Hay desajustes tan notorios a nivel global, en la búsqueda de un hipotético y ansiado acuerdo entre progreso y medio ambiente, que solo “mostrarlos”, exime de mayores explicaciones. El hecho de que las innovaciones tecnológicas sean accesibles a cada vez más personas tiene también un costado devastador: cada año se acumulan 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el planeta.
Esa cifra implica un peso superior al de la chatarra de este tipo generada por las aerolíneas comerciales de todo el mundo, o suficientes torres Eiffel para llenar el barrio neoyorquino de Manhattan.
Así lo advirtió el informe “A New Circular Vision for Electronics-Time for a Global Reboot“ (Una nueva visión circular para la electrónica-tiempo para un reinicio global), difundido en el Foro Económico Mundial de Davos.
En la actualidad se recicla formalmente apenas 20 por ciento de los desechos electrónicos, lo que incluye computadoras en sus distintas versiones, teléfonos celulares, televisores, impresoras y una amplia gama de electrodomésticos.
La Universidad de las Naciones Unidas (UNU), coautora del reporte, pronostica que, de no producirse ningún cambio, los residuos tecnológicos podrían casi triplicarse para el año 2050.
Es difícil evaluar cuántos productos eléctricos se fabrican anualmente, según el estudio. Sin embargo, si se considera solamente a los aparatos conectados a internet, estos totalizan una suma mucho mayor que la de humanos, cuya población mundial es de unos 7.700 millones.
El informe, respaldado por siete agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), destaca que la rápida innovación y la reducción de costos han aumentado drásticamente el acceso a productos electrónicos y tecnología digital, acarreando muchos beneficios.
A su vez, esto ha derivado en un mayor uso de esos aparatos, y el efecto colateral pasa a ser la multiplicación de los desechos que los mismos generan cuando dejan de usarse. Los residuos electrónicos constituyen actualmente la basura de más rápido crecimiento en el mundo, señala el reporte.
Existen legislaciones que vuelven obligatorio el reciclaje de desechos electrónicos, tal como aseguran los coautores del informe: el Programa de Ciclos Sostenibles SCYCLE, de la UNU y el alemán Instituto para el Ambiente y la Seguridad Humana, citando el caso de la Unión Europea (UE). Así es como este año debería reciclarse 85 por ciento de todos los desechos tecnológicos generados en la UE. Sin embargo, este objetivo no se alcanzará en absoluto, observaron.
El principal desafío es recolectar esta clase de basura, y los últimos intentos de mejorar esta actividad obligando a comerciantes a aceptar aparatos obsoletos no resultaron fructíferos. De ahí que sea necesario unificar las legislaciones sobre reciclaje de desechos electrónicos en innovadores sistemas de recolección. Por ejemplo: crear conciencia entre los consumidores para que devuelvan los equipos obsoletos apenas dejan de usarlos.
Todo esto aliviará las tareas de recolección, porque el producto seguirá siendo propiedad del productor. Los puntos de reciclaje o recipientes para juntar esa chatarra son clave, pero nunca suficientes.
Según el estudio, la basura tecnológica supone una oportunidad valorada en unos 62.500 millones de dólares por año, más que el producto interno bruto de la mayoría de los países y el triple de la producción de las minas de plata del mundo.
Hay 100 veces más oro en una tonelada de residuos electrónicos que en una tonelada de mineral de oro, señala el texto.
El informe llama a crear una nueva visión basada en la economía circular y en la necesidad de colaboración con las grandes marcas, así como con pequeñas y medianas empresas, con la academia, los sindicatos, la sociedad civil y sus asociaciones, en un proceso de deliberación para cambiar el sistema.


Más Noticias