayuda a que el dolor no invada. Pasamos a 56 kilómetros en el tercer día. Una etapa que fue para correr, con menos altura, un terreno mezcla de piedra y zona guadalosa, pero sin trepada, aunque una larga distancia que me llevó casi siete horas. Fue un día que corto cerca de las 23, con abandonos y rescates”.
Barzola habla y habla mientras fluye adrenalina: “Todavía siento que estoy corriendo”.


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