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“El feminismo en Argentina es pionero en un montón de luchas”

La periodista habló con Cooltura sobre las desigualdades de género y el papel que tienen los medios de comunicación para acortar la brecha.

Por Florencia Espinosa
| 16 de diciembre de 2019
"El hombre juega un papel muy importante (dentro del feminismo) porque si no el cambio no se va a lograr nunca", dijo Freijo. Foto: Marianela Sánchez.

 

María Florencia Freijo es politóloga, feminista y activista por los derechos humanos. Tiene una participación activa en redes sociales, desde donde publica contenido para los más de 60 mil seguidores que tiene en su perfil de Instagram y otros 70 mil en Twitter. Además es asesora parlamentaria y recientemente publicó su primer libro “Solas. (Aún acompañadas)”, en donde reflexiona sobre el rol de la mujer en la crianza y las tareas de cuidado. Desde su espacio, y con una voz que cada vez toma más relevancia, busca visibilizar las desigualdades de género y las vulnerabilidades sociales que viven cientos de mujeres.

 

 

—¿Por qué creés que es necesario capacitar en género a los medios de comunicación?
—Creo que estamos ante un cambio de paradigma que tiene que ver con cuestionarnos todo lo que hemos aprendido a lo largo de estos años y que como resultado tiene una gran desigualdad estructural y que también está atravesada por el género. Ante esto y las consecuencias, que se ven reflejadas en la cantidad de femicidios que tenemos en la Argentina, nos hace replantear que lo que tenemos aprendido está mal, está errado. Las maneras que tenemos de relacionarnos tienen que ser revisadas. Los medios de comunicación son formadores de opinión y en ese sentido tienen un papel en la sociedad que por eso se le llama el cuarto poder. Entonces que un medio de comunicación decida aggiornarse a esto para generar un discurso, cultura y poder de transformación social es súper valioso y urgente también. El cambio se está dando y no va a esperar a los medios de comunicación.

 

—¿Se equivocan mucho los medios cuando tratan estos temas?
—Pienso que no es tan grave lo que se dice como lo que no se dice. Es más grave lo que no se dice: cuando de repente todas las columnas de opinión de campo y economía las escriben los hombres, ahí hay un mensaje; cuando comunican un femicidio y se dan detalles escabrosos sobre el mismo y no hablan de la desigualdad estructural de las mujeres que lleva a que ese femicidio ocurra. Esa omisión de la información es lo problemático. Creo que los medios además de pedir que sus periodistas estén formados en estas cuestiones, tienen que revisar sus estructuras.

 

—¿Estos cambios se dan en otras organizaciones?
—En muchos lados sí y en otros a veces es una lavada de cara. Tiene que ver con ajustar un mensaje a un discurso que está en boga. Si eso se hace desde el marketing y no con conciencia, no sirve. Por ejemplo una empresa de cosméticos que te
habla de empoderamiento pero lo hace con un modelo de mujer cuyo físico es imposible de tener y que deja fuera a la mayoría de las mujeres no sirve de nada el discurso. Lo que es empoderante es que en la industria de la moda haya diversidad de modelos. 

 

—¿Dónde está parado el movimiento feminista en Argentina?
—Está parado en un lugar donde el mundo lo mira constantemente porque es pionero en un montón de luchas, sobre todo en América Latina. Pero además la forma de organizarse tiene una horizontalidad, pluralidad y masividad a la hora de construir agenda para influir otras regiones del mundo. Este movimiento de Argentina es muy positivo para todos los cambios sociales, no solo para lo que la gente tradicionalmente cree que son cuestiones de mujeres, sino que se están dando cambios como el pedido por la licencia por paternidad, en los contenidos educativos del colegio. Son cambios muy grandes, por ejemplo las mujeres feministas por el medio ambiente que denuncian que el sistema productivo es un sistema de explotación que empobrece a los hombres y mujeres, que obviamente las mujeres al estar en condiciones de mayor vulnerabilidad tienen una consecuencia más grande. Son luchas que empiezan a ser refractarias. Es la mujer que se posiciona a nivel
político sobre un montón de otros temas.

 

—¿Creés que tenés una responsabilidad al ser una feminista que tiene mucha voz en los medios y redes?
—Cualquier comunicador tiene una responsabilidad, a veces cuesta estar a la altura, es un ejercicio constante que uno tiene que hacer entre darse cuenta que al ser una persona pública cualquier cosa que contás o decís va a tener resonancia. Es algo con lo que convivo continuamente con diálogos internos para poder estar a la altura. Sí, sé que tengo vocación de servicio sobre comunicar temas que tienen que ver con la ruptura de estereotipos en todos los ámbitos que tienen que ver con la desigualdad de género y visibilizar causas que tienen que ver con la violencia obstétrica, el movimiento indígena campesino y rural, las madres que crían solas y también con las trabajadoras en los barrios. Esos son los cuatro ejes puntuales con los
que trabajo.

 

—¿Creés que el feminismo llega a donde más hace falta, a las mujeres más vulnerables, por ejemplo?
—Yo creo que quienes estamos más visibilizadas ahora somos las que en realidad llegamos tarde. ¿Por qué lo digo? Porque en Argentina tenemos un Encuentro Nacional de Mujeres que ya tiene más de 34 años, quienes lo conforman son  justamente líderes barriales. Después se empezó a hablar más de teorías feministas y demás. Pero el movimiento de mujeres es más grande que el feminismo. Es el feminismo el que tiene que empezar a ir a esas mujeres y aprender de ellas. Son las
que organizan las ollas populares en los comedores, son las que lograron los anticonceptivos en los barrios, son las que se organizan contra el paco, son las que denunciaron el narcotráfico dentro de los asentamientos urbanos, son las que cuidan de  las pibas cuando son abusadas y quedan embarazadas, esas mujeres que buscan precio cuando las economías entran en crisis. Sentir que porque estamos en los medios, y que porque tenemos ciertos privilegios porque estamos más formadas, somos nosotras las que tenemos que enseñar, está errado, es justamente todo lo contrario.

 

—¿Qué papel juega el hombre dentro del feminismo?
—El hombre juega un papel muy importante porque si no el cambio no se va a lograr nunca. Sentir que el hombre es el que está mirando el movimiento feminista (muchos se perciben así) es un error. El hombre tiene que estar dentro del movimiento feminista. Podemos pensar: "¿cómo adentro?, ¿va a las marchas o no?". El hombre tiene que generar cambios mucho más importantes que discutir todos los 8 de marzo o el 25 de noviembre si tiene que ir a una marcha o no. Entiendo que hay varones que quieren acompañar, en ese caso hay que respetar lo que el movimiento desde lo organizativo resuelve. Pero creo que los hombres deben preguntarse hoy otras cosas o informarse. Nos ponen el peso a nosotras del cambio. Ellos disfrutaron siempre de privilegios, es hora de que ahora también sean parte del cambio y no ponerse en una posición pasiva. Informarse, leer, cuestionar a amigos o a ellos mismos. 

 

—¿Y qué pasa con las mujeres machistas? 
—El problema no son las mujeres machistas porque si no es de nuevo poner el foco de problema en las mujeres. El problema es el machismo, que lo tenemos todos adentro y no lo percibimos. Vislumbrarlo no es hablar de empoderamiento y generar
formas estereotipadas de empoderamiento. El empoderamiento es visualizar las vulnerabilidades y entender que hay otras mujeres con esas vulnerabilidades, no creer que mi caso personal es el mundo, hay otras realidades. Mientras lo  Comprendamos hombres y mujeres la sociedad será más igualitaria.

 

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