Realizan los últimos trabajos en el mirador del Dique Chico
Ahora las tareas se centran en el interior. Acondicionan los baños y la zona del restaurante-bar.
Piedra, acero, madera y hormigón son los elementos utilizados en el mirador que se construyó en uno de los costados del Dique Chico. El edificio está totalmente terminado por lo que los trabajos se centran ahora en el interior. De esta manera el Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura inició el tramo final del proyecto con el que busca resaltar turísticamente el emblemático embalse en la ciudad de San Luis.
Cristian Rasmussen, jefe del Programa Obras de Arquitectura, indicó que se trabaja en la colocación de los sistemas eléctricos, los equipos de climatización, la terminación de los sanitarios y la instalación del mobiliario en el espacio designado para el restaurante-bar.
“Esta obra nos permite recategorizar un simbólico lugar como lo es el Dique Chico y su entorno, además de que se fusiona perfectamente con todo el predio de Terrazas del Portezuelo”, señaló Rasmussen. De esta manera se creó un espacio de esparcimiento para el personal que trabaja en el Estado provincial, pero que también apunta a ser un atractivo turístico para los visitantes que llegan a conocer el conjunto de edificios gubernamentales y el Hito del Bicentenario. “Esto se transformará en un punto de encuentro, un espacio donde se podrán realizar exposiciones, muestras artísticas o simplemente disfrutar de la vista del dique y de las sierras de San Luis”, dijo el funcionario.
La obra, que tiene un costo de inversión de 25 millones de pesos, está en el tramo final de trabajo. El funcionario comentó que todavía no hay una fecha definida para su inauguración, pero que esta podría ser pronto. “Estamos, en el corto plazo, tratando de cerrar los últimos trabajos que quedan para poder ya inaugurarla”, señaló.
Al recorrer el edificio se pueden apreciar distintos aspectos de él. Por ejemplo, que la pared que da directamente al embalse es toda de vidrio, lo que permite tener una bella vista del dique y de las sierras. Otras de las particularidades de este sitio es que es un salón que tiene una superficie de 835 metros cuadrados y capacidad para 600 personas, y que se podrá dividir en dos una vez que sean instalados los paneles plegables.
Cuando uno alza la vista, se observa que el techo está construido en madera dividido en dos sectores. En uno los trabajadores lograron un efecto de ondulación con este material en color marrón; en el otro fusionaron la madera con hierro, dando un aspecto de piedras de río grises flotantes. “Tratamos de darle un giro a lo que es la construcción tradicional donde se utiliza cielo raso plano. Por eso se buscó darle al techo esta forma de ondulación que nos permita tener una buena acústica y que a la vez sea térmico. Queríamos darle un sentido más relajado y fresco al diseño”, resaltó Rasmussen.
La piedra fue utilizada para revestir las paredes exteriores e interiores, en tanto que las chapas de metal que se utilizaron en el techo en la parte de afuera, se pintaron de color óxido para que no desentone con la pirámide de Terrazas del Portezuelo. Además se comenzaron a abrir los senderos para acceder al río San Luis y se inició con la forestación del predio.
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