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Pareja de "motochorros" asaltó a dos jóvenes en pleno centro

Las víctimas se defendieron, le sacaron las llaves de la moto al ladrón y bajaron del taxi a la mujer, que pretendía escapar.

Por redacción
| 31 de julio de 2019
Asaltante. Él y su cómplice se escondieron detrás de un contenedor de basura. Foto: Policía de San Luis.

Iban camino a casa. En la madrugada de este martes, cerca de las 02:20, dos amigas fueron asaltadas por una pareja de "motochorros" en Colón y Lavalle, en  pleno centro de San Luis. La Policía detuvo a los delincuentes cerca del lugar del hecho.

 

La oficina de Relaciones Policiales solo informó que el ladrón tiene 23 años y su cómplice, una mujer, 29. Señaló que les secuestraron la Motomel 150 en la que circulaban, y que ambos fueron trasladados a la Comisaría 1ª, dependencia que tiene las actuaciones.

 

Las dos víctimas tienen 25 años. S.R., una de ellas, le contó a El Diario que salió de trabajar y que su amiga la fue a buscar para que no volviera sola a su casa. Dijo que caminaban por Lavalle cuando desde atrás de un contenedor salieron los delincuentes y las sorprendieron. Fue cuando iban a tomar un taxi, ya faltaba para llegar a su domicilio.

 

“Los ladrones eran más altos que nosotras y robustos”, recordó. Dijo que el varón agarró a su amiga y su cómplice, a ella. “Mi amiga logró zafar, el chico la persiguió pero no la alcanzó. Yo me quedé forcejeando con la chica. Después él volvió y me agarraron entre los dos. Me exigían que les diera mi celular, que me lo había regalado un amigo hace una semana, y yo me resistí. Por suerte no estaban armados. Estaban encapuchados, pero les vimos las caras. Me tiraron al piso y empezaron a pegarme patadas entre los dos, porque no les quería entregar el teléfono y porque no lo encontraban entre mis ropas”, narró.

 

Después de forcejear un largo rato, hallaron el celular y se lo sacaron junto al documento. “Por suerte, mi amiga tuvo una reacción bastante inteligente. Como ella pudo desligarse de los dos, empezó a tocar timbre, para pedir ayuda. Yo también gritaba, pero me tapaban la boca, me tenían en el piso”, dijo la víctima, quien reconoce que haberse resistido al asalto no era la mejor opción, por lo peligroso.

 

Después de que le sacaron el teléfono apareció un hombre que pasaba en bicicleta y que las ayudó tirándoles escombros a los delincuentes, para ahuyentarlos.

 

Eso fue lo que motivó al ladrón a escapar. Y, al parecer, no le importó su compañera. Él se dispuso a huir solo en la Motomel. “Cuando se subió a la moto, yo lo empujé y se cayó. Los dos estaban anonadados, porque me resistí mucho, no esperaron mi reacción. Se quedaron tildados sin saber qué hacer”, recordó.

 

En ese momento, la asaltante quedó sola con las dos víctimas. El ciclista que auxilió a las chicas y otros dos muchachos que también pasaban en bicicleta las socorrieron. Las damnificadas comenzaron a defenderse de la ladrona y a recriminarle que se dedicaba a delinquir y a hacer daño.

 

Entre medio de esa situación, el delincuente, que estaba en el piso tras la caída, se levantó. “No se dio cuenta que le saqué la llave de la moto, para que no se vaya”, dijo S.R., que piensa que esa fue otra buena pero arriesgada idea para truncar el asalto.

 

Por los gritos, fueron cada vez más los vecinos y transeúntes que quisieron saber qué pasaba. El ladrón se vio acorralado y comenzó a caminar con la moto al lado a contramano por Lavalle. Según la víctima, la Policía lo atrapó media cuadra antes de llegar a San Martín.

 

En cuanto a su cómplice, caminó por Rivadavia. “Se tomó un taxi casi en la puerta del Comedor Universitario. Junto a otras personas que estaban ahí lo paramos, la hicimos bajar y le pedimos el celular, pero no lo tenía. Después llegó la Policía y la detuvo”, relató S.R.

 

La chica dijo que su amiga resultó ilesa y que ella sufrió golpes en la cara y en el cuerpo y una herida en un dedo, que debieron entablillallarle. Contó que la atendió en el lugar una ambulancia del Sempro y que le colocaron un calmante.

 

Luego fue junto a su amiga a la comisaría a hacer la denuncia. “Estuvimos hasta las ocho de la mañana declarando. Tuve que irme, porque me sentía mal, y volver después. Estuve hasta el mediodía. Al chico le secuestraron mi celular”, contó. “Estoy cansada de que nos vean vulnerables por el hecho de ser mujeres”, concluyó.

 

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