Nicolás Razzetti
Periodista
Cambia el escenario para las exportaciones de carne
Las exportaciones de carne vacuna no dejaron de dar buenas noticias en los últimos cuatro años, pero en el cierre de 2019 las novedades no son buenas, porque hay cambios en el contexto internacional, pero también por las medidas que impulsa el nuevo gobierno nacional.
La gestión anterior puso en marcha la reinserción del producto en los mercados internacionales con la eliminación de los Roes (permisos de exportación) fundamentalmente, pero también con la salida de escena de los derechos de exportación. Es cierto que luego, por el mal manejo de la economía, se terminaron reimplantando, aunque fueron muy inferiores a los que habría en la gestión de Alberto Fernández.
Esa reinserción de la Argentina fue acompañada además en el último año por la crisis sanitaria de China, que debió salir a comprar todo lo que podía en el mercado mundial. Así, los países del cono sur terminaron enviando a ese destino el 75% de lo que embarcaron. Si en 2015 se exportaron poco menos de 200 mil toneladas, en 2019 el volumen podría llegar a ser de casi el cuádruple.
Lamentablemente el cierre de 2019 no es el que se esperaba. Hay varios condicionantes que obligan a pensar un 2020 bien diferente, nada bueno para el sector de la carne.
Por un lado hay que tener en cuenta la fuerte caída en la demanda de China. Si hasta octubre los importadores de ese país comparaban con valores que parecían no tener techo y que habían superado los U$S6.000 la tonelada, luego se produjo un proceso de reducción de los precios, que derivó en los actuales U$S4.500/4.800 por tonelada. Los exportadores locales no tienen demasiadas precisiones respecto de los motivos de la caída, se presume que China comenzó a sentir el impacto de la crisis en su oferta de carne en los precios al consumidor y que por otra parte comenzó el reordenamiento de su estructura productiva. Además, como buena potencia mundial hace sentir el peso de su poder económico.
Entonces, si durante los peores meses de la crisis de oferta por la difusión de la peste porcina africana llegó a pagar precios nunca antes vistos, a llevar volúmenes impensados y a pagar incluso por adelantado una parte al menos muy importante de cada compra, ahora la cuestión es bien diferente.
Así lo describió Mario Ravettino, presidente del consorcio de frigoríficos exportadores ABC: “En los últimos 30/40 días se produjo una debacle del mercado que lleva el 75% de lo que exporta la Argentina, pero además se está dando una renegociación de los contratos ya cerrados y un paro de los anticipos pagados”. Por eso los empresarios están pidiendo la colaboración de las autoridades del sector y de los responsables de la agregaduría agrícola en ese país. Necesitan tener más precisiones respecto de dónde están parados y de hacia dónde va el negocio.
Otro problema que tuvo el sector en los últimos años, pero que quedó solapado por las buenas noticias que dio China, fue la caída en los precios del que fue históricamente el mayor mercado de valor, es decir la Unión Europea. Lo que se está mandando a ese destino tiene los precios más bajos en términos históricos. Los valores promedio pagados por los importadores alemanes (el mayor comprador del Viejo Continente) fueron de U$S9.500 por tonelada, cuando nuestro país llegó a vender a más de U$S15.000 a ese destino.
A esos inconvenientes de mercado se suman los que genera la política local. El nuevo Gobierno dice no tener recursos para bancar el gasto público (y en este se incluye el de la política) y la deuda externa acumulada durante los años de la gestión de Cambiemos, y que eso obliga a que los privados hagan un esfuerzo “solidario” con el país, que se traduce en definitiva en más retenciones y en desdoblamiento cambiario.
El nuevo dólar de los exportadores de carne vacuna debe descontar el pago de retenciones, que al cierre de esta nota eran del 9%, el doble de lo que se pagó en los últimos meses del gobierno de Macri, aunque también por debajo de las que reimpuso el exministro Nicolás Dujovne, que fueron de 12% (incluso él pretendió que fueran más altas).
Lamentablemente la ley que al cierre de esta nota iba a tratar el Congreso Nacional le daba facultad al Presidente de la Nación para llevarlas a niveles más altos.
Las mal llamadas “retenciones” son en realidad un impuesto al que exporta o produce productos exportables, son derechos de exportación que terminan pagando los productores, por lo tanto, y si bien la industria tenía una capacidad de compra mayor de la hacienda, es probable que en adelante haya quitas en los precios o al menos que se haya terminado el margen para la suba. Todo dependerá también de cómo evolucione la oferta.
Pero el problema no se termina allí, porque al impacto negativo de los derechos de exportación hay que sumar la cuestión del diferencial cambiario. El exportador vende al extranjero con un dólar de poco más de $60, a los que hay que descontar el porcentual arancelario (retenciones) que “solidariamente” el sector hace a las arcas del Estado.
Así, el “dólar carne” sería de $51 con un descuento del 15% , pero el productor, que es quien paga esos descuentos de precios, no cobra dólares, sino pesos equivalentes al tipo de cambio que corresponde a su negocio. Y con esos pesos tiene que enfrentar sus gastos en una economía dolarizada que tiene un “dólar ahorro” 30% más caro por el nuevo impuesto correspondiente para quienes quieren atesorar, en realidad resguardar sus ahorros en una moneda que no se devalúe tan rápidamente como la local.
Por lo tanto, el descuento que sufre el ganadero (la cuenta es aplicable a los demás negocios agropecuarios) es la brecha entre uno y otro dólar. Suponiendo entonces un “dólar carne” de $50 y un “dólar ahorro” de $80, el ganadero estaría cobrando con un descuento del 38%.
Evolución de las exportaciones de carne vacuna
El último informe sobre las exportaciones de carne vacuna que publicó el Ipcva y que corresponde a octubre, da cuenta del salto enorme en los niveles de ventas y luego en el detalle da pistas de cómo se fue deteriorando el negocio, al menos en cuanto a precios hasta ese momento.
“Durante los primeros diez meses del año 2019, se registraron exportaciones de carne bovina enfriada, congelada y procesada por aproximadamente 447 mil toneladas peso producto. Utilizando los factores de conversión a toneladas res que habitualmente usa el Ministerio de Agricultura, se exportaron durante el período alrededor de 666 mil toneladas equivalente res con hueso (superior al volumen total del año 2018). A lo largo de los primeros diez meses de 2019, ingresaron al país divisas por un valor superior a los 2.400 millones de dólares por exportaciones de carne vacuna. La exportación representó el 33,3% de la producción de carne bovina obtenida en el mes de octubre de 2019”. Además destaca el informe que el promedio de embarques mensuales fue 45% superior al de 2018.
En los primeros 10 meses del año China compró 330.000 toneladas peso producto, 13 veces más que el segundo destino, que fue Chile, y adonde se embarcaron apenas 25 mil toneladas. China además es el mayor generador de divisas, aportó el 64% de los 2.400 millones de dólares facturados. El precio promedio de octubre fue de U$S5.100 por tonelada, valor 30% mayor al de octubre de 2018. Esa suba notable en los volúmenes y los precios es lo que los importadores asiáticos ahora quieren frenar y tienen el poder para hacerlo.
En tanto, en Alemania, el mayor comprador dentro de la Unión Europea, “se dio entre octubre de 2018 y el décimo mes del año 2019 un escenario de precios con una tendencia a la baja, (los precios) mostraron una variación negativa del 7%”. Traducido en billetes, durante el mes en análisis ese país pagó en promedio U$S9.500 contra los U$S10.300 de igual mes del año pasado. En todos los casos, los platos rotos los pagan los productores de carne.


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