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"Ser auténticas es hacer lo que nos gusta"

Una socióloga de 43 años es uno de los fenómenos del 2020 en las redes sociales. Consiguió más de dos millones de seguidores en YouTube y otros tantos en Instagram con una receta simple: hacer recetas simples.

Por Florencia Espinosa
| 26 de octubre de 2020

Con 2,6 millones de seguidores en su canal de YouTube y casi 2 millones en su perfil de Instagram, Paulina Cocina se consagró como una de las influencers del 2020. Si bien su programa de cocina nació hace diez años por diversión y hobby, las redes sociales lo potenciaron y la cuarentena, a raíz de la pandemia, aumentó mucho más su llegada al público. Millones de personas buscan recetas y consejos gastronómicos, pero además buscan divertirse con sus desopilantes videos, con coreografías y ocurrencias.

 

Carolina Puga, tal como evidencia su documento, tiene 43 años y se define más como creadora de contenido que como una cocinera clásica. De hecho es socióloga, una actividad que dejó de lado para emprender el nuevo rumbo de crear comida y mezclar sabores por las redes sociales.

 

La mujer, que dialogó en exclusiva con Cooltura, aseguró que en YouTube tuvo reproducciones equivalentes a veinte puntos de rating en la televisión y que sus seguidores son “amorosos y fieles”. Escribió dos libros de cocina y descubrió el secreto para triunfar en el universo de las redes: simpleza, complicidad y un contenido que atraiga a espectadores ansiosos.

 

Su función es tan sencilla como las recetas que hace. Es condición que sus menús se hagan con ingredientes simples y de vez en cuando deja ver algunos errores. Una cocinera desfachatada que trascendió la cocina.

 

—Hoy por hoy, ¿te sentís más influencer que cocinera, o al revés?
—Siempre me sentí más productora de contenido de internet que cocinera, no es de ahora. Siempre lo mío fue ser creadora de contenidos.

 

— ¿Cómo cambió el contenido en tus redes a partir de la pandemia?
—No cambió en nada. La diferencia principal es que se me hace muchísimo más incómodo filmar, porque siempre filmaba con alguien que me ayudaba y ahora no es así, hago todo sola, a veces con un poco de ayuda de mi marido, pero nada más. La consecuencia es que mientras antes filmaba cuatro videos, ahora produzco dos y voy todo mucho más lento. O sea trabajo más, pero el contenido no cambió.

 

—¿Qué sentís al ver el cariño que te demuestran en las redes sociales?
—Es re linda la buena onda que demuestra la gente todo el tiempo. Más allá de eso, yo no me agarro mucho del cariño, es algo muy lindo y todo, pero también es algo que no sé medir. Digo esto con base en mi propia experiencia y en el cariño que yo le pueda tener a personajes que hacen algo que me gusta y a los que no conozco. Por eso no me agarro mucho de ahí. Pero sí es muy lindo sentir que uno hace algo y tiene un efecto y le gusta a la gente, y le sirve a mucha gente. Y eso es lo máximo, diría que es lo más lindo dentro de todo lo que hago en mi trabajo.

 

—¿Cómo fueron los comienzos de Paulina Cocina"
—Paulina Cocina nació hace como diez años en Barcelona. Estaba haciendo un doctorado, estaba medio aburrida, necesitaba algo para divertirme, algo como un juego conmigo misma, como jugar a "Utilísima". Así fue como nació. Después se fue transformando hasta llegar a ser un programa de cocina de verdad. Pero en el inicio la idea era otra cosa.

 

 

"A mis hijos les encanta decir que tienen una mamá youtuber. Ellos y mi marido me ayudaron muchísimo desde el principio del programa"

 

 

—¿En qué medida tu familia te apoyó en este proyecto?
—Mis dos hijos y mi marido me apoyan al cien por ciento. Para mis hijos, decir que tienen una mamá youtuber es algo que les encanta. Y mi marido trabaja en este proyecto codo a codo conmigo. Desde el inicio me apoyaron, afortunadamente. Ahora es muy fácil apoyar cuando te va bien, pero desde que comenzamos estuvieron siempre.

 

— ¿Tuviste que acostumbrarte a la exposición? ¿Te afectó en algo?
— Con la pandemia uno no sabe mucho cuánta exposición tiene porque no sale de su casa. Antes de la pandemia sí. Es algo completamente nuevo para mí, tiene cosas muy lindas.

 

— ¿Como cuáles?
— Es lindo que la gente te reconozca en la calle. La que me sigue a mí es un amor, son superamorosos, superubicados, por ahí te piden una foto, te dicen algo lindo. Igual es algo a lo que hay que acostumbrarse. No es lo que haga la gente, es el sentirte observada todo el tiempo. Entrar a un lugar y saber que hay mucha gente que sabe quién sos. Eso al principio es muy raro.

 

—A la hora de subir contenido, ¿elegís mostrarte tal cual sos a pesar de que eso a veces reste seguidores?, como ocurrió cuando apareciste con el pañuelo verde, que muchos seguidores se enojaron.
—Sí, en algunos aspectos sí y en otros no tanto. Yo creo que tampoco se trata de mostrarse uno o de emitir opinión el cien por ciento de las veces, no creo que sea así. Es algo más visceral, lo hago cuando me sale. Ahora muchas veces me sale opinar de algo y a veces digo “¿para qué me metí en esto?”. Igual, en ese ejemplo no estoy hablando puntualmente del aborto, sino de otras cosas, en general. Pero es más visceral, es como que a veces no me aguanto y siento que tengo que decir algo sobre determinados temas.

 

 

 

—¿Creés que ser auténtica suma en las redes?
—Creo que lo que suma es gente haciendo algo que ama hacer, más allá de la autenticidad. Creo que ser auténtico pasa por ahí, por hacer algo que te gusta mucho hacer, eso es lo que suma, en cualquier lugar, en cualquier profesión. La gente que suma es la que hace con amor y alegría su trabajo.

 

—¿Sufrís por los haters o no te afecta? ¿Cómo manejás eso?
—No tengo muchos haters, no recibo muchos mensajes de odio. A veces recibo alguna opinión, que no me molesta para nada que sea contraria a la mía. Aunque cuando viene con mala leche, hay veces que me afecta, depende del día en que uno esté y otras veces trato de no darle bola. Generalmente no contesto, no bloqueo, pero depende de la situación. No es lo más habitual. A mí me sigue mucha, mucha gente y juro que por cada mensaje feo recibo tres mil muy lindos, muy emocionantes. Entonces le doy solo el lugar que tiene, que es ínfimo.

 

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