Maniataron, amordazaron y asesinaron a golpes a un anciano en la zona oeste

Los golpes que presentaba el cuerpo de Carlos Jesús Camargo, los rastros de sangre y el desorden que había en su casa hicieron deducir, desde el momento inicial, que el vecino del barrio Kennedy, de 76 años, había sido asesinado. Dado que la puerta principal de la casa y su respectiva reja estaban entreabiertas y no fueron forzadas; sospechan que quizás el anciano le abrió al agresor, y que este sea un conocido.

Daniel Eduardo Camargo, uno de los hijos de la víctima, contó que había quedado con su padre en pasar por su casa, ubicada en Sargento Cabral 75, entre la avenida Juan Gilberto Funes y Chubut. “La última vez que hablé por teléfono con él fue ayer a la tarde (por el miércoles). (Hoy) me comuniqué por teléfono y no respondió”, expresó. Eran cerca de las 8 de la mañana.

Jorge Castro, de Relaciones Policiales, informó que Camargo es jubilado –sería policía retirado– y vivía solo. El vocero dijo, además, que Daniel, el hijo que lo halló este jueves, trabaja en el área de recolección de residuos de la Municipalidad, y que había acordado con su padre pasar a verlo a su domicilio al salir de trabajar, para tomar unos mates.

“Cuando miré al suelo (en la entrada de la casa) vi sangre. Atiné a abrir la puerta. Cuando entré vi que estaba en el piso, todo revuelto en la casa, sangre por todos lados”, relató Daniel. “Lo golpearon y le habían atado la boca", agregó el hijo. Según detalló Castro, el anciano “estaba tirado en el pasillo del comedor, ensangrentado”.

Al ver ese cuadro, lo primero que pensó es que a su padre “lo asaltaron y lo molieron a palos”, refirió. Daniel no pudo en ese momento precisar si faltaba dinero o bienes de la vivienda; él fue quien llamó al 911. Los primeros en llegar fueron los efectivos de la Comisaría 4°, con jurisdicción en la zona, quienes, al ver el cuadro, convocaron a personal del Departamento Homicidios, quien está a cargo ahora de las averiguaciones.

Cerca de media mañana, el juez de turno, Marcos Flores Leyes, fue al lugar con personal del juzgado y siguió de cerca el trabajo de los distintos peritos. El magistrado dijo que no hablaría del caso. Quizás lo haga este viernes en una rueda de prensa. 

A las 11:20 arribaron dos perros rastreadores con su guía. Los llevaron para tener una orientación sobre hacia dónde pudo dirigirse el o los agresores.

Primero, uno de los animales salió desde la puerta de la casa de Camargo, avanzó por Sargento Cabral hacia el sur, giró hacia el este, por calle Chubut y cruzó hacia la vereda oeste de Santa Fe. Dio unas vueltas entre los domicilios próximos a esa intersección y regresó. Ahí se perdía el rastro. El otro perro hizo idéntico recorrido, solo que caminó unos pasos más por Santa Fe, hacia el norte. Pero no se movió de la zona. “Es posible que acá hayan subido a un vehículo que los esperaba o a un taxi”, supuso Castro. En el cruce hay un domo.