22°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

22°SAN LUIS - Viernes 26 de Abril de 2024

EN VIVO

"Me gusta escribir lo que siento y cantar lo que escribo"

La autora de "Despacito" compara hacer una canción con confeccionar un traje a medida. Y dice que la composición es filosofía, psicología y talento.

Por Florencia Espinosa
| 19 de octubre de 2020

El mundo entero tarareó "Despacito", aquella canción que fue furor en todos los países y que cantaron todos independientemente del idioma. Detrás de ese éxito, y de muchos más, está Erika Ender. La panameña es cantante y compositora y ha escrito temas para los más famosos artistas de habla hispana, como Daddy Yankee, Chayanne, Luis Fonsi o Gloria Trevi, entre muchos otros.

 

Su último trabajo, esta vez, la tiene como protagonista desde su faceta de cantante. "Darnos un día" es su nueva canción, que se estrenó junto con un video que es parte de una serie musical, en la que cada canción va entrelazada con otra y, entre todas, cuentan una historia. "En la última, la lección es que la vida es como los ojos de quien la mira; la felicidad no es una búsqueda, sino una actitud que uno toma diariamente", dijo Erika en exclusiva a Cooltura desde su casa en Miami.

 

—¿Cómo te sentís en este rol de cantante? Porque lo fuerte de tu carrera siempre ha sido componer.
—Siempre ha sido algo paralelo. Yo empecé mi vida formalmente dentro de la industria cantando, a los 16 años, con mi primer disco en mi país. Lo que pasa es que de pronto hay otros territorios donde me conocen más como compositora que como artista, porque no he entrado como cantante: Argentina es uno de ellos. Conocen mucho más de mí como compositora que como artista. Sí existe esa dualidad de toda la vida, pero hay una diferencia entre un artista que tiene 7 discos en el mercado, versus una compositora que tiene más de 200 discos con sus temas colocados. Pero el rol es de toda la vida, me he sentido muy cómoda porque me encanta poder no solo escribir lo que siento, sino cantar lo que escribo.

 

—El año pasado cantaste con Alejandro Lerner en Argentina, ¿cómo fue esa experiencia?
—Ha sido un sueño, crecí escuchando que el escenario más importante de Argentina es el Luna Park, y mi querido Alejandro me invito a cantar. La respuesta de la gente fue maravillosa y yo quedé queriendo volver muchas más veces a ese país.

 

 

 

—Con "Despacito" rompiste todos los récords como compositora mujer latinoamericana. ¿Cómo fue el proceso de creación de esa canción?
—Igualito que con cualquier otro, no hubo ningún ritual distinto, ningún amor adicional. Con el mismo amor y responsabilidad con que lo he hecho todo en mi vida y mi carrera. Entré a ese estudio con Fonsi, con él queriendo hacer una transición, y con el reto de ingresar a la música urbana, que es lo que está en tendencia en este momento, sin cambiar su esencia y siendo creíble. La gente amó mucho más lo que estaba haciendo, tal es así que el mundo entero terminó cantándolo. Y ahí ves la importancia de la semilla de la industria. Una gran canción con un gran artista siempre va a hacer una gran diferencia. Y nosotros lo hicimos de la forma más orgánica posible, con una guitarra. Después de eso, Fonsi estuvo buscando a los productores para que hicieran el arreglo como él se sintiera cómodo, entró Daddy Yankee y le puso el rap. Luego de 4 meses de estar en primer lugar en muchísimos países del mundo, Justin Bieber la escuchó, se enamoró de la canción y decidió hacer un remix. Lo demás es historia.

 

—¿En qué te inspiraste para la canción? ¿Qué historia hay detrás?
—Yo creo que un poquito de parar la inmediatez de la sociedad que estamos viviendo, hoy por hoy el amor se encuentra en un catálogo, en aplicaciones en el teléfono. Y no es que yo esté en contra de que el mundo evolucione, la tecnología está para ayudarnos y acercarnos, pero la tecnología sin valores no tiene valor. Entonces, hay que tratar que la persona entienda la virtud de la paciencia en un mundo de inmediatez. Lo podemos ver en las relaciones de hoy, nadie se termina comprometiendo y al final todo el mundo está vacío porque no existe profundidad.

