Nosotros y los mitos
Vivimos momentos extremadamente graves, y no podemos darnos el lujo de no pensar. Por Alejandro Olmos Gaona
Ese viejo sabio que era Fu Lao Chang, siempre reflexionaba sobre los mitos y sus origenes, tratando de desentrañar su causas y también sus consecuencias inevitables. A veces recurro a sus enseñanzas, para apartarme un poco de tanta frivolidad libresca que abunda en los autores conocidos que se citan y copian siempre. A Fu Lao lo conocemos muy pocos y siempre estuvo alejado de los vanidosos círculos intelectuales, tratando de bucear aquí y allá en las personas comunes, y como muchas veces se dejan seducir por esos mitos, a los que se sigue sin que nadie intente ir mas allá en su consideración.
Viendo lo que ocurre estos días con la prisión domiciliaria de la Sra. de Kirchner, que se ha convertido en la ocupación excluyente de los medios, de funcionarios opinadores, y de la enorme legión de personas que la siguen y admiran, como si fuera lo único que importa en la Argentina de hoy, me preguntaba cuál es el significado de tanta irracionalidad coyuntural. de tanto seguidismo inútil, de tantos oportunistas, que enfrentados con la máxima dirigente del peronismo, hoy se acercan a ella como si la sentencia de la Corte Suprema hubiera borrado de golpe tantas críticas y diferencias.
Entiendo a todos aquellos que de buena fe, advierten como la Corte Suprema a través de una decisión a las apuradas y con un innegable trasfondo político, impidiera su participación en las elecciones y decidiera excluirla a perpetuidad de la función pública, pero me repugna esa vasta legión de especuladores y profesionales de la política, que solo hacen cálculos sobre la conveniencia de tal acercamiento, por pura conveniencia electoral, o por tener una suerte de protagonismo mediático en estos turbulentos días.
También me parece inaceptable, que proclamen tanto su inocencia o su culpabilidad aquellos que no tienen la menor idea del derecho penal, no conocen la causa, las supuestas pruebas existentes en la misma, y las posibles arbitrariedades perpetradas por los magistrados intervinientes y solo se dejan llevar por sus preconceptos ideológicos, y por criterios sectarios que solo ponen en evidencia la precariedad de sus argumentos. Equivocadamente asimilan esta prisión y su consecuente inhabilitación con la sufrida por el Gral. Perón en 1945, y su exclusión de la vida pública durante 18 años, olvidando que son circunstancias distintas, donde en un caso hubo una decisión del Poder Ejecutivo, y en este caso una decisión del Poder Judicial, más allá de que se la pueda cuestionar.
Pero lo más preocupante, es que debido a la centralidad de la prisión de la Sra. de Kirchner, los graves problemas que existen en la Argentina, (pobreza, marginalidad, aumento de la deuda pública, violación del estado derecho, desempleo, caída del consumo, abandono de la inversión pública, desmantelamiento de institutos de investigación, deterioro de la salud pública, jubilaciones indignas, salarios depreciados, privatizaciones injustificadas, estafas realizadas desde los más altos estamento del Estado, etc etc.), han sido dejados a un costado, y solo sean mencionados al pasar, ya que en este momento solo importa esa prisión privilegiada, y las consecuencias que muchos le adjudican para impedir el triunfo del peronismo en las próximas elecciones, especialmente en la provincia de Buenos Aires.
Cristina Kirchner ha sido convertida en un mito y como tal no existe forma alguna de cuestionarla en sus acciones, sus gobiernos, sus elecciones políticas, sus tremendos errores. Acciones que comprometieron nuestros recursos naturales, que sometieron a la Argentina a jueces extranjeros, que dañaron el patrimonio de YPF, su negativa pertinaz a investigar la deuda, y solo pagarla y refinanciarla, y creer en que su palabra era el paradigma de la verdad y de lo que se debía hacer, aunque los resultados de los últimos años demostraran con claridad su equivocación.
El sectarismo visceral que nos ha envenenado, donde siempre el enemigo es el otro, y el pensamiento crítico no se ejerce, permite que no se vea con claridad la realidad de lo que pasa, y se caiga una y otra vez en los clichés militantes, en frasecitas de ocasión para actos partidarios, en convencerse de que la movilización de una horas es suficiente para lograr cambios. No se advierte que mientras esas acciones se limitan a lo de siempre, los que ejercen el poder se hacen cada vez más fuertes, ejecutan con precisión el saqueo de nuestra riqueza, y se apoderan de todo aquello que pueda ser rentable y que todavía está en mano del Estado, para continuar con un escalada de negocios que depredadará cada díamás las posibilidades de recuperación de nuestra economía.
Con una dirigencia política mediocre, oportunista, que muestra todo el tiempo sus precariedades e ineptitud en el Congreso de la Nación, no hay posibilidades que algo cambie en la Argentina de hoy, excepto seguir fortaleciendo la acciones cuasi dictatoriales del presidente Milei. ¿Que cabe hacer entonces?: informarse, debatir, buscar consensos, denunciar, resistir la injusticia y la arbitrariedad, y NO CALLARSE NUNCA. Organizar grupos de discusión y formación, movilizarse a través de proyectos comunes y rigurosos que sirvan para volver a poner de pie a nuestro país. Ejercer el pensamiento crítico y no hacer seguidismo, o dedicarse a un vacuo ejercicio de consignas que no sirven para nada. No creer en ilusiones que son producto de voluntarismos que siempre se chocan con la realidad.
Vivimos momentos extremadamente graves, y no podemos darnos el lujo de NO PENSAR, y solo seguir gregariamente viejas consignas y modelos del pasado que nada tienen que ver con el mundo de hoy. El fracaso de diversos modelos que se ensayaron está a la vista, no tenemos que volver a caer en los mismos, y menos ignorar la enseñanzas del pasado. Como dijera George Santayana " Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla". La repetimos varias veces, y es hora de terminar con tantas décadas de claudicaciones, con tanto exitismo inútil de lo que íbamos a ser y no fuimos, con décadas de fracasos, y postergaciones. Hay que hacer un NUNCA MAS de lo que no sirvió, y luchar para salir adelante de manera definitiva.


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