IA Generativa: cruzando el abismo de la desilusión hacia la utilidad empresarial
Los pasos clave para que la Inteligencia Artificial cumpla sus promesas. Por Alicia Bañuelos
La nota de The Economist titulada “Bienvenidos al abismo de la desilusión de la IA” plantea interesantes cuestiones relacionadas con la implementación de la inteligencia artificial en las empresas.
La IA generativa ha encendido la imaginación de muchos, prometiendo una transformación radical en diversas industrias. Sin embargo, a pesar de las cuantiosas inversiones de gigantes tecnológicos, su implementación en el ámbito empresarial ha generado frustración.
Esta brecha entre el entusiasmo y la utilidad real se manifiesta en un estudio de S&P Global, que revela que el 42% de las empresas abandonan sus proyectos piloto de IA generativa, un aumento significativo respecto al 17% del año anterior.
Esto sugiere que, si bien la IA es fascinante, su integración efectiva en las operaciones empresariales enfrenta desafíos considerables. Este lento avance ha llevado a muchos líderes empresariales a lo que John Lovelock de Gartner denomina el "abismo de la desilusión", una etapa de desencanto que sigue a la euforia inicial en el ciclo de adopción de una nueva tecnología. Esta fase es crucial, especialmente para los "hiperescaladores" (como Google, Amazon, Microsoft y Meta), quienes continúan invirtiendo miles de millones en infraestructura de IA. La clave para ellos no es solo la inversión, sino demostrar cómo esta se traduce en beneficios tangibles y sostenibles para las empresas.
Obstáculos en el Camino: Datos, Talento y Riesgos
Las empresas se topan con varias barreras al intentar aprovechar la IA generativa. Uno de los principales es la fragmentación de sus datos, a menudo dispersos en sistemas informáticos antiguos, lo que dificulta el acceso y la integración. Además, la escasez de talento técnico especializado es un obstáculo significativo. Y, por supuesto, la necesidad de proteger la reputación de sus empresas, minimizando los riesgos de errores costosos o filtraciones de datos, es una preocupación constante. Para que la IA sea verdaderamente útil, estas barreras deben ser superadas con soluciones prácticas y eficientes.
La IA y las Dinámicas de las Revoluciones Tecnológicas
Carlota Pérez, en su obra "Revoluciones tecnológicas y capital financiero. La dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de bonanza", ofrece una perspectiva que puede ayudarnos a entender este "abismo de la desilusión". Para Pérez, una revolución tecnológica es un poderoso conjunto de tecnologías interrelacionadas que transforman la economía e impulsan un desarrollo a largo plazo. Estas revoluciones se difunden más allá de sus industrias de origen, modernizando y regenerando el sistema productivo.
Pérez presenta un modelo de cuatro fases para ordenar y examinar las tendencias recurrentes en la interacción entre el capital financiero y las oleadas tecnológicas. El Período de Instalación, una fase temprana de una nueva tecnología, es un espacio de crecimiento explosivo que origina gran turbulencia e incertidumbre en la economía. Comienza con una batalla contra el poder de lo viejo y una tensa coexistencia entre dos paradigmas. Este período incluye la Fase de Irrupción, que se produce inmediatamente después del "big-bang" de la revolución, abriendo un universo expansivo de posibilidades y despertando la imaginación tecnológica y de negocios de los pioneros. También abarca la Fase de Frenesí, en la segunda mitad del período de instalación, donde prevalece el capital financiero y la aplicación de la nueva tecnología genera turbulencia, convirtiéndose en un nuevo "sentido común" capaz de promover cambios políticos y sociales. La inestabilidad de este período explica por qué los frutos se cosechan pasadas las dos o tres primeras décadas.
Le sigue el Intervalo de Reacomodo, una etapa que se caracteriza por un proceso de cambio contextual, cuya extensión temporal es la necesaria para introducir los cambios requeridos para pasar de una economía guiada por criterios financieros a otra de sinergia productiva. Es crucial porque en él se define el modo de crecimiento particular que moldearán el mundo en las siguientes dos o tres décadas. Las etapas de euforia económica seguidas de colapsos de confianza son fenómenos interrelacionados e interdependientes, cuya causa es la misma, y que están en la naturaleza y funcionamiento del sistema capitalista. El total despliegue del potencial de riqueza de una revolución tecnológica requiere de nuevos marcos socio-institucionales, ya que el marco que acompañó a la oleada anterior resulta ahora inadecuado.
Finalmente, el Período de Despliegue se caracteriza por un crecimiento más armonioso. Este período incluye la Fase de Sinergia, donde todas las condiciones favorecen la producción y el florecimiento del paradigma ahora dominante, y la Fase de Madurez, donde se introducen las últimas industrias y productos de la revolución, produciéndose un decrecimiento de las tasas de retorno, lo cual conduce a que la atención se vuelque sobre la búsqueda de nuevas tecnologías.
Esta "desilusión" que experimentamos con la IA podría ser parte de este proceso de "desacoplamiento" entre la esfera tecnoeconómica y la socio institucional. Los avances tecnológicos producen costos sociales y la necesidad de nuevas capacidades humanas. Esto genera problemas de gobernabilidad que, con el tiempo, impulsan los cambios necesarios.
La Búsqueda de la Utilidad y la "Pendiente de la Iluminación"
A pesar de estos desafíos, los gigantes tecnológicos continúan evangelizando el potencial de la IA. Líderes como Satya Nadella y Sundar Pichai hablan de un "cambio de plataforma" y de una "red de agentes" de IA que interactúan de forma semiautónoma. Para ellos, el foco no está solo en hacer los modelos de IA más potentes, sino en hacerlos más accesibles, eficientes y, sobre todo, útiles.
Google, por ejemplo, ha integrado la IA en su motor de búsqueda con un "modo de IA" más conversacional y en su negocio publicitario. Microsoft ha hecho lo propio en su suite de aplicaciones para el trabajo y en Github, y Amazon en su comercio electrónico para mejorar recomendaciones y logística. Estos esfuerzos buscan demostrar el valor práctico de la IA en sus propios productos y operaciones.
Si estos esfuerzos son exitosos en la creación de soluciones útiles, podrían inspirar a otras empresas a perseverar en la experimentación con la tecnología. El "abismo de la desilusión" tiene una contraparte prometedora: la "pendiente de la iluminación", donde las empresas que no invirtieron en IA podrían lamentar su decisión. John Lovelock estima que esta fase de desilusión podría extenderse hasta finales del próximo año. Para entonces, los hiperescaladores tienen la tarea crucial de asegurar que la IA no sea solo una tecnología avanzada, sino una herramienta verdaderamente útil para las empresas.
En última instancia, el éxito de la IA generativa en el ámbito empresarial no dependerá solo de su inteligencia, sino de su capacidad para ser útil. Como señaló el cofundador de Anthropic, Dario Amodei, en la conferencia de Microsoft: "No miren hacia otro lado. No parpadeen". Es un llamado a las empresas a mantenerse atentas a las posibilidades de la IA y encontrar formas innovadoras de hacer que esta tecnología trabaje para ellas. La superación de la fragmentación de datos, la inversión en talento y el desarrollo de IA más "inteligentes" en su capacidad de memoria y acceso a datos serán clave para que la IA finalmente cumpla sus promesas.
Foto: publicada en Andaluciainforma.eldiario.es


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