 

—Cuando componés una canción, ¿tenés en cuenta al artista que la va a cantar?
—Si yo me dedico nada más a hacer canciones por hacerlas y ver a quién le queda, no tiene el mismo valor que si yo me siento con alguien y le retrato el alma y la mente. No es lo mismo comprar una ropa a que alguien te diseñe una prenda que te vaya perfecto. Y ese es mi trabajo

 

—Es un trabajo de lectura importantísimo.
—Es filosofía, psicología, contacto, poder conectar y el talento, obviamente, que hace que eso se vuelva una canción. Para mí el alma está en poder conectar con la persona para la que voy a escribir, y ahí hacer la diferencia.

 

—Tenés una fundación, Puertas Abiertas, ¿de qué se trata?
—Es una consecuencia de cómo nos criaron a mi hermana y a mí en mi casa. Mis padres son médicos con alma de artistas que ejercen la medicina por servicio, con un alma altamente idealista. Yo creo que cuando uno hace las cosas de corazón, se crean milagros y cuando uno siembra bien, cosecha bien. Me enseñaron de pequeña a utilizar mi talento con un propósito.

 

—¿Cómo fueron tus inicios en el arte?
—De pequeña era una gran vocación, una gran inquietud. Yo pedía en Navidad micrófonos y guitarras, no muñecas. Desde pequeña tenía claro lo que quería ser. Después aprendí a componer, a la par de que aprendí a escribir. Cuando ya fui creciendo y esto se volvió una profesión, en mi país no fue complicado crecer; toqué todas las puertas. Cuando llegué a EE.UU. se me complicó mucho, por el hecho de ser mujer, tal vez, y por el hecho de ser muy joven. Porque no estaba la visión de que una mujer pudiera escribirles a hombres, como sí existía la visión de que los hombres pudieran escribirles a las mujeres. No es lo común que una mujer componga, somos una minoría. Con todo eso yo me tiré al ruedo, nadé contra la corriente, me inventé las que pude para mantenerme a flote. Y gracias a eso fueron muchos colegas los que confiaron en mí.

 

—¿Sentís que sufriste prejuicios y te costó un poco más por ser mujer?
—Totalmente. Pero soy el tipo de persona que trata de no mirar el lado malo para no frustrarme. Entonces yo decía "bueno, la canción les pareció muy femenina porque como la estaba cantando yo no tuvieron otra visión, le voy a decir a un colega varón que la cante". O, "bueno, les pareció muy femenina porque vieron el nombre de una mujer, le quito el nombre y que escuchen la canción, y luego les digo que era yo"; e inmediatamente después de que veía que esa canción entraba, yo era la primera que llamaba y decía "soy yo, soy mujer, yo la hice". Y así busco empoderar a otras, porque sé lo difícil que es el camino, quiero que otras personas sepan que sí se puede, que soy un ser humano ordinario como cualquier otro, pero he sido capaz de hacer cosas extraordinarias porque me lo he propuesto. Que todos lo podemos hacer y creo profundamente en la capacidad de la mujer. Yo creo que somos extraordinarias en todos los sentidos y lo que tenemos que hacer es mostrar los resultados, compartir y hacer equipo con los varones para que entiendan que no queremos atacarlos, sino sumarnos a una sociedad donde tengamos más equidad y donde podamos ser remuneradas por lo que valemos.

 

—¿Cuál es el género que más te gusta componer, en cuál te sentís más cómoda?
—No veo a la música por género, no soy el tipo de persona que les pone etiquetas a las cosas. Me gusta fluir. Me puede nacer una canción movida o una balada. Tengo muchas baladas, porque soy muy letrista y ese ritmo me permite expresarme más. Pero no tengo un género favorito. Lo que me gusta es poder tener la tranquilidad de que la melodía me deje contar historias para cambiar la vida de la gente, llámese como se llame el ritmo.

 

—No tenés un género predilecto, pero sí un tema. Se nota que es el amor.
—Le escribo al amor, pero también les escribo a las problemáticas sociales. No quisiera decir canciones de protesta, pero sí de conciencia. Lo que más he escrito es al amor y al desamor. Es lo que más nos une, las relaciones humanas son las que nos están martillando el corazón y la mente. Y es lo que más me piden. También me sirve como terapia. He tenido relaciones en mi vida, me he divorciado dos veces y así como he conocido el amor en su más alta profundidad, he conocido una separación en su dolor más agudo. Me ha servido la música para decantar eso, para desahogarme.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo