Un paso por la danza

El sanjuanino Abelino Cantos compuso la canción que reza “Sergio Soria el bailarín, orgullo de los puntanos”, solo como un resumen del paso por la danza de Soria, quien nació y creció en Juana Koslay. 

Desde muy chico, el bailarín se caracterizó por su espíritu inquieto, que se conserva hasta la actualidad. “Mi mamá trabajaba en una casa donde había una academia de folclore y una forma de mantenerme ocupado y que ella pudiera trabajar era mandándome ahí”, recuerda Soria, que tuvo así su primer contacto obligado con el folclore a los 6 años. Al poco tiempo, su madre empezó a decirle que no iría más a bailar si se portaba mal. 

La Academia Inti Huasi y Alejandro Camargo, su maestro, acobijaron a Soria hasta que tuvo 15 años e ingresó al Ballet Folclórico Provincial, que estaba integrado por 32 bailarines y era dirigido por Carmen Sosa y Daniel Ojeda. 

“Yo no estaba inscripto para la selección del ballet, fui a acompañar a un amigo y cuando vi tantos bailarines me dieron ganas de hacer la prueba y dije que había estado de viaje y que no había podido inscribirme”, dijo Sergio que al tiempo integraba la grilla de artistas seleccionados. 

El flamante ballet tuvo un año de ensayo hasta su primera presentación. Durante ese tiempo se buscaba conocer a los artistas que lo integraban para, entre otras cosas, encontrar en qué disciplina se destacaban. Sergio fue el solista de la formación. 

“Teníamos una preparación muy completa con aerobic, danzas clásicas, expresión corporal. Eso te permitía bailar e interpretar bien cada cuadro”, agregó Soria. 

Los extensos ensayos diarios y las exigencias de los maestros del ballet hicieron de este grupo un producto de calidad que representaba a la provincia. El nombre del folclore puntano llegó tanto al interior, como a un recorrido por el país. Además de una gira internacional por parte México y Estados Unidos.

Durante los 8 años que permaneció el ballet en actividad, su grupo terminó por gestarse como una familia grande. En la actualidad muchos de sus integrantes siguen vinculados de distintas formas al folclore  y entre ellos aún se mantiene un vínculo de cariño y amistad. 

“Dejé de bailar cuando tenía 22 años, en parte porque el ballet se terminó y, también, porque fui papá de mi hija mayor”, describe el artista, aunque la danza se mantiene latente hasta el día de hoy. En febrero de este año Sergio participó del homenaje a Félix Dardo Palorma, emblema de la música cuyana, en el Festival de Cosquín. De esta manera cumplió uno de sus más grandes sueños como bailarín: pisar el escenario mayor del folclore nacional. 

“Ese recuerdo es algo que voy a llevar hasta los últimos días. Si dejaste muchas cosas de lado por bailar, por hacer lo que te gustaba, perdé cuidado que no te vas a arrepentir nunca. A veces me preguntan si volvería a ser bailarín… sí, volvería”, agregó el artista de 42 años con emoción en sus ojos.  

Actualmente dentro del ambiente folclórico Soria es invocado rápidamente para que pague algún cogollo o, simplemente, para que baile al menos una zamba y deje expuesto de qué se trata bailar con pasión. 

“El folclore siempre ocupó un lugar importante en mi vida, aunque tuve otras prioridades como ser padre pero siempre estará presente”, cerró el artista que hoy espera la llegada de su cuarto hijo y se desempeña como bombero aeroportuario